Por Roberto Mansilla Blanco, Corresponsal en España.
Cuestión de geopolítica: el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Ángela Merkel quieren diseñar un nuevo sistema de defensa común europeo paralelo a la OTAN, a la que ya consideran como “ineficiente”. Con la brecha transatlántica agrandándose entre Europa, EEUU y una Gran Bretaña a las puertas del Brexit, al eje franco-alemán le preocupan los nuevos retos de seguridad trazados por Rusia, China, EEUU, el ciberespacio y un aletargado terrorismo global.
El eje europeísta conformado por el mandatario francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Ángela Merkel se consolida a grandes marchas y ya alcanza incluso el siempre polémico tema de la seguridad europea. Ambos quieren reformular una Europa sumida en el escepticismo, la desilusión y el ascenso de populismos demagogos, que amenazan con erosionar y sepultar el proyecto de integración iniciado en 1951.
Durante su intervención ante la Eurocámara este martes 13 de noviembre, Merkel institucionalizó un discurso ya anteriormente impulsado por Macron este fin de semana durante la celebración en París del centenario del final de la I Guerra Mundial. Ambos, Merkel y Macron, señalan sin dudar al nacionalismo como el mal estructural que siempre ha amenazado al proyecto europeísta.
En su discurso del martes, Merkel concluyó sentenciando: “nunca más el egoísmo y el nacionalismo”, declaraciones que parecieran reproducir las palabras de Macron realizadas dos días antes en París, en las que acusó a los “nacionalismos” y los “populismos” como los males de la Europa actual.
“Macron-Merkel” frente a Trump
Entre ambos líderes se viene trazando un eje geopolítico dentro de la Unión Europea que ansía alcanzar también la independencia en materia de seguridad. Y esta independencia tiene un sitio en el mapa: EEUU y la OTAN.
En su discurso en la Eurocámara, Merkel habló de la “complementariedad” de este ejército europeo con la OTAN. No obstante consideró a la Alianza Atlántica como “valiosa”, Merkel tampoco dudó en calificarla como “ineficiente” ante los retos actuales de seguridad.
Durante una entrevista previa al centenario celebrado en París, Macron consideró que “no protegeremos a Europa si no decidimos tener un verdadero Ejército europeo”. Señaló a Rusia “por estar justo en nuestra frontera y porque ha demostrado que puede ser una amenaza”. También evocó las “amenazas del ciberespacio”, sugiriendo con ello obviamente los alcances de la presunta trama cibernética rusa contra Occidente.
En su tensa reunión del pasado sábado 10 en París con su homólogo estadounidense Donald Trump, Macron ya impulsó la idea de creación de un ejército europeo “no contra la OTAN, sino que complemente a la OTAN”.
La respuesta de Trump fue tan ácida como asertiva: en vez de nuevos ejércitos, pidió más implicación europea y apoyo a la OTAN. Trump critica el excesivo gasto militar estadounidense dentro de la Alianza Atlántica para defender Europa, y la aparente escasa implicación europea en ese gasto. Incluso le espetó a Macron una especie de deuda histórica europea con EEUU, en particular tras el Plan Marshall de reconstrucción europea tras la II Guerra Mundial y la creación de la OTAN como paraguas de seguridad para Europa ante la URSS y el bloque socialista del Este durante la “guerra fría”.
El tenso clima en las relaciones transatlánticas en tiempos de Trump y de aparente vacío del liderazgo en la UE han persuadido a Macron y a Merkel a fortalecer el eje franco-alemán sobre el cual siempre ha girado la integración europea. Ahora la perspectiva no es sólo política, sino de seguridad.
Merkel y Macron hablaron de un nuevo esquema europeo de seguridad que les defienda “de EEUU, Rusia y China”. Esto provocó obviamente la irritación de Trump, quien como de costumbre se despachó vía twitter contra la UE instando a “¡Pagar o no por la OTAN!”. Instó igualmente a una implicación europea en la OTAN “más justa” para “compartir la carga” económica y militar.
Trump también tuvo palabras contra Macron, a quien consideró con bajos niveles de popularidad en su país (26%) y elevado desempleo (10%). No se anduvo con ambigüedades al contradecir el discurso “antinacionalista” de Macron en París, asegurando que “no hay país más nacionalista que Francia”. Incluso pareció mofarse de la propuesta de Macron de un “euroejército” al escribir “Make France Great Again!”.
En el trasfondo de este fuerte desencuentro transatlántico entre EEUU y Europa están también los acuerdos comerciales y de aranceles. A pesar de las tensas relaciones entre Washington y Beijing, las negociaciones auguran la posibilidad de un acuerdo sobre aranceles entre EEUU y China que podría estar listo para finales de noviembre, poco antes de la próxima cumbre del G-20 que se celebrará en Buenos Aires a partir del 30 de noviembre.
Toda vez, si este acuerdo arancelario con China parece estar avanzando, aunque siguen prevaleciendo las incógnitas, el panorama es diametralmente opuesto entre EEUU y Europa, sumidos desde hace meses en una auténtica guerra de aranceles.
“Resetear” la Alianza Atlántica
La propuesta de Macron y Merkel tiene obvios escenarios geopolíticos de preocupación. No sólo está la dependencia militar de EEUU vía OTAN, sino los retos que emanan de una Rusia cada vez más fuerte en el tablero internacional. Del mismo modo, hay otra perspectiva a futuro: el ascenso emergente de China.
La reciente alianza estratégica solidificada en materia militar entre Rusia y China desde mediados de 2018, con ejercicios militares conjuntos en el marco del IV Foro Económico Oriental de Rusia celebrado en Vladivostok, muy seguramente ha persuadido a Merkel y Macron a buscar un esquema propio de integración defensiva. Ambos saben que Europa sale perdiendo en el equilibrio militar con EEUU, Rusia y China, y que por ello sigue necesitando imperativamente del paraguas defensivo de la OTAN.
Pero los roces con Trump, su carácter imprevisible, la reciente salida de EEUU del Tratado de Misiles de Corto Alcance suscrito con la ex URSS en 1987, el acuerdo final del Brexit con Londres que acaba de ser acordado para el próximo 29 de marzo de 2019 y el ascenso de nacionalismos populistas y demagogos, principalmente en Europa del Este, son factores que aceleran la consolidación del eje franco-alemán dentro de la UE. De allí la perspectiva de un “euroejército” que previsiblemente será manejado conjuntamente por París y Berlín.
Al mismo tiempo, el discurso de Merkel ante la Eurocámara en defensa de este perspectiva defensiva parece constituir una especie de “testamento político” para la enérgica canciller alemana. Tras más de dos décadas guiando el timón en Berlín y Bruselas, Merkel ya anunció su retirada política para 2021, cuando se celebren las próximas elecciones generales alemanas. Por ello, Merkel quiere dejar bien atado su legado político, y la seguridad de la UE es estratégica e imprescindible en este sentido.
A falta de definir en qué consiste este “Euroejército” y la capacidad operativa del nuevo sistema europeo de seguridad, Macron y Merkel también tienen en mente otros escenarios a observarse durante el primer semestre de 2019.
El próximo 4 de abril de 2019, la OTAN cumplirá su 70º aniversario. La Alianza Atlántica nació en 1949 en Washington, pero ha tenido su cuartel general en Bruselas. El acto conmemorativo será obviamente significativo para medir el actual clima de tensión entre EEUU y Europa.
Unos días antes, el 29 de marzo de 2019, se habrá certificado el camino sin retorno del Brexit. La salida británica de la UE parece presagiar una especie de “eje anglosajón” con Trump, que tendrá su incidencia en la OTAN y en las expectativas de Macron y Merkel de crear el “Euroejército”.
Casi paralelamente, el 31 de marzo de 2019, se celebrarán elecciones presidenciales en Ucrania, bajo un clima de absoluta tensión entre la OTAN, EEUU, la UE y Rusia. Ucrania se observa como el epicentro que eventualmente recree un enfrentamiento geopolítico entre Occidente y Rusia, con incidencia en el campo militar.
El ascenso en Kiev de partidos nacionalistas, algunos de calado “fascista”, puede consolidarse en estas elecciones presidenciales, toda vez la OTAN acelera ejercicios militares con Ucrania con la perspectiva de una posible integración a corto plazo. ´
Del mismo modo, la certificación de facto de que el conflicto en el Donbass, el Este “prorruso” aún formalmente dentro del Estado ucraniano, ha llegado a un punto de no retorno, determina igualmente a Europa a la hora de calcular a Ucrania como su frontera más caliente con Rusia.
Poco después, entre el 23 y el 26 de mayo de 2019, se celebrarán las elecciones al Parlamento europeo, la Eurocámara ante la cual habló Merkel el pasado martes 13 para defender el “Euroejército”. La tensión se verifica ante el presumible ascenso de partidos euroescépticos y populistas muy críticos y hasta contrarios con la UE. Muchos de ellos observan recelo y hasta absoluto rechazo a la consolidación del eje Macron-Merkel.
Ante este calendario electoral y conmemorativo por delante, Macron y Merkel quieren sentar las bases de un nuevo esquema de integración para revitalizar la UE e incluso “resetear” la alianza atlántica. Sea como sea, y ante su próximo 70º aniversario, la OTAN se presenta ante su dilema estructural más acuciante: qué hacer con Europa en tiempos de Trump y del Brexit y cómo acometer el reto previsto en la alianza entre Rusia y China.