AD retoma su papel histórico tras más de dos décadas sin presentar candidato a las elecciones presidenciales

Tras más de dos décadas sin presentar candidato a las elecciones presidenciales, AD retoma su papel histórico de liderar un proceso unitario proponiendo como candidato a Ramos Allup.

La subestimación política de Acción Democrática es histórica. Son muchos los que en estos casi 77 años de vida de El Partido del Pueblo, lo han visto con desdén. Ha sido así incluso antes de su fundación con las siglas que hoy se conoce, pues al Partido Democrático Nacional (PDN), que lo precedió, lo llamaban el partido del autobús, por la supuesta poca militancia que lo nutría.

Así lo reconocía Rómulo Betancourt, el más destacado fundador de ambas organizaciones, cuando afirmaba: “El PDN fue, en sus comienzos, una organización de bolsillo. (…) Y sí creció numéricamente y formó aguerridos equipos de jefes políticos y de capaces dirigentes obreros, estudiantiles y profesionales, fue porque tuvo doctrina propia, plataforma extraída de lo entrañable nacional, vocación de combate y agónica fe proselitista. Fue una verdadera preparación para lo que sería luego Acción Democrática”.

Luego de fundarse AD, continuó la subestimación. Subestimaron al partido, López y Medina para luego arrepentirse. Lo despreció Pérez Jiménez, quien juraba haberlo desaparecido cuando lo ilegalizó, para volver después, cómo Betancourt volvía a ser Presidente por elección universal, directa y secreta. Tuvieron esa actitud connotados líderes democráticos como Luis Herrera, quien por ganarle las elecciones al candidato adeco se ufanaba de acabar con El Partido del Pueblo. Aunque luego se diera cuenta de su error al ser sucedido en la presidencia por otro militante de AD como Carlos Andrés Pérez, quien fue el líder de una nación anhelosa de progreso y bienestar.

Ahora nos encontramos con el mismo fracasado retintín de la desaparición de AD, cuando ha sido ilegalizado arbitrariamente en dos oportunidades, en menos de un año, por el gobierno de Maduro. Ah, pero en las dos oportunidades, desde la dirección política de AD, apelamos al pueblo y nos legalizó a  punta de adhesiones masivas.

Reconocemos que en los primeros años del gobierno de Chávez el partido perdió influencia en la vida nacional, porque se nos adjudicaban las culpas por el fracaso de la democracia. Se cometieron errores que teníamos que exculpar y lo hicimos.

En ese largo tránsito diferimos nuestras aspiraciones de timoneles de la lucha por el discreto, pero útil papel de amalgamar la diáspora opositora nacional. Apoyamos, por veinticinco largos años, otras opciones políticas, candidatos de otros partidos y no presentamos precandidaturas presidenciales. Sin embargo, en ese largo limbo nos dedicamos a reconstruir la organización y hoy no hay localidad donde no haya un comité local del partido del pueblo.

Por eso muchos nos subestimaron, al sorprenderse de nuestros avances y legítimas aspiraciones de retomar nuestro papel histórico de liderar un proceso unitario, que es el más riesgoso de nuestra historia política. No renunciaremos a él. Trabajamos para articular la mayoría democrática que quiere un cambio para detener esta crisis, causada por una ideología sin sustento exitoso en ninguna parte del mundo.

Buscamos amalgamar a la oposición que sabe de nuestro compromiso antireeleccionista. Por ello proponemos el nombre del más experimentado de nuestros líderes, Henry Ramos Allup, para que después vengan otros demócratas a continuar la obra, y superar esa labor primigenia de liberación de esta tiranía. Tendemos nuestra mano amiga para que nos acompañen los ciudadanos de buena voluntad.

@EcarriB

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