Para el exministro de Obras Públicas, José Curiel es de vital importancia que el próximo gobierno democrático que dirija Venezuela tome medidas inmediatas, como aceptar la ayuda humanitaria internacional.
Unas pocas cifras pueden resumir la situación de pobreza, de angustia y dolor del pueblo venezolano: entre el año 2013 y el año 2017 se han perdido cuatro millones de empleos productivos. Según el CENDA el ingreso promedio del trabajador, o sea, el salario mínimo más el bono alimentario expresado en dólares, era de un poco más de 250 dólares mensuales en 1998. Este se fue derrumbando como consecuencia de la incapacidad, la corrupción y la concepción marxista del régimen hasta llegar en noviembre del año 2017 a aproximadamente cinco dólares. O sea, ¡cincuenta veces menos! Por eso hoy unos 4,5 millones de venezolanos comen solo una vez al día y a veces cada dos días. El 80 % come solo dos veces al día, mientras que otros comen de la basura. Según Caritas 280.000 niños pueden morirse por desnutrición. Se suma a esto que más de la mitad de los hospitales no tienen agua potable, ni realizan operaciones. Han reaparecido enfermedades antes erradicadas, como la malaria y la difteria.
El próximo gobierno democrático que dirija el destino de esta nación debe tomar medidas inmediatas, entre otras aceptar la ayuda humanitaria ofrecida por diversos países e instituciones del mundo, que este gobierno inhumano se niega a aceptar; implementar un programa de alimentación escolar de inmediato para combatir la desnutrición infantil y promover la asistencia escolar; impulsar un vasto plan de reconstrucción de escuelas, hospitales y vías para mejorar los servicios públicos y generar empleos rápidos; promover de inmediato la inversión privada nacional e internacional para aumentar la oferta de productos y generar empleos productivos, o sea, todo lo contrario a la política del actual régimen que se mantiene en el poder.
Aparte de lo ya mencionado, creo que es indispensable establecer en todas las instituciones educativas programas de educación cívica así como de educación para el trabajo. Hablo de educación cívica para recordarnos que el país es de todos y que todos somos responsables de su futuro. Hay que empezar por respetar las leyes, desde no “comerse” la luz roja del semáforo hasta respetar los recursos del Estado. El que roba está robando a todos y cada uno de los venezolanos. Educación para el trabajo para que cada quien se sienta orgulloso de labrar su propio futuro y no tenga que depender de la manipulación del régimen con las necesidades de la gente.
¡Necesitamos un cambio ya!