El colectivismo, junto al socialismo del siglo XXI, lo único que le trajo a los pueblos donde se implantó fue la destrucción de la economía privada, la anulación de las libertades individuales y el estancamiento de los avances tecnológicos.
Los demócratas-liberales europeos cayeron bajo los regímenes autocráticos-dictatoriales, los italianos bajo el fascismo de Mussolini (1922-1943) y los alemanes bajo el nazismo de Hitler (1933-1945), que inicialmente mostraron simpatía hacia el nuevo liderazgo porque podían poner orden a un desorden consecuencia de la crisis política y económica que surgió finalizada la Primera Guerra Mundial. Fue así como los italianos beligerantes, al darse cuenta de la tendencia totalitaria del naciente régimen fascista, escogieron la vía del colaboracionismo prestando un mínimo de colaboración al nuevo líder, con la esperanza de que (apoyando los esfuerzos para solucionar los problemas que presentaba el país) podían mantenerse políticamente activos para cuando las circunstancias políticas cambiaran y pudieran reforzar la lucha para tener un gobierno democrático.
Esta beligerancia generó un enfrentamiento que nació con la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y se propagó con la guerra civil española (1936-1939). Se complicó por la participación, en esa contienda, de los países gobernados por una parte, por el régimen fascista de Italia acompañado por el nazifascista de Alemania y por la otra, por el régimen comunista de la Rusia-soviética que generó un conflicto social, político y bélico, preámbulo de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Fue un hecho histórico que dividió el mundo en dos bloques. El Occidental, Europa occidental y EEUU. Y el bloque oriental de Europa y Rusia. Estos dos bloques estuvieron divididos y separados por 28 años (1961-1989) por un muro de 155 kilómetros construido, desde el Norte hasta el Sur, por la Rusia soviética para dificultar la fuga de ciudadanos del bloque oriental hacia occidente, que dio vida a la guerra fría. El muro fue derrumbado en 1989 desde la parte oriental por los alemanes en busca de libertad.
El colaboracionismo (sinónimo de traición) con el socialismo del siglo XXI trajo dolorosas consecuencias en los países que victimizó, porque por socializar destruyeron la economía privada, que es la única fuerza capaz de generar riqueza y bienestar sostenible con una evolución positiva y con mejoras de las condiciones sociales de los pueblos, complementado con el esfuerzo individual de superación personal resultado de un proceso educativo y de formación para el trabajo. Este es el modo de alcanzar un proceso constante de mejoras en el orden humano, basado en la cooperación efectiva entre el capital y el trabajo, resultado de un sistema apropiado de educación básica, salubridad pública y salud personal, física y mental; de profesionalización y avances en innovación tecnológica y estímulo a la producción. No con ayuda directa del Estado sino con estímulos para la producción y a las exportaciones de productos nacionales manufacturados con alto valor agregado. Es decir, cooperación sistemática versus colaboracionismo engañoso que propician los regímenes que impulsan un sistema de organización social y económica basados en la propiedad y administración colectiva de los medios de producción y distribución de los bienes. El colectivismo es la antítesis de las libertades individuales de un Estado democrático.