Venezuela está arruinada por los ladrones populistas y por los defensores de patrañas que quieren controlar al pueblo necesitado.
El Foro de Sao Paulo es creado en 1990 por Fidel Castro para ser un aparato unificador del comunismo en toda América Latina, dar nuevo aliento al régimen comunista de Cuba tras la caída del muro de Berlín y el descenso en picada de la Unión Soviética. La idea era tomar inicialmente el control de dos países poderosos de Latinoamérica: Brasil y Venezuela para desde allí financiar la rendición del resto de América Latina a los pies del castrocomunismo. Esta organización decisiva necesitaba dentro de cada país el apoyo resuelto de organizaciones no gubernamentales que son las que brindan el músculo político, y que a su vez son apoyadas por organizaciones internacionales con apariencia de legalidad. Son miles y miles de estas organizaciones con los más variados fines en su superficie. Con activistas de todo tipo. Junto a estas ONG están los medios de comunicación que se movilizan en masa para defender los intereses de estas organizaciones y, por ende, del Foro de Sao Paulo.
El castrocomunismo está por toda nuestra América Latina, infiltrado en universidades, colegios, gremios de artistas e intelectuales así como en academias. Desde allí han controlado la ideología que guía todos sus fines perversos, implantan las premisas filosóficas del indigenismo y la etnicidad con la idea torcida de que el hombre está definido por su raza y por su línea sanguínea, en vez de estarlo por la capacidad de razonar. La etnicidad y el indigenismo han sido utilizados para fragmentar las naciones donde quiera que tienen la mala suerte de tener miembros del Foro de Sao Paulo… es decir, TODA América Latina, sin mencionar las intromisiones castristas allende los mares del Continente.
La ideología castrista es la confluencia de la izquierda y los grupos terroristas y anarquistas de toda Iberoamérica. Una mescolanza de indigenismo, teología de la liberación y defensa medioambiental. Pero todos tienen en común la defensa de la Cuba castrista.
Uno de los postulados de esa organización es: “las Fuerzas Armadas constituyen una de las amenazas más serias a la construcción de la democracia política en Latinoamérica”. Tomas Borge, sandinista y miembro del FSLN, dijo que “los ejércitos sólo sirven para dar golpes de Estado y para reprimir al pueblo… son un cáncer en nuestros países… no hay razón para que sigan existiendo.”
Pero ya todo está acabando. Están al descubierto las cabezas del castrocomunismo. Son delincuentes todos. Se va cerrando el círculo: unos muertos, otros destituidos por facinerosos; otros fuera del poder y sin influencias; las FARC y el ELN de Colombia anarquizadas, a pesar del control de drogas y de armas en la región. Venezuela está arruinada por los ladrones populistas y por los defensores de patrañas para controlar al pueblo necesitado, y sin más líder que la corrupción y el poder que les permite seguir en posesión del Estado.
Debemos terminar de entender que el problema de estas alimañas solo los puede resolver el pueblo de cada nación, porque no son mayoría. Son solo regentes porque el poder reside en Cuba.
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