Ante los graves problemas que vive el pueblo venezolano el gobierno es indiferente

Ante los graves problemas que vive el pueblo venezolano el gobierno es indiferente. Oye el reclamo de todos como quien oye llover y solo se ocupa de mantener el poder, sea como sea.

La única ocupación del grupito que ha privatizado en su exclusivo provecho el Estado que es de todos, es maniobrar para quedarse, con absoluto desprecio por la Constitución y los derechos de todos los ciudadanos. La más reciente manipulación -con ellos nunca se puede decir la última al hablar de trapacerías- ha sido arrimar la farsa electoral un mes para acumularle las elecciones de concejales y diputados regionales, cuando Primero Justicia y Voluntad Popular están ilegalizados y vetada arbitrariamente la tarjeta de la Unidad, la más votada de la historia de Venezuela. Y las garantías que ofrece son sin garante, pues su cumplimiento depende exclusivamente de su palabra, a estas alturas más devaluada que nuestra maltrecha moneda.

Que el exgobernador Falcón se haya prestado a este montaje, rompiendo con la Unidad y a pesar de lo que han manifestado los rectores universitarios y la Conferencia Episcopal, en quienes hasta ayer confiaba como árbitros en la escogencia de la nominación unitaria que aspiraba, deja muy mal paradas sus  condiciones de líder, lo cual lamento sinceramente porque lo aprecio y valoro. Se dice mucho que en este error se ha dejado llevar por malos consejos de quienes lo rodean. En ese caso, debería mejorar sus compañías.

El alboroto armado por el aparato de propaganda oficial para recibir y difundir con fanfarria la inscripción de su candidatura, bastarían para que un político de su experiencia se dé cuenta de a qué interés está sirviendo. No me sorprendería su rectificación ni tengo problemas en admitir que la deseo.

Los venezolanos queremos votar pero así no. Que a la humillación de nuestra cotidianidad no sumemos la humillación de la perversión del voto. La ruta del voto es la ruta democrática, cívica y pacífica, pero un simulacro no es ruta, sino una calle ciega. Queremos votar porque queremos cambiar la situación en que nos han metido las políticas, las acciones y omisiones y las corruptelas.

En eso, la Mesa de la Unidad Democrática sintoniza con el sentimiento mayoritario. Con lo que manifiestan actores muy diversos de la vida nacional. Con lo que dice el venezolano empobrecido que sufre la hiperinflación, la escasez, las cada vez menores oportunidades de empleo decente, la partida de jóvenes que se van a otros países a ver si por allá lejos consiguen labrarse el futuro que aquí ven cerrado. Allí convergen AD, PJ, VP, UNT, Causa R, el MPV y todas las restantes organizaciones alineadas con la política unitaria.

Esa vasta mayoría del pueblo venezolano debe unirse en un amplísimo frente con una agenda clara y concreta, por la defensa de nuestro derecho a cambiar pacíficamente, en elecciones libres y limpias esta dura realidad cuya prolongación es una perspectiva tenebrosa. Todos los sectores en todas las regiones. Sin exclusiones. Sin sectarismos políticos ni sociales. Un verdadero encuentro nacional.