Venezolanos huyen del peor salario del planeta

Para enero de 2018, el sueldo mínimo del venezolano cayó a la cifra de
1,80 dólares al mes, la gran mayoría de trabajadores del sector
público comienzan a abandonar sus puestos de trabajo porque estos
sueldos no sostienen la vida de nadie

No tenía un mes el reciente aumento de salario mínimo, cuando la
administración Maduro anunció otro incremente de 57,99%, al subir de
248.510,41 a 392.646,00 bolívares, también subió el bono alimenticio,
con el cual viene ocurriendo una situación particular y es que la
pérdida de valor del bolívar no es lo único, el Ejecutivo ha estado
dando aumentos en Unidades Tributarias (UT), las cuales, al no ser
incrementadas según el alza inflacionaria, para mantener ocultas las
cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), también ha otorgado
nuevas UT para que el bono alimenticio (Cestaticket) incremente.

El bono aumentó 66,66%, desde 549.000 a 915.000 bolívares. Estos
incrementos los hace el Ejecutivo en el marco de una hiperinflación,
en que los economistas y principales analistas señalan que en
Venezuela hay un alza de precios sobre 110% al mes. Si se anualizara
el reciente incremento que decretó el Ejecutivo, este sería de 799,92%
en el año, que comparado con la subida del valor de la canasta
alimentaria familiar, la cual avanzó en 3.828,92% en el último año,
los venezolanos siguen percibiendo uno de los peores salarios del
mundo.

Los principales trabajadores afectados son los del sector público, del
gobierno nacional, de los regionales y municipales, así como de
empresas del Estado, las cuales hundidas en las pérdidas y la mala
administración no tienen manera de cubrir sueldos que permitan al
venezolano enfrentar la realidad económica que los azota. Se está
produciendo junto a la diáspora una deserción en masa de trabajadores
estatales, los cuales tienen mayor incidencia en el sector salud, en
que ya hay reportes de hospitales en ciudades del interior de los
estados que han quedado en total abandono, sin personal. Lo mismo está
ocurriendo en el sector educativo, más de la mitad de profesores y
maestros en escuelas públicas han dejado sus trabajos abandonados para
irse a otros países, la mayoría ni siquiera renuncia, sino que
terminan yéndose sin avisar incluso.

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Para enero de 2018, con datos consolidados, el salario y el bono
alimenticio, sólo permitían dar cobertura a la canasta alimentaria
familiar en 1,87%, quedando el salario mínimo del venezolano en apenas
1,80 dólares al mes. Registros mercantiles, oficinas públicas de todo
tipo, comienzan a mostrar un rostro de abandono y puestos vacíos ante
la huída del personal, la gran mayoría que forma parte de la diáspora
venezolana. El salario mínimo en Venezuela ha perdido total sentido en
el desempeño económico, lo que obliga a una realidad distinta, el
sector privado que ha logrado mantenerse en pie en medio de la crisis,
tiene la posibilidad de reinventar la relación laboral con sus
trabajadores para mantener algunas operaciones en pie.