*Venezuela es el terreno perfecto para escuchar, oír y hacerles caso a los hijos de los «revolucionarios», hoy atrapados entre su propia época y la herencia paterna.
La forma cómo fue saludado, espontáneamente promocionado en los más diversos medios europeos y ahora triplemente premiado en Francia el libro «Hija de revolucionarios», adquiere en el caso de la autora, Laurence Debray, el valor simbólico de la post-revolución, particularmente valioso ya no solamente en Francia, pero igualmente en Venezuela y América Latina como un todo.
Un libro triplemente premiado
La autora, quien precisamente más que cualquier otra persona de su generación puede identificarse como «hija de revolucionarios», tiene mucho que contar sobre su familia. Sus abuelos paternos son de tradición francesa conservadora. Los maternos, igual en Venezuela. Su padre, el revolucionario nato, es Régis Debray, el político francés quien acompañó al Che Guevara en su expedición boliviana, fue apresado y estuvo encarcelado en Bolivia por su cercanía con el Che. Sigue siendo un prominente intelectual de la izquierda francesa.
No menos revolucionaria ha sido su madre, la venezolana Elizabeth Burgos, quien acompañó a Régis a Cuba y más tarde, fue muy activa en Bolivia para lograr la libertad de su esposo. Les nació una hija, Laurence, quien conoció en su infancia los campamentos de pioneros cubanos en Cuba.
La madre de Laurence, Elizabeth Burgos, muy joven se unió a la gesta guerrillera. En materia universitaria, se ha especializado en «etnopsicoanálisis», es investigadora de L’École des hautes études en sciences sociales, de París. Autora de varios libros, fue directora de la Casa de América Latina de Paris y del Instituto Cultural Francés de Sevilla, y también ha sido agregada cultural de Francia en Madrid. Es colaboradora semanal de Zeta y sus artículos son seguidos por una amplia audiencia internacional.
Laurence adoptó su propio camino, nada menos que en la banca norteamericana, templo sagrado del capitalismo, donde hizo carrera trabajando en el stock Exchange de Nueva York. Se casó con Émile Servan-Schreiber, hijo de otra eminencia de la intelectualidad francesa, el escritor y pontífice de la centroderecha, Jean-Jacques Servan-Schreiber.
De vuelta a Francia para ocuparse de sus dos pequeños hijos, Laurence escribió dos libros que «revolucionan la revolución» – una biografía del ex rey de España Juan Carlos, y muy recientemente, una obra donde su propia biografía de «Hija de revolucionarios», coloca en el banquillo los ideales que otrora fueron los de sus padres.
El libro ha tenido en los pocos meses que circula, una repercusión notable en la prensa francesa de cualquier tendencia política y la propia Laurence protagonizó un agudo enfrentamiento ante cámaras de TV con el seguidor de Chávez en Francia, Jean Luc Mélanchon.
Los antecedentes familiares de Laurence Debray Burgos la colocan no solamente entre dos dogmas políticos, sino también entre dos continentes. Desde Zeta, le pregunté acerca de la premiación que acaba de recibir su libro «Hija de revolucionarios».
– Un libro que posiblemente debía traerte problemas con medio mundo, resultó premiado por ese mundo. ¿Cómo lo explicas? ¿Por qué crees que te premiaron y cómo te sientes con esos tres increíbles premios?
Laurence: – Mi libro fue apreciado por unos jurados de lectores muy agudos, porque se trata de diputados de todas las tendencias políticas para decidir el premio de los diputados; los de estudiantes de todos los dominios universitarios para el premio de los estudiantes; y los mejores periodistas y analistas políticos del país, para el premio del «libro político».
-Lo que más me emociona, es lo unánime (de los tres premios), porque es la primera vez en 27 años de existencia de estos premios, que un solo libro recibe los 3 premios.
-También me emociona que es la primera vez que una mujer tan joven (incluso si con mis 41 años no soy ni tan joven), ha sido premiada.
– Quizás desde que Macron fue electo para el poder (presidencial) Francia le brinda a partir de ahora su suerte a la nueva generación y a una nueva generación también de las mujeres. Lo que más me gusta, es que los premios son otorgados dentro de un marco oficial de la Asamblea Nacional, bajo el esplendor de la República, lo que permite a los ministros y los intelectuales discutir ese tema durante los debates públicos. Lo cual es prueba del vigor democrático en Francia, su vitalidad. Los franceses ya no se dan cuenta de la suerte que tienen. Cuando el trabajo de escribir, que es austero y largo, a menudo ingrato, ha sido saludado por los diputados, por el presidente de la Asamblea Nacional, ministros y ex ministros, esto es muy impresionante. Lograr a tocar a los lectores de diversos ámbitos, es la consagración para un escritor.
-Los temas en mi libro son de compromiso político y de la transmisión, que ilustré gracias a la historia de mi familia y de mis abuelos hasta el día de hoy, son temas universales. Ser juzgada por la generación anterior es una dinámica universal. Dialogar con la Historia, cuestionar los prejuicios, me parece que es una actitud sana. Algunos pueden sentirse ofendidos, porque están más acostumbrados a la admiración ciega y al culto de la personalidad, pero aquello es un pase para mejor comprender el futuro.
Terminada la mini entrevista y felicitada la triple ganadora, sólo cabe extender el mensaje de Laurence a los centenares de hijos de venezolanos, cuyos padres, por sus creencias o actividades políticas «amarran» sus descendientes a unas inútiles fidelidades hoy carentes de vigor y actualidad, pero sobre todo, de sinceridad ante su propia vida.