La situación real del comprador venezolano

Por Alex Vallenilla.

-Calculados al dólar libre, los precios en Venezuela son 70% más bajos.

En términos reales, los precios en Venezuela son 70% más bajos que  en el resto de Latinoamérica. Aunque el madurismo acusa a los empresarios de abusar con los precios, al compararlos con otros países, los rubros venezolanos son los más económicos y con eso tampoco alcanzan los sueldos.

 La administración Maduro ha vuelto a esgrimir los argumentos de la “guerra económica”, amenazando al disminuido sector productivo nacional, a las industrias y comercios venezolanos, de aplicar “medidas radicales” si continúa el alza de precios. Sin embargo, el mandatario Nicolás Maduro no le explica a la población que el mismo fomenta las alzas  desde el Ejecutivo, con la excesiva emisión de dinero para cubrir el gasto público.

Este gasto público visto en bolívares es sumamente alto y ya está insostenible con los actuales niveles de hiperinflación. Según estimaciones del economista Steve Hanke, ya se superó la acumulación de hiperinflación en el último año, por sobre 40.000%. Hay que recordar que el Banco Central de Venezuela (BCV), está bajo control político del Ejecutivo, con un decreto de emergencia económica que no permite a la Asamblea Nacional (AN) designar un directorio independiente y para que se realice control y supervisión del ente.

Venezuela ya entra en el octavo mes de hiperinflación. Hasta ahora, una situación similar estuvo 58 meses en Nicaragua, el país con el record de alza de precios acelerada por el más largo tiempo, entre 1986 y 1991. También ha dejado atrás el record de hiperinflación más alto que había en América Latina, de 13.100%, en 1987, por Nicaragua.

El gobierno de Maduro no logra concretar medidas para frenar el devastador avance de precios, que ya colapsó al sector sanitario, al sector educativo, al sector del transporte público, a muchas pequeñas y medianas empresas, con el cierre de 10.500 compañías en promedio al año, según datos de Fedecámaras y tiene al sistema bancario y financiero convertidos en un sector “zombie”, que sobrevive artificialmente. Maduro apenas logra esbozar que todo es producto de un ataque económico, cuyo discurso es el mismo desde 2013 y que 80% de la población no lo cree.

En Colombia, en un automercado, un kilo de azúcar está en 2.360 pesos colombianos, eso en dólares norteamericanos son 0,84, lo que al llevarse a la tasa cambiaria del dólar paralelo, el kilogramo de azúcar, en Colombia, cuesta 2.687.544,48 bolívares, si se calcula al precio de la tasa oficial para las remeses, la última conocida en 2.200.000 bolívares, el kilo de azúcar costaría 1.848.000 bolívares. Este rubro básico se compra en Venezuela según la ciudad en que se consiga, entre 600 y 900 mil bolívares, lo que lo ubica entre 72% y 66% más económico que en los países vecinos, lo que quiere decir que los empresarios venezolanos venden los rubros con hasta 70% por debajo del precio en la región si se calcula en divisas. Visto así, es imposible pensar que exista abuso con los precios, ya que la mayoría de los expendios tienen fiscales y supervisores estatales que revisan las estructuras de costo y dan la aprobación para que la mercancía que se va procesando aparezca en los anaqueles con precios nuevos.

Al realizar este tipo de conversiones, que demuestran cuánto está deprimida la economía venezolana, los venezolanos alegan que “no ganan en dólares, sino en bolívares” y el problema esencial no es tanto en qué signo monetario se ganan los salarios, sino las políticas económicas que hay detrás de la producción y el desempeño monetario del país por parte del Estado.

La debacle venezolana tiene su origen básico en el derrumbe del sistema de gobierno que se implementó sobre la base de un gasto público que fue elevado años atrás, que copó espacios de las empresas privadas con expropiaciones, que creó una situación que se puede calificar de ilusoria, puesto que el gobierno del extinto Hugo Chávez, con un precio del petróleo sobre 100 dólares y altísimo endeudamiento con la banca privada internacional, era el principal actor económico. Con esos ingresos (y endeudamiento) envolvió a casi todo el país con subsidios destemplados sobre todo en materia alimentaria, cuyas exageradas importaciones permitieron informar de la pérdida de alimentos en más de cinco mil contenedores en los puertos venezolanos, años atrás, producto de la corrupción, con sólo citar este caso.

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El problema está en que con Chávez hubo una burbuja económica inflada por el Estado, lo que hacía creer al venezolano que tenía un alto ingreso, luego, con la llegada de Nicolás Maduro al poder, un proceso de corrupción desatado desde antes y acelerado tras la muerte de Chávez, con el derrumbe del precio del petróleo y el vencimiento de deuda externa contraída también por el chavismo, las cuentas macroeconómicas no soportaron el gasto y la administración Maduro sin más remedio debió acelerar el proceso de emisión de “dinero inorgánico”, para mantener el gasto público y cubrir el déficit estatal. Esto ha devenido en la peor inflación del planeta, haciendo estallar la burbuja chavista y creando una nueva realidad que es insoportable para la inmensa mayoría, que apenas puede dar cobertura a la canasta alimentaria familiar (CAF)  en un 0,02%, con el salario mínimo y el bono alimentario.

El oficialismo se excusa en que los comerciantes y empresarios abusan con los precios, sin embargo no exponen al país que la agresiva expansión monetaria causa efectos inflacionarios en la economía. Cuando llegó Hugo Chávez al poder en 1998, la cantidad de dinero circulante, que se denomina técnicamente por los economistas como liquidez monetaria (M2), era de 22 mil millones de bolívares, hasta el mes anterior esta cifra subió de manera impresionante a 1.137 billones de bolívares. La exagerada oferta monetaria que aplica el gobierno de Maduro para sostener el gasto público, los bonos que otorga a las personas con el carné de la patria, entre otros, causan una inflación desmesurada, además de que ocurre en un país con 70% de la producción detenida.

La devastación de la economía está produciendo una huida masiva de venezolanos, la cual se verá acentuada luego que el gobierno no logra la fórmula para evitar el colapso general. La administración pública está siendo asolada, así como ha muerto prácticamente en su totalidad el transporte público, el sector de gobierno público comienza a sufrir el derrumbe institucional y en esto no sólo la corrupción y el fallo de muchos procesos complican más el desempeño normal del gobierno, sino que el mismo podría terminar estancado o paralizado. Los reportes abundan de oficinas con hasta 30 personas, sólo quedan 5, en muchos juzgados en el interior del país se paralizan los juicios porque los jueces se han ido, profesores universitarios, docentes de escuelas y liceos, médicos y enfermeras, trabajadores petroleros, policías, militares, personal de todo tipo, abandonan a diario sus puestos de trabajo, ante el avance desmedido de precios, se espera que para julio y agosto la diáspora venezolana se acelere, la gran mayoría aguarda por las vacaciones escolares para irse del país.