Por Gerson Revanales
***En tiempos de paz, la gran trinchera para la defensa de los intereses nacionales es la cancillería y el gran ejército, su servicio diplomático.
El 18 de abril del próximo año, el gobierno deberá presentarse ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a fin de responder al Memorial que presentará el gobierno de la República Cooperativa de Guyana, como parte del proceso que inició en contra de Venezuela.
Esta convocatoria será decisiva en la estrategia a seguir por el gobierno, ya que de ella dependerá de si ratifica la posición que han sostenido los diferentes gobiernos democráticos, desde el mismo momento de la creación de la CIJ el 26 de junio de 1945, San Francisco, EE.UU, de no reconocer su jurisdicción; o responder la demanda y entrar en las consideraciones de fondo, es decir, en el complejo tema de la validez/nulidad del laudo arbitral de 1899 y otros aspectos que plantea Guyana en su demanda.
La no comparecencia está contemplada en el Art 53 del Estatuto CIJ, es decir, no presentarse ante ningún acto de la Corte, y no participar en el proceso, lo cual es factible. Turquía por el mar Egeo y Francia por hacer pruebas nucleares en el Pacifico no se presentaron ante la Corte; sin embargo, ésta falló al final en favor de ambos gobiernos.
La tercera opción es comparecer y participar en un proceso preliminar reconocido en el Art 79 del Reglamento de la CIJ para desconocer la jurisdicción de la Corte. Esta comparecencia, lejos de significar la aceptación de su jurisdicción, es un mecanismo para rechazarla.
La cuestión es que no se debió llegar a esta instancia porque fue advertido por el anterior secretario general de la ONU, Sr. Ban Ki Moon y ratificado por el actual secretario Sr. Antonio Guterres, pero pudo más la superposición de los intereses políticos y personales de Chávez y su populismo al preferir no hacer nada para mantener viva la reclamación del Esequibo así como la negligencia y falta de visión de Maduro -a pesar de haber sido él el Ministro de Relaciones Exteriores con mayor tiempo en el cargo (un refrán español dice: lo que natura no da, Salamanca no presta). El Esequibo como parte de nuestra integridad territorial hace de la reclamación no un capricho de los adecos, como irresponsablemente aseguró Chávez, sino una cuestión de soberanía nacional.
El 18 de abril del año 2019 se iniciará un proceso crucial, independientemente de la decisión que tome el gobierno sobre si comparece o no ante la CIJ; lo que sí es cierto es que si la Corte falla a favor de Guyana, él único responsable será el presidente Maduro al ser constitucionalmente el responsable de la conducción de las relaciones internacionales.
Es de recordar que la defensa de los intereses nacionales está por encima de los intereses políticos y personales. Lamentablemente, la cancillería fue desarticulada por un coronel que pintaba de ministro y finalmente fue destruida al eliminar de la ley el ingreso a la carrera por concurso y exigir en su lugar la fidelidad a un proceso político. Esperemos que el Sr. Maduro tome las previsiones del caso cuando le toque defender la fachada atlántica y el golfo de Venezuela.