***El líder empresarial Eddo Polesel sostiene que es una obligación de cada ciudadano venezolano defender los derechos civiles así como el de la propiedad, porque de ellos dependen las demás libertades.
Por Eddo Polesel
Debemos rechazar frontalmente las opiniones expresadas por parte de quienes están de acuerdo o demuestran simpatía con un eventual interventor de fuerzas armadas externa, cualquiera que sea su identificación ideológica, no solo porque es la claudicación como ciudadanos frente a la obligación que tenemos de defender nuestra soberanía, sino porque ello llamaría a intervenir también a países que simpatizan con el régimen que nos mal gobierna.
Todos los que estamos de acuerdo en salir lo antes posible de esta triste y sufrida situación debemos sumar esfuerzos para centrar y fortalecer el debate sobre los aspectos centrales políticos, económicos y sociales, porque no solo pondríamos en riesgo nuestra soberanía sino que se daría por terminada la acción de una oposición -que aun cuando se muestra débil y desarticulada- es a esta a la cual debemos dirigir los esfuerzos para que se convierta en el motor propulsor que anime a participar también a quienes tienen una actitud apática frente al drama que vivimos, porque queremos hacerlo en libertad y no subyugados a un régimen dictatorial.
Debemos hacerlo empleando inteligentemente los medios de comunicación y en las discusiones que se generan en reuniones donde surja la discusión sobre aspectos que tengan relación con las dificultades que se están sufriendo por el orden político impuesto por las élites que detienen, con abusos, el poder. Es una obligación individual ciudadana y del conglomerado social defender sus derechos civiles como el de la propiedad, porque esta es el pivote fundamental en que se apoyan todas las demás libertades, pues sin propiedad no hay libertad alguna. Debemos recordar que los leninistas, al llegar al poder en 1919 por la vía de una revolución, lo primero que hicieron fue decretar la eliminación de la propiedad privada de la tierra.
La problemática actual es extremadamente complicada a consecuencia de una oposición política a gobiernos inconsistentes e incoherentes que han creado unos vacíos de poder que inevitablemente han sido llenados por fuerzas opositoras, ideológicamente adversas al sistema de libertades, y ha sido sustituida con gobiernos que derivaron en regímenes oprobiosos que ocuparon el poder con los resultados que han dado.
Mientras no se constituya esta alternativa democrática, estos malos gobernantes durarán en el poder hasta que una fuerza de oposición logre, con un largo consenso nacional, sacarlo para abrir el camino a la reconstitución de un orden democrático y se restituya la vigencia plena de los derechos civiles y políticos que han sido cercenados por un orden discrecional. Hasta tanto no se logre la restitución de nuestras libertades, seguiremos esclavizados por un régimen en el cual el ciudadano cae en manos de políticos facinorosos o de funcionarios inescrupulosos que pisotean a “su leal saber y entender” los derechos políticos de los civiles, que es exactamente donde estamos a casi veinte años de este triste periplo en el cual hemos caído, porque no hemos actuado a tiempo con las fuerzas necesarias y hemos dejado que este seudogobierno democrático nos trajera donde estamos.