Gobernante que atente contra los ritos de la vida debe ser calificado nefasto para la humanidad

Gobernante que atente contra los ritos de la vida, impidiendo el acceso a lo necesario, debe ser considerado nefasto para toda la humanidad.

Más allá de las creencias religiosas, políticas, sociales y económicas o de la región del planeta en la que se desenvuelvan, todos los seres humanos tenemos unos ritos que dominan nuestra cotidianidad.

Durante siglos, los estudiosos del comportamiento humano creyeron que los actos de la cotidianidad eran cosas sin sentido que cada quien va aprendiendo de manera automática.

Sin embargo, se ha demostrado que una rutina sólida ayuda a nuestras energías mentales a enfrentar y superar los caprichos de los estados de ánimo, con hábitos apropiados para elevar día tras día nuestra formación en todos los ámbitos de la vida.

Los rituales cotidianos son comportamientos que cada uno de nosotros, de acuerdo con las tareas que nos corresponda, practicamos de manera constante e invariable cada día para sentirnos seguros de que podemos cumplir esas tareas.

Es parte del desarrollo humano, un proceso generacional que le permite a cada individuo acumular experiencias para una transformación esencial de su época, de su generación.

Cuando en el lugar donde desenvolvemos nuestras actividades cotidianas ocurre, como está ocurriendo en Venezuela, un atraso en la conducta y las instrucciones que percibimos, surge la incertidumbre. Es posible que ciertamente estemos entrando en un momento de regresión evolutiva que puede conducir a mayor destrucción del entorno, o sea parte de un proceso necesario para avanzar en el desarrollo y crecimiento de la sociedad.

Lo cierto es que la cotidianidad de los venezolanos está alterada. Eso no es sano y las medidas gubernamentales parecen promesas sin cumplimiento posible.

La necesaria rutina de todo venezolano necesita, por ejemplo, productos de aseo personal, jabón, champú, crema dental, colonias y todo lo usado para cuidar la piel y el cabello. Indispensable para todos el papel higiénico. Además de las toallas sanitarias para las mujeres. Luego viene el café, azúcar o papelón. Los alimentos básicos, indispensables para desayuno, almuerzo y cena. Esos no son caprichos, son necesidades de todos los cuerpos humanos, sin importar su color, su ubicación en la escala social, sus ingresos, las tareas que cumple o sus inclinaciones políticas. La rutina de la gran mayoría incluye ciudades limpias, con buenos sistemas de transporte, buenos servicios de electricidad, agua en las tuberías de todas las viviendas, buenas comunicaciones telefónicas y demás servicios de telecomunicaciones, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, diversión diurna y nocturna, sin que su vida peligre a cada momento.

Así las cosas, todos, sin distingos, debemos coincidir en que todo gobernante que por su ceguera ideológica, capricho o ignorancia, atente contra los ritos de la vida, impidiendo el libre acceso a lo necesario, debe ser considerado nefasto para toda la humanidad.

Es cuestión básica para derrumbar la manipulación del odio de unos contra otros. Es cuestión básica para que cada uno de los venezolanos aprenda a amarse a sí mismo para poder amar a los demás.

@jajogra

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