Con la crisis diplomática abierta con España tras la mutua expul-sión de embajadores motivada por las sanciones de la Unión Europea contra el presidente Nicolás Maduro y otros altos funcionarios, entre ellos Diosdado Cabello, la crisis venezolana también estuvo presente en la visita a Moscú del presidente argentino Mauricio Macri, previo a la próxima cumbre mundial de las grandes potencias económicas que se celebra en Davos (Suiza).
Venezuela se está convirtiendo en un tema cada vez más preponderante en las agendas de las principales potencias. La preocupación mundial es manifiesta ante la alarmante crisis humanitaria en Venezuela y las derivas cada vez más radicales y autoritarias del gobierno de Maduro.
En el exterior crece el consenso para desconocer no sólo a la Asamblea Nacional Constituyente sino incluso las próximas elecciones presidenciales por la falta de garantías democráticas y electorales.
Macri aprieta el botón
Todos estos temas gravitaban en la primera visita de Macri a Moscú celebrada el pasado 23 de enero. La ocasión parecía propicia para el mandatario argentino, quien se ha erigido en el principal detractor hemisférico contra Maduro.
Por ello, y sabedor de que visitaba a un aliado estratégico venezolano como el presidente ruso Vladimir Putin (como también lo fuera con anterioridad del kirchnerismo), Macri no tardó en poner el tema venezolano en la agenda.
Según reseñan los medios argentinos, la reunión entre Macri y Putin fue distendida y cordial, diferente a la primera reunión mantenida durante la cumbre del G20 en China el año pasado, en el que afloraron algunos roces.
No obstante, y como suele ser habitual con algunos mandatarios internacionales que visitan Moscú, Putin no acudió puntual a la cita en el Kremlin. Macri esperó media hora en el imponente salón de recepción plagado de estatuas y cuadros que rememoran las glorias del zarismo, desde Pedro y Catalina la Grande hasta Nicolás I.
La mención a Venezuela surgió cuando Macri hizo un repaso por el panorama latinoamericano. Consideró que “la región es un lugar de paz, salvo en Venezuela, que tiene un régimen donde no se respetan las garantías constitucionales ni los derechos humanos”.
Según afirmaron medios argentinos presentes en la reunión bilateral, las palabras textuales de Macri provocaron un silencio sepulcral en Putin, junto a un gesto facial adusto. Hasta allí el tema Venezuela, aunque queda claro que Macri aprovechó la ocasión para intentar un gesto de complicidad por pare de Putin sobre el problema que representa el gobierno de Maduro para América Latina.
La silenciosa reacción de Putin tiene varias lecturas. Obviamente, no quiso atender el problema venezolano, del cual mantiene una posición firme de apoyo a Maduro, y menos ante un mandatario abiertamente contrario a ese gobierno como es el caso de Macri.
No obstante, las sanciones internacionales contra el gobierno venezolano, particularmente las de la Unión Europea y EEUU, podrían suponer un hipotético punto de inflexión en un líder tan enigmático como Putin. Rusia tiene en Venezuela un socio estratégico en materia energética y militar, toda vez para el Kremlin supone una especie de “cabeza de puente” para operaciones hemisféricas.
Las sanciones de Trump
Puede que el silencio de Putin estuviera también enfocado en qué es lo que está planeando su homólogo estadounidense Donald Trump con respecto a Venezuela. En este sentido, evitar dar declaraciones con sentido conclusivo puede resultar para Putin una estrategia acorde con sus intereses.
Es por ello que un foco de atención sobre la crisis venezolana se ubique en Washington. Venezuela también tuvo su lugar en el primer discurso sobre el Estado de la Unión realizado por Trump ante el Congreso estadounidense este martes 30.
Allí, cuando le tocó hablar de su política exterior, Trump presumió de haber impuesto “duras sanciones” a las “dictaduras comunistas y socialistas de Cuba y Venezuela”. El tema venezolano ocupó su atención junto a Corea del Norte, Irán, Afganistán, la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico y Al Qaeda.
Pero Trump también tuvo espacio para hablar de los dos principales rivales de Washington en la supremacía global, China y Rusia, aliados estratégicos venezolanos.
En su discurso, el mandatario estadounidense los calificó de “rivales” junto a “regímenes díscolos” como el venezolano, con los que EEUU se enfrenta porque “desafían nuestros intereses, nuestra economía y nuestros valores”.
Para confrontarlos, Trump apeló a la necesidad de que EEUU adopte “una fuerza sin par” como “el medio más seguro para defendernos”. Palabras que seguro no pasarán desapercibidas en Moscú y Beijing.