Por Roberto Mansilla Blanco, corresponsal de Zeta en España
* La situación del gobierno de Mariano Rajoy en España, también puede reflejarse en la actitud europea frente a Venezuela.
La declaración conjunta de la UE informando de nuevas sanciones contra el gobierno de Venezuela, ocurre en un contexto de crisis política precisamente en el país impulsor de las mismas, la España gobernada por el presidente de gobierno Mariano Rajoy, y su formación, el Partido Popular (PP).
La sentencia la semana pasada en la Audiencia Nacional de Madrid por la investigación del caso Gürtel, la trama de corrupción existente en el PP en los últimos años entonces bajo la dirección de su tesorero Javier Bárcenas, ha destapado una crisis política que amenaza con moción de censura y posible adelanto electoral.
Javier Bárcenas fue condenado a 33 años de cárcel y pago de agravios por el caso Gürtel, así como fueron condenados a diversas penas de prisión otros ex diputados y altos cargos del PP implicados en la trama.
Una vez conocida la sentencia, el principal líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez (PSOE), clamó por una moción de censura de Rajoy, al que consideró el “gobierno más corrupto de Europa”. Otros sectores opositores, principalmente desde PODEMOS, han catalogado al PP como una “organización criminal”.
El horizonte de unas nuevas elecciones está ahora en el caldero político español. La petición de Sánchez fue inmediatamente contrarrestada por Rajoy y la actual dirigencia del PP, que observan visos de fomento de la inestabilidad y de afán desesperado por llegar a la presidencia por parte del líder socialista.
La petición del PSOE también coincide con otros tres escenarios: el ascenso de Ciudadanos (C’s) en la preferencia del voto si las elecciones se realizaran ahora y no en 2020 cuando están inicialmente pautadas; la interminable crisis política e institucional en Cataluña, donde Rajoy amenaza con aplicar de nuevo el restrictivo artículo constitucional 155 ante la designación del nacionalista Torra como nuevo presidente catalán; y la inverosímil consulta interna de PODEMOS sobre el chalet de Pablo Iglesias y su pareja Irene Montero, que denota una puja de poder interna en la tolda “morada”.
Sánchez adelanta negociaciones, principalmente con C’s, muy crítico con la corrupción del PP, para dar lustre a la moción de censura. Un PODEMOS aún anonadado por la “consulta del chalet” se muestra a favor de esta moción, pero la pérdida de pulso político en el actual escenario puede dejarlo como un convidado de piedra, sin iniciativa formal ante la petición del PSOE, en caso de adelanto electoral.
El pulso de Sánchez por intentar, por enésima vez, llegar al Palacio de La Moncloa, tiene otro reto: los votos de los nacionalismos periféricos, en especial Cataluña. Los “barones”, pesos pesados del PSOE, le advierten de no pactar con los nacionalistas catalanes la posibilidad de una moción de censura contra Rajoy y un eventual adelanto electoral. El PSOE sigue con su línea constitucionalista de no apoyar la secesión catalana, pero la posición de Sánchez en este sentido es igualmente un misterio.
La moción de censura por el caso Gürtel coloca a Rajoy en su posición más complicada y en una cuerda floja de difícil solución. El calendario electoral también es apretado en este sentido, ya que en 2019 habrá unas elecciones municipales estratégicas de cara a las elecciones generales pautadas para 2020 y las autonómicas de Galicia ese mismo año. Un posible adelanto electoral trastocaría los planes de Rajoy y del PP de mantenerse en el poder en estos próximos comicios.
El caso Gürtel y las dificultades de gobernabilidad de Rajoy planean con fuerza el tema de la eventual sucesión en el PP. Por ello, las municipales de 2019 y particularmente las autonómicas gallegas de 2020 son estratégicas ante las ambiciones del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, de ser el eventual sucesor de Rajoy en el PP y de lanzarse como candidato a las elecciones generales 2020.
Con Feijoo se reforzaría la “línea gallega” influyente en el PP desde tiempos de liderazgo del fundador de Alianza Popular (antecedente del PP) y ex presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga. Una continuidad que tuvo su presencia con Rajoy al frente del PP desde 2003, pero que causa recelo e incluso contrariedad entre los sectores más castizos del PP en Madrid.
Qué pasaría con Venezuela
Qué pasaría con la posición española con respecto a Venezuela en caso de caída del gobierno de Rajoy es otro escenario a tomar en cuenta. Si el PSOE de Sánchez finalmente logra su cometido de moción de censura y adelanto electoral, podríamos asistir a una posición probablemente más indulgente hacia Caracas.
Con todo, Sánchez ya ha mostrado con anterioridad su apoyo a las demandas de la oposición venezolana de liberación de los presos políticos, transparencia electoral y ayuda humanitaria para Venezuela.
Toda vez, dentro del propio PSOE crece cierto malestar por lo que consideran una exagerada e incluso incomprensible diplomacia de apoyo por parte del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero hacia el gobierno de Maduro, certificada con su apoyo al fraude electoral del 20M. Esto podría gravitar igualmente con respecto a la posición hacia Maduro en caso de que el PSOE llegara al poder en un contexto de adelanto electoral.
En caso de darse la eventual, aunque aún no muy probable, caída de Rajoy, el PSOE muy probablemente dependería del apoyo de C’s, con seguridad el más fuerte detractor del chavismo y de Maduro en la política española. Por su parte, PODEMOS quedaría parcialmente descolgado en este aspecto, tomando en cuenta que sus simpatías por el chavismo no le generan precisamente apoyos confiables en España y que sus dilemas internos han quedado simbolizados y de manifiesto ante la rocambolesca “consulta del chalet”.