Gira continental del “monje guerrero”

Por.- Alfredo Michelena

-El viaje del Secretario de Defensa de EEUU. a Suramérica

La reciente visita a la región del general James Mattis, secretario de Defensa estadounidense, se inscribe en la larga lista de acercamientos que viene haciendo la administración de Donald Trump en el sur del continente americano. Sin embargo, en este caso la gira reviste un especial carácter no solo por el cargo formal del visitante, sino por la visión que tiene en cuanto al  papel de Venezuela en el concierto internacional.

El monje

El general James Mattis del Marine Corps ha sido un hombre dedicado a su carrera militar y al estudio del arte de la guerra, por lo que fue etiquetado como el “monje guerrero”. Participó en las guerras de Irak y Afganistán y fue comandante supremo en la OTAN.  Es un militar que siempre ha querido estar en el frente de batalla.

En la actualidad, como Secretario de Defensa, lleva los hilos de la defensa de los EE.UU. en el mundo. Sus posiciones son muy claras en el conflicto Israelí-Palestino, al apoyar la solución de dos estados; para él, el enemigo en el conflicto del Medio Oriente es Irán, incluso lo define como más importante que  el Estado Islámico y  Al Qaeda; y  también cree que occidente está «bajo los mayores ataques desde la Segunda Guerra Mundial, por Rusia, los grupos terroristas y las acciones de China en el Mar Meridional de China». Y estos, como sabemos, son los principales aliados del régimen venezolano.

Mattis, como responsable militar de Trump, sería el hombre encargado de asegurarse de que una invasión a Venezuela fuera exitosa. Y así como se le llama «monje», también tiene el apodo de “perro loco” por su enfoque intransigente hacia los enemigos de los EE.UU.

Los viajes

Mattis acaba de terminar un viaje por Suramérica. Pero de eso no hay que extrañarse.  En el poco más del año y medio que lleva la administración Trump, sus enviados han recorrido la región varias veces. Entre ellos, el Secretario de Estado, el Secretario del Tesoro, el almirante Kurt Tidd del Comando Sur, y el vicepresidente Mike Pence en 2017 y lo que va de 2018.  Ahora le tocó al secretario de Defensa, James Mattis, quien visitó Brasil, Argentina, Chile y Colombia. Este tipo de viajes habrían sido casi imposibles hace un par de años, pues la “marea rosada” era un tanto tóxica para el gobierno estadounidense, apodado el “imperio”.  Posición que aún mantiene Bolivia y Venezuela. El último país parte del socialismo del siglo XXI, que guardaba resquemores, ahora restableció a un nivel de normalidad las relaciones con los EE.UU: nos referimos a Ecuador, país que recientemente recibió la visita de Pence.

Estos cambios en la región y los mencionados viajes han puesto sobre alerta a los miembros del Foro de San Pablo (FdS), quienes reunidos recientemente en La Habana han señalado la necesidad de “detener la actual ofensiva contrarrevolucionaria de la derecha internacional y regional contra las fuerzas progresistas de América Latina”. Ante eso,  están en busca de una alianza transcontinental que articule a las izquierdas de Europa con las pocas que quedan en América.

Para los “foristas” de San Pablo y en especial para los cubanos, “el objetivo del imperio es incrementar la presencia militar en la región con el fin de asegurar sus intereses hegemónicos en el hemisferio, consolidar un frente contra Venezuela y perpetuar su dominio sobre los inmensos recursos económicos de América Latina y el Caribe”, como se lee en el diario cubano Gramma.

Las preocupaciones en la región

En sus mediaverdades, el Gramma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, atina en que EE.UU. está fomentando un frente contra el régimen venezolanos, así como ellos en el Foro de San Pablo lo hacen a favor de Nicolás Maduro.  También de que se trataría de revivir la doctrina Monroe “evocada por (el ex canciller) Rex Tillerson cuando advirtió sobre la amenaza que representa para ‘nuestros valores democráticos’ la presencia comercial de China y de Rusia en la región”.

La verdad es que desde los tiempos de la presidencia de George W. Bush, ha habido un vacío en cuanto a la presencia de los EE.UU. en la región, vacío que  está siendo llenado por China y Rusia, además de que de la mano del castrochavismo hizo presencia por estos lares Irán y con él, grupos terroristas islámicos, o sea, que se les unió otro enemigo de los EE.UU.

Y así se ha interpretado la visita de Mattis, al igual que todos los ya mencionados altos funcionarios norteamericanos, a la región. El diario The Washington Times,  en una nota sobre la gira de Mattis, refería que un funcionario de la Cancillería argentina, en condición de anonimato, señalaba que “la razón por la cual el Sr. Mattis hizo el viaje, fue para tratar de ‘recuperar el territorio perdido en América Latina’ pues  la influencia china y rusa creció durante los años en que los EE.UU abandonaron en gran parte a la región».

La preocupación con China, que ya fue expuesta por Tillerson, la recordó Sergio de la Peña, subsecretario adjunto de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental,  al afirmar: “nos preocupa que China tenga una forma de hacer negocios que no necesariamente responde de la mejor manera posible a los intereses de nuestros socios en el hemisferio (…). Son generosos con sus préstamos, pero si no puedes pagar, conseguirán a cambio algún tipo de compensación”.

Preocupaciones de seguridad

Los medios afines a la izquierda continental señalan que otra preocupación de Mattis es el acuerdo militar entre Venezuela y Rusia, firmado por  el ministro de la Defensa de Venezuela, General Vladimir Padrino López, a fin de realizar “Operaciones Combinadas Conjuntas e Integrales entre el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional de Venezuela (CEOFAN) y el Grupo Aéreo Estratégico de la Fuerza Aeroespacial Rusa”. Uno de los asuntos claves de este acuerdo es “la protección del acceso a las redes satelitales compartidas, uno de los capitales estratégicos más acuciantes en el control y el monitoreo geopolítico”, según el nuevo blog del periodista argentino Horacio Verbitsky (Página 12). Las primeras maniobras conjuntas del mencionado acuerdo serán en septiembre, aunque ya bombarderos rusos e incluso portaaviones nucleares habían venido a Venezuela.

Por su lado las maniobras navales Unitas, iniciadas en Venezuela en 1960, se están realizando en aguas territoriales colombianas con la participación de una docena de países incluyendo, por primera vez en 11 años, a Ecuador.  En ese país el  subcomandante del Comando Sur, Joseph P. DiSalvo, al referirse a la lucha contra la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico, afirmó: “Debemos pensar en una estrategia nueva, que más que un Plan Colombia, sea un plan Suramérica, donde todo el mundo pueda combinar sus esfuerzos y así luchar contra esto”.  Esta es una preocupación que va más allá de lo militar, como lo dejó claro el entonces canciller de EEUU., Rex Tillerson, en su gira  al subcontinente, cuando dijo: “la amenaza más inmediata para nuestro hemisferio son las organizaciones delictivas transnacionales”.

Mattis en la región

Sin duda el tema Venezuela fue parte de todo el periplo del “monje”.  En Brasil  declaró en el Colegio de Guerra de Brasil su apoyo a  » Brasil y otros en la región en contra de esta inestabilidad que está cruzando las fronteras, tal como lo hacemos con el pueblo de Venezuela, en medio de la tragedia que le impone un régimen opresivo y hambriento de poder, que obliga a los refugiados a ingresar a Brasil, Colombia y otros lugares”. Posteriormente dejó claro que la solución no es un asunto militar, aunque al mismo tiempo Sarah Sanders, vocera de la Casa Blanca,  recordaba que, en relación a Venezuela, “todas las opciones están sobre la mesa”.

En Brasil Mattis habló de emprender conjuntamente una investigación espacial. Incluso se ha hablado de lanzar un satélite conjuntamente. Quizás sea una contramedida a la «más moderna estación interplanetaria”  con una  antena de 450 toneladas empotrada en un edificio de 16 pisos construida por el ejército chino y ya en funcionamiento en la Patagonia, que podría tener también funciones militares.

 

En Argentina y Chile el tema fue además la cooperación entre ambos países en el ámbito militar. Argentina ha descongelado el envió de militares a formarse en los EE.UU.  No se anunciaron nuevos acuerdos de cooperación, pero sí se hizo referencia a los existentes entre la Guardia Nacional de los estados norteamericanos Georgia  con Argentina, y Texas con Chile.

En Chile se acordó trabajar conjuntamente en el tema de la seguridad cibernética. El presidente chileno, Sebastian Piñera, declaró que la ciberseguridad «es un tema que nos interesa sobremanera y donde tenemos mucho que aprender y colaborar con EE.UU. En la ciberdefensa, que es algo para lo cual los países de América Latina lo hemos conversado con todos los presidentes, no estamos bien preparados y tenemos que recuperar el tiempo perdido».

En su última parada en Colombia, Mattis  recordó que ese país es uno de los aliados “más capaces y definitivamente más confiables de los EE.UU, tanto en Latinoamérica como en el mundo”. Recordemos que Colombia ahora es “socio global” de la organización militar OTAN, que dirigió Mattis.

 

Fue aquí donde Mattis fue más explícito sobre el tema de Venezuela. En declaraciones dijo: “Un tema [que] surgió en las dos reuniones que tuve esta mañana, fue el trabajo que hacemos con los [migrantes] venezolanos y el impacto desestabilizante del que padecen”, indicó Mattis. “Es probable que haya más de un millón en Colombia, además de los miles y decenas de miles que hay en otros lugares… Es un gran desafío”. Fue entonces cuando anunció que enviará el buque hospital USNS Comfort a la región para prestar ayuda, en especial a los refugiados venezolanos.

Asunto que fue considerado como un acto hostil por Bolivia y Venezuela. El régimen criollo anunció como contraparte, que los chinos también enviarían un buque similar.

Mattis vino como parte de una estrategia de acercamiento de los EE.UU. a la región. Un área que habiendo sido muy proclive a ese país en el pasado,  ahora tiene que ser reconquistada frente a una creciente presencia china y rusa y la deriva autoritaria-comunista de algunos regímenes  como los de Nicaragua y Venezuela.

Muchos dirán que Mattis vino a tantear el terreno para una intervención en Venezuela. Pero esa posibilidad aún no es probable, pues la mayoría de los gobernantes actuales se oponen a esa acción. Al menos por ahora.  Sin embargo, no hay duda que el tema se planteó en estas reuniones a puertas cerradas, en especial porque Mattis entiende el fenómeno de Venezuela en una perspectiva geopolítica donde los EE.UU. pierden influencia y China y Rusia la ganan, lo que en consecuencia produce la pérdida de los valores democráticos y de libre mercado que tanto defienden los EE.UU. En todo caso su visita da más coherencia al frente prodemocracia para Venezuela y le da un viso de poder militar que en ocasiones muchos dicen, le hace falta.