La formación profesional de Henri Falcón supera la media de muchos políticos venezolanos, incluyendo candidatos presidenciales

Por Jaime Granda

La formación profesional de Henri Falcón supera la media de muchos políticos venezolanos, incluyendo candidatos presidenciales.

Lo que está ocurriendo con  Henri Falcón parece ir más allá de lo ocurrido con Andrés Velásquez, Enrique Mendoza, Manuel Rosales y otros provincianos que desafiaron a la oligarquía caraqueña en pos de la Presidencia de la República de Venezuela.

El último día de abril, el doctor, profesor emérito de la Universidad alemana de Oldenburg y autor de varios libros publicados en diversos idiomas, Fernando Mires, destacó la extrañeza de que la candidatura de Falcón se convirtiera en el blanco de los más viles ataques, injurias e infamias que es posible imaginar.

Agregó que en Venezuela no existe un falconismo, como sí hay un chavismo, un madurismo y de algún modo, un caprilismo, pero “sí existe una ideología anti-Falcón cuyas connotaciones son brutales tanto en las redes como en la prensa. La ideología anti-Falcón ha llegado a ser la de la impotencia política, la de los que ven en Falcón lo que ellos no supieron (y tal vez quisieron) hacer, la alternativa que los denuncia y acusa, el hecho objetivo que no les permitirá posar como víctimas inocentes y, por eso, el chivo expiatorio de tantas frustraciones. De lo que no se han dado cuenta es que, mientras más atacan al candidato, más significado adquiere la candidatura. En el hecho -aunque Falcón no se lo hubiera propuesto- lo han convertido en el representante de una doble protesta. En contra de la dictadura y en contra de una oposición donde abnegados y respetables políticos conviven con burócratas sin ideas, con tácticos sin estrategia, con aventureros de ocasión. Ha llegado quizás la hora de desmontar la ideología anti-Falcón”.

Mires desmonta seis afirmaciones falsas en contra de Falcón y considera que “afirmar por ejemplo que Falcón es el candidato de Maduro sin presentar la menor prueba, es una frase que solo delata la miseria mental de quienes la emiten”.

Igualmente Fernando Mires considera que la dictadura ha demostrad tener un conocimiento exacto de la MUD y esa agrupación comete su más grave error porque  “la no-existencia de condiciones electorales mínimas, en lugar de convertirse en una consigna de participación, se convertiría así en un llamado a la apatía, a la resignación, a la nada. La única candidatura de la MUD es hoy la señora abstención lo que para una asociación electoral -la MUD es eso- significa una (auto) condena a muerte”.

Luego dice que la primera de esas afirmaciones “se refiere a la supuesta traición de Falcón al no acatar la decisión de la MUD. De más está decir que el concepto de traición pertenece a los estamentos militares, a las mafias, a las cofradías conjuradas, pero no a la vida política. Falcón, en el peor de los casos, desobedeció a una directiva. Pero la política no está basada en relaciones de obediencia. Nadie puede estar sometido a una dirección que ha tomado el camino errado. Más aún, Falcón -es importante subrayarlo- ni siquiera rompió con la línea política de la MUD. La MUD en cambio sí rompió con su línea política al asumir la alternativa abstencionista bajo el pretexto de obligar al gobierno (y ¿con qué?) a crear las condiciones electorales óptimas. Falcón representa -si así se puede decir- la ortodoxia de la MUD. Las declaraciones programáticas de Falcón no se diferencian un solo centímetro de las que fueron de la MUD”.

Lo cierto es que después de esas profundas explicaciones, la candidatura de Henri Falcón siguió y sigue creciendo.

Sus detractores no reconocen ninguno de sus éxitos como alcalde, como gobernador, como abogado, y se ensañan difundiendo en las redes sociales que como militar solo llegó a “maestro técnico de tercera”. Sus detractores no reconocen que  su posterior formación profesional supera la media de los políticos venezolanos, incluyendo a candidatos presidenciales.

@jajogra

 

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