Por Aixa López
El 20 de mayo un frente amplio de mujeres luchadoras por la libertad no validará el fraude de Nicolás Maduro.
En el Colegio de Ingenieros nos dimos cita mujeres de diversos sectores de la sociedad para unir esfuerzos a fin de alzar nuestra voz contra el fraude del 20 de mayo, que es un resultado cantado. No tenemos condiciones para ir a un proceso para legitimar a un Presidente hambreador.
Las mujeres venezolanas debemos asumir un rol protagónico para hacerle frente al conflicto que atraviesa el país, así como a la no participación en las elecciones presidenciales del próximo 20 de mayo.
Quedarnos calladas es ser cómplices de este gobierno, por ello nos dimos cita en el Colegio de Ingeniero amas de casa, enfermeras, gremios, sindicatos, estudiantes, mujeres de los partidos políticos, ONG y chavistas disidentes para decirle al país que sí hay futuro trabajando unidas por un interés superior, que es la democracia y la libertad por el futuro de nuestros hijos.
Las mujeres somos las principales afectadas por la crisis estructural que atraviesa el país, y es necesario hacer un llamado a todos los venezolanos a trabajar de manera unida, a deponer los intereses personalistas, partidistas y las diferencias.
Nosotras estamos asumiendo ese compromiso con la fuerza de las mujeres, porque es momento de consolidar una UNIDAD SUPERIOR que articule a todos los actores y acciones; que nos concentre en ese objetivo común que es impostergable: lograr un cambio político, económico, social, espiritual y ético para el bienestar de todos los que habitan nuestra pródiga Venezuela.
Estamos llamando a una VERDADERA UNIDAD y decimos ¡Presentes para actuar como bisagra de unión entre los distintos sectores y áreas de la vida nacional! ¡Presentes para reconectarnos con los anhelos de libertad y desarrollo del pueblo venezolano! ¡Presentes para unir en un abrazo, cargado de esperanza activa, a todas las mujeres.
Nos preocupa sentir que la frustración ha invadido muchos sectores, que algunas de nosotras no vislumbran salida alguna, que se crea que no hay posibilidad de lograr el cambio. Estamos sumergidas en un voraz torbellino de sobrevivencia con angustia por la falta de alimentos, con desesperación al ver que no nos alcanza el sueldo, atrapadas por la inseguridad que nos causa terror, sufriendo la partida de nuestros familiares, de nuestros hijos, de nuestros nietos. Sin embargo, no es momento de desaliento, ni depresión. Al contrario, es el momento de homenajear sus luchas con nuestras luchas. Sus sueños con nuestra acción.