Rafael Bayed, abogado y columnista de Zeta, visitó nuestras oficinas en Caracas. La idea central era hablar de Siria, pero los regímenes «no alineados», como ellos mismo se hacen llamar, están todos conectados. De hecho, están entrelazados por hilo moscovita. Entonces, la conversación con el analista de origen sirio incluyó a Cuba y a Venezuela que, como dijo Raúl Castro, son la misma cosa.
La dinastía Assad gobierna Siria desde 1971 cuando el patriarca Háfez tomó el poder. Al morir, en 2000, asume su hijo Bashar. Es decir, una monarquía maquillada con elecciones para agradar a un Occidente que toleró este modelo hasta que se le hizo incómodo. ¿Es posible una democracia en Damasco como la conocemos en este lado del mundo? No, porque «las idiosincracias y composiciones sociales son muy diferentes», explica Bayed. La frase no por corta es superficial. De hecho, es sumamente profunda y esconde el principal problema que se ha encontrado Estados Unidos a la hora de instaurar en el mundo árabe una democracia a su manera, que le permita el respeto a los Derechos Humanos que, a su vez, garantizan la estabilidad social necesaria para que los negocios florezcan.
Como decíamos anteriormente, es desde Rusia donde mueven los hilos de estas naciones que se han puesto como razón de ser la desestabilización de la hegemonía occidental cuyo epítome es Estados Unidos. En el caso de Siria, no solo se ve afectada por las desiciones-ordenes que emanan desde Moscú. «Irán, quien es más persa que musulmana, es una aliada de Rusia y ejerce hegemonía sobre Hezbolá, un gran aliado de Siria que a pesar de ser arabista recibe instrucciones de Irán, quien ahora tiene una política expansionista, queriendo establecer un conducto desde Teherán a Beirut, tomando parte de Siria», expone el analista. «La marina rusa tiene su única base mediterránea en Tartus, en Siria. Si Rusia no tuviera una presencia siria, la influencia estadounidense en el Medio Oriente no sería contrarrestada de manera efectiva. Con el fin de recuperar su influencia mundial, Rusia tiene que empujar hacia atrás a los EE.UU. en el Medio Oriente».
Hay que hablar con el verdadero jefe
Para Bayed, la decisión del problema en Venezuela no depende de Nicolás Maduro. «El problema no es de él. Él no puede tomar una decisión. La decisión está en Cuba», asegura el analista. Y nosotros agregamos que, si el desenlace depende de Castro -sigue mandando Castro, a pesar de Díaz-Canel-, entonces realmente quien dictará sentencia será por el lado del madurismo será Vladimir Putin. Esa sentencia será acordada con quien dicta sentencia en Occidente, que no es otro que Donald Trump.
En cuanto a las elecciones del 20 de mayo, el abogado considera que no hay condiciones para votar y lanza una propuesta al régimen: a través de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente, decretar una Amnistía General, la legalización de los partidos y el aplazamiento de las elecciones por dos meses.
Vea la entrevista completa que le hizo Raiza Vargas a Bayed a través de nuestro canal de YouTube, El Nuevo País y Zeta.