A cinco años del papado de Francisco

  •  Tras un lustro como máximo exponente de la Iglesia católica en el mundo, la autora presenta una radiografía de los cambios que ha hecho, Jorge Bergoglio, el papa Francisco. Y advierte en su análisis que “algunos críticos pueden tener la razón en el sesgo populista de algunas posturas del papa, cuyo discurso se asimila a cierto populismo simplista de ciertos sectores de la izquierda en cuanto al funcionamiento de la economía y en particular, a su actitud bastante condescendiente hacia la dictadura castrista y a la de Venezuela”.

Hace cinco años el humo blanco salió de la chimenea de la capilla Sixtina el miércoles 13 de marzo: el veredicto de los cardenales nombró por primera vez en trece siglos a un papa no europeo y por primera vez, a un latinoamericano, y también, por primera vez, a un Jesuita.

Después de cinco años de su elección, el papa Francisco continúa la tarea que se propuso de intentar una transformación profunda de la Iglesia. Golpeada como todas las instituciones políticas por los embates de la mundialización, debilitada su influencia por el auge de los grupos protestantes en zonas en donde ejercía un monopolio desde hace siglos, como es el caso, principalmente, de América Latina, las denuncias de pedofilia por sacerdotes encargados de centros de enseñanzas de jóvenes, todo ello no ha contribuido a facilitarle la tarea y ya su papado está siendo sometido a duras críticas.

Sin embargo, vale la pena señalar las reformas que Francisco ha ido imponiendo durante estos cinco años de ejercicio de su misión.

A partir de 2016 los cardenales no europeos constituyen por primera vez la mayoría en el seno de lo que constituirá el conclave de cardenales.

También el papa ha roto con ciertas costumbres adjudicadas por tradición al oficio cardenalicio. Cargos como la responsabilidad de la biblioteca del Vaticano, siempre detentado por un cardenal, hoy el actual titular del cargo no ostenta el título de cardenal. De igual manera, nombramientos de sedes episcopales en Italia, los obispos nombrados no han sido nombrados cardenales.

El papa Francisco ha demostrado la voluntad de hacer sentir su voluntad de cambio y demostrar la universalidad de la Iglesia, nombrando cardenales a quienes ocupan puestos en lugares lejanos en donde nunca se había nombrado a un cardenal, como el nuncio en Siria, los obispos en Haití, Rangún, Bangkok, Laos, Bangladesh, Centro África, en las islas Tonga.

En Francia el papa Francisco goza de gran popularidad, las empresas de sondeo le otorgan 78% de opiniones favorables, en cambio, en el seno de los católicos practicantes su popularidad ha bajado notablemente. De igual manera, su popularidad ha bajado en Estados Unidos en donde los católicos lo consideran “demasiado ingenuo”. El viaje papal a Chile ha sido una de las causas de su cuestionamiento por la forma cómo trató el caso en obispo chileno que supuestamente ocultó casos de pedofilia cometidos por un sacerdote, aunque luego Francisco presentó excusas  por haber “herido a las víctimas de abusos sexuales de la Iglesia en Chile, sin embargo, persistió en su actitud de que le presenten pruebas que demuestren la culpabilidad del obispo acusado de encubrimiento de los culpables. Una de las actitudes del papa Francisco que ha chocado con el poder patriarcal/machista desde el comienzo de su misión papal, es su defensa de las mujeres y su denuncia  de la “cultura machista”, de la “esclavitud sexual” y de la violencia que sufren las mujeres a manos de los hombres. Como lo declaró en su reciente viaje al Perú “No nos está permitido mirar de lado y aceptar que tantas mujeres, sobre todo adolescentes, sean maltratadas en su dignidad”. “Es lastimoso constatar hasta qué punto en este mundo que está bajo la protección de la Madre de Dios, las mujeres son desvalorizadas, despreciadas y expuestas a la violencia”. No es casual que estas declaraciones sobre las agresiones hacia la mujer, el papa las haya pronunciado en el ámbito de América Latina, en donde le feminicidio se ha convertido en una práctica innegable: el caso de México es el más dramático.

El otro tema que también le ha valido criticas al papa, sobre todo en los sectores nacionalistas y de la derecha soberanistas, es el caso de los inmigrantes que están llegando masivamente a Europa, unos huyendo de la guerra en Siria, otros, por razones económicas. El papa ha exhortado varias veces a que se les de acogida a los refugiados. Para él se trata de un drama de personas “expulsadas de sus tierras” por dirigentes dispuestos a “derramar la sangre de inocentes”. El papa, nieto de inmigrantes italianos recuerda que María y José  tuvieron que huir debido a un decreto romano. “En los pasos de María y de José, hay muchos pasos, las huellas de las familias que hoy se ven obligadas a partir”. Las declaraciones del papa, reflejan el drama que viven hoy también los venezolanos, que por su número, es el mayor éxodo de población que hemos visto en lo que va de siglo. Ni en el siglo XX, teatro de los mayores totalitarismos que ha conocido la humanidad, no se llegó a un número de personas y en tan poco tiempo, huyendo de su país, como es en la actualidad el caso de Venezuela.

El otro motivo de críticas además de los casos de pedofilia, son las dificultades del papa de reformar y sanear las finanzas vaticanas.

Otros motivos, según las encuestas, es la acusación de ser demasiado complaciente hacia el Islam por sus múltiples llamadas a la instauración de la paz. A la solución del conflicto Israel/Palestina, a que los sirios recobre “la dignidad de cada persona”, a reconstruir el tejido social independientemente de la “pertenencia étnica o religiosa”. Igualmente hace un llamado a la Corea del Norte para que las posturas bélicas sean solventadas y se instaure la confianza recíproca en “pro del interés del mundo entero”. También surgen críticas por su progresismo hacia los tema de sociedad, como el caso de la flexibilidad demostrada hacia los homosexuales y las parejas divorciadas. La opinión pública de sectores católicos europeos y estadounidenses, al criticar la postura liberal del papa hacia la homosexualidad y el divorcio, ignoran la mirada de un papa argentino que se ha forjado una visión del mundo mestiza en la que se contemplan las diferencias culturales en la manera de ejercer y de practicar las creencias religiosas. Tras el Descubrimiento de América, el éxito de la Iglesia Católica se debió en gran medida, a haber admitido rasgos de las religiones primigenias en el culto de la Iglesia. El sincretismo religioso no es desconocido para el papa Francisco, como tampoco lo son, la manera particular de ser católico en otras partes del mundo. El auge de los grupos y sectas protestantes, en las zonas más alejadas del planeta, le han demostrado que la Iglesia tiene que mostrarse más flexible, y más ejemplar si quiere detener la hemorragia de fieles que ha progresado notablemente en los últimos años.

En realidad, en términos de la flexibilidad del papa por temas de sociedad, sus exhortaciones por la paz, la defensa por la dignidad de las mujeres, no deberían haber críticas. Se trata de apelar por que impere la sabiduría en el comportamiento humano y se deseche la violencia, en un mundo en el que la simultaneidad de la violencia se ha convertido en la norma.

En lo que algunos críticos pueden tener la razón, es en el sesgo populistas de algunas posturas del papa, cuyo discurso se asimila a cierto populismo simplista de ciertos sectores de la izquierda en cuanto al funcionamiento de la economía y en particular, a su actitud bastante condescendiente hacia la dictadura castrista y a la de Venezuela.

Veremos cómo se sigue desenvolviendo este primer papa latinoamericano y primer jesuita y cuál será la huella que dejará en la historia del catolicismo.