Por Alfredo Michelena
*Hasta ahora sólo Maduro ha sido acusado de corrupción y malversación de fondos públicos vinculados a la empresa constructora brasileña Odebrecht, pero Transparencia Venezuela presenta un largo listado de nombres que acompañarían al presidente en este asunto.
CANADÁ.- Las denuncias de corrupción del régimen chavista en relación a la constructora Odebrecht han llegado a niveles escandalosos. Ya no son solo los sobornos, sino la desidia al no asegurarse que las obras contratadas fueran terminadas. Por ahora solo Maduro está bajo un proceso judicial, pero son muchos más los responsables.
La corrupción regional
El último informe de Transparencia Internacional, la ONG alemana, que mide la percepción de la corrupción, señala más del 66% de los países del mundo que no superan la marca media de 50 puntos, lo cual significa que tienen altos niveles de corrupción. En la lista mundial, del continente americano, solo Canadá (puesto 8) se ubica entre los 10 países menos corruptos. Y entre los latinoamericanos, solo Costa Rica (38), Chile (26) y Uruguay (23) tienen un puntaje por encima de los 50 puntos. De allí caemos a Argentina, en el puesto 85, y luego de pasar por todos los otros países encontramos a Venezuela en el último puesto, el 169 de 180 estados, solo superado en desgracia por países como Siria, Sudan, Afganistán y Somalia. Incluso Haití (157) y Nicaragua (151) están por encima de Venezuela.
La corrupción se ha arraigado tanto en la región que se ha convertido, con la globalización y la integración económica, en un fenómeno transnacional. El ejemplo más claro ha sido la empresa Odebrecht, que pagó cerca de US$800 millones en sobornos para obtener contratos en 12 países de la región. De ellos casi $100 millones se repartieron en Venezuela.
Tumbando presidentes
En algunos países estas revelaciones terminaron tumbando Presidentes, vicepresidentes, ministros y otros altos funcionarios, como ha sido el reciente caso de Pedro Pablo Kuczynski en Perú. Pero con los niveles de corrupción en la Venezuela chavista, el impacto de las denuncias de corrupción pasaron por debajo de la mesa. Apenas Maduro en febrero de 2017 mencionó que habían obras sin concluir y que él las concluiría, porque “Odebrecht se auto disolvió”(sic). Entonces, nos dice el “Informe Odebrecht 2018” de Transparencia Venezuela, ordenó la paralización de todas las obras, la expulsión de Odebrecht y su decisión de reasignar los desarrollos a empresas venezolanas”. Maduro no habló de demandar a la empresa brasilera como hicieron otros gobiernos, ni de cobrar las garantías de fiel cumplimiento que debían haberse dado. Solo envió a la Fiscal Luisa Ortega Díaz a averiguar al Brasil.
La Fiscal Luisa Ortega Díaz, luego de denunciar como inconstitucional la Asamblea Constituyente, salió huyendo del país, pero ya había reunido la información sobre los sobornos que involucraban directamente a Maduro. En agosto pasado, a través de un video proyectado en una reunión regional de Fiscales, Ortega Díaz denunció que la corrupción de Odebrecht afectaba a Maduro y su entorno, y habló de un soborno de US$35 millones. Fue sobre esas denuncias que el Tribunal Supremo de Justicia en el exilio acaba de iniciar el juicio a Maduro en el que ya dictaminó su suspensión como presidente de Venezuela y su inhabilitación para ejercer cargos públicos. El juicio continúa hasta establecer su responsabilidad en esta materia.
El cementerio Odebrecht
En lo de Odebrecht hay que diferenciar entre los sobornos y los incumplimientos de contratos. Se estima que la empresa constructora brasileña habría firmado contratos en Venezuela por cerca de US$4 millardos y Maduro habría recibido “$35 millones para la campaña en 2013, a cambio de dar ‘prioridad’ a fondos extraordinarios para pagar las obras de Odebrecht», según el diario Estado de San Pablo. Esta información fue obtenida del exdirector de Odebrecht en Venezuela, Euzenando Azevedo, y de los asesores electorales Mónica Moura y Joao Santana. Estos sobornos habrían sido canalizados por Max Arvelaiz, quien era embajador de Venezuela en Brasil y ahora es financista de Oliver Stone.
Lo concreto es que dejó un cementerio de construcciones inconclusas que según el mencionado Informe de Transparencia Venezuela, serían 24 obras de las 33 que se habían contratado con la empresa constructora carioca , es decir solo terminaron una cuarta parte de la obras contratadas.
Entre las inconclusas tenemos: el 2º Puente (Nigale) sobre el Lago de Maracaibo (17% de avance/ atraso 7 años); Línea 5 del Metro de Caracas (avance 62% / atraso 8 años); transporte rápido Caracas-Guarenas-Guatire ( 27%/ atraso 6 años); Aeropuerto de Maiquetía ( 35%/año 2019); Metrocable La Dolorita (76%); Metrocable Mariche (40%/ 2 años); Cabletren Bolivariano (80%/ 3 años); Central Hidrológica Tocoma (87%/ 6 años); Complejo Agroindustrial José Ignacio Abreu de Lima Fase II (44%); Tercer Puente sobre el río Orinoco (50%/ 3 años); Línea II del Metro de los Teques (50%/11años). Adicionalmente, fue casi una constante el aumento “desproporcionado” de los precios de las obras y las modificaciones de las fechas de terminación.
La conexión ideológica
La firma Odebrech apenas había trabajado en Venezuela en un proyecto privado en Maracaibo, cuando en 1992 inició la construcción del Lago Mall. Luego, sin haber concursado, le fue asignada en 1999 la construcción de la línea 4 del Metro de Caracas que ha sido considerada por algunos la más cara del mundo, aunque el costo por kilómetro de la línea 5, también asignada a Odebrecht, pasó de US$86 millones a US$273 millones en ocho años. Solo con información de 20 contratos, transparencia Venezuela estima que el régimen contrató al menos US$30 millardos con Odebrecht.
Sin duda la penetración de la firma carioca en Venezuela fue producto de las relaciones del presidente Lula da Silva y Hugo Chávez. Emilio Odebrech confesó que Lula había mediado «activamente» con Chávez, quien intercedió para que su empresa y el grupo Andrade Gutiérrez obtuvieran contratos millonarios en Venezuela. El patriarca de la empresa contó, en una de las grabaciones que se hicieron públicas, que luego de conversaciones de Lula con Chávez «Odebrecht ganó una de las licitaciones que disputaba, relacionada con la represa hidroeléctrica Tocoma». También reseñó que ambos habían presionado al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bandes) de Brasil para que financiara la construcción del puerto de Mariel, en Cuba.
La tajada criolla
A pesar de que en EE.UU. Odebrecht confesó haber entregado unos $100 millones en sobornos en Venezuela, Transparencia Venezuela estima que el monto real, al juzgar por el “mecanismo que implementó la empresa en Brasil y en el resto de América Latina”, supone “una pauta regular aceptada por la empresa” de pagar “entre 3% y 5% de comisión sobre el monto del contrato” y teniendo en mente que el monto de los contratos es de al menos US$30 millardos, “estaríamos hablando de sobornos superiores a mil trescientos millones de dólares (US $1.300.000.000)”.
Lo dramático de todo esto es que el Estado venezolano aún le debería a la empresa brasilera, más de US$16 millardos y “la empresa brasileña está exigiendo los pagos pendientes y procura quedarse con la maquinaria y los equipos”, dice el informe citado.
No hay responsables
Como sabemos en Venezuela nada o poco se ha movido para investigar e imputar a los responsables, no solo de los sobornos, sino de los pagos sin la contrapartida necesaria en términos de ejecución de obras, y menos demandar a la empresa por incumplimiento de contrato.
En todo caso hay una serie de prominentes funcionarios chavista que estuvieron responsables de estas obras inconclusas y sobrepreciadas – para no hablar de sobornos -, que dañaron al patrimonio nacional, entre ellos, afirma el Informe de Transparencia Venezuela: “los hermanos Diosdado y José David Cabello, Rafael Ramírez, Elías Jaua, Francisco Garcés, Carlos Osorio, Haiman El Troudi, Wilmar Castro Soteldo, Ramón Carrizalez, Juan de Jesús García Toussaintt, Yván Gil, Giuseppe Yoffreda y Ricardo Molina”. Según este informe, no solo Maduro debe ser juzgado por corrupción y malversación de fondos públicos, sino que estarían todos estos “altos funcionarios que tuvieron bajo su responsabilidad supervisar la ejecución de las obras contratadas con la empresa brasileña Odebrecht”.
Esto quizás explica no solo que se haya tendido una especie de tela que esconde todo lo que tiene que ver con Odebrecht, sino que Maduro ha decidido asumir el costo del desastre y terminar las obras sin recusar su incumplimiento.