Juan Luis Landaeta: «Esencialmente soy una persona que vive y hace lo que ama»

FOTO: Kathy Boos

Juan Luis tiene 30 años y vive en Nueva York. Es sensible, curioso, amante de la vida, de la música y, por supuesto, del arte en sus diversas formas de expresión. Es un artista que busca traducir la experiencia visual a través de las palabras y los trazos, y está decidido a promover la excelencia de América Latina y sus expresiones artísticas en el mundo. Pero así lo vemos nosotros, para saber cómo se ve él y conocer más de su obra y de su vida, hemos conversado con él en exclusiva durante su reciente paso por Madrid.

«¡La verdad es que las definiciones son siempre un poco odiosas y las auto definiciones pueden resultar peores! Pero intentaré un esbozo. Creo que esencialmente soy una persona que vive y hace lo que ama. En este caso, podríamos situarlo en alguien que escribe y pinta, sin mayores distinciones con otras manifestaciones humanas, todas artísticas. Creo que la naturaleza y la verdad se tocan, se conectan y allí estamos nosotros para descubrir y atender esos vínculos tan profundos, a los que todos estamos llamados. El arte nos sacude, nos interpela o conmueve, porque llama algo de nuestro ser que sin mayor instrucción, puede percibirlo y ser sujeto de él. La “vena” o vocación artística, creo que siempre ha estado. No sé bien en qué momento empecé a hacer las cosas que hago, uno siempre está aventurando esos datos cronológicos. Lo que sí tengo muy claro es que siempre he sentido que pienso o veo las cosas, como lo hago ahora mismo. Me siguen fascinando e intrigando la mayoría de las cosas que veo a diario. Ese estado de asombro, sobre todo inconsciente, es lo que permite (entre otras cosas) hacer lo que hago«, aseguró.

Sobre la manera en la que Juan Luis interactúa con las distintas expresiones artísticas en las que se desenvuelve, él mismo ha expresado que: «a veces resulta un poco odioso, pero yo, que no soy políglota (y me encantaría serlo) siento que oscilar entre disciplinas o manifestaciones de expresión artística, es como hablar varios idiomas. Se trata del manejo de códigos y símbolos. Michaux para mí fue clave en ese particular, así como la extensa tradición de poetas chinos y japoneses, que dibujaban, pintaban y escribían, inclusive en el mismo espacio de la obra. Con la música pasa lo mismo, allá adentro hay ritmos, pausas, silencios y palabras, que al final son unidades de sonido y sentido. Siento dicha de poder ir de una cosa a la otra, sintiendo sin complejos que hago mismo, que en todas estoy abordando un mismo impulso, que a veces pide el sistema de las palabras, el sentido alfabético, a veces el plástico, con colores, tonos y dimensiones, o el musical con sonidos o ideas de temas. Yo agradezco que jamás en mi entorno familiar, que para nada fue intelectual o intelectualista, me hayan intentado cohibir o reprimir ese interés imaginativo, o esa tendencia (hasta energética) hacia la creatividad. El papel o el lienzo en blanco son una enorme posibilidad de inventar una nueva realidad. La que sea», aseguró.

«Estaba muy orientado a entender los vínculos y las relaciones entre los seres, cuándo empieza lo que empieza, si termina, si no termina, de qué forma abordamos ese misterio que es que dos vidas, dos seres humanos se crucen»

En la capital española, Landaeta fue invitado a presentar dos de sus obras literarias: «La conocida herencia de las formas» publicado por Grupo Ígneo y “Litoral Central”, un homenaje a través de 39 poemas a la obra del maestro Armando Reverón, editado por el  grupo Sudaquia y cuyo prólogo fue escrito por Luis Pérez-Oramas, Curador de Arte Latinoamericano delMoMA (Museo de Arte Moderno) de Nueva York. «La conocida, es un libro escrito justo en el medio de mis estudios universitarios de Derecho, en Caracas. Es un libro muy importante para mí, sobre todo porque fue fruto de los primeros años como asistente al Taller de poesía de la Escuela de Letras de la UCAB, por lo que vi junto a otros compañeros, cómo iban apareciendo los textos, cómo se iban hilando. Estaba enamorado o lo que sea que uno cree que eso es, y las imágenes, la noción del corpus, estaba muy orientado a entender los vínculos y las relaciones entre los seres, cuándo empieza lo que empieza, si termina, si no termina, de qué forma abordamos ese misterio que es que dos vidas, dos seres humanos se crucen. Se publicó en Nueva York, en el año 2016, justo un año después de que se publicara Litoral central, que fue un libro terminado de escribir y revisar durante mis cursos de materias en la maestría de escritura creativa en español de New York University. Yo venía trabajando una serie de borradores alusivos a la luz, al vuelo y sobre todo a los rayos de luz como elementos que inventan con su viaje, al mundo. Aunado a ello, empecé a tener una fascinación muda y brutal con la obra de Armando Reverón. Todo encajó cuando llegué a NYC y descubrí que la relación entre imagen poética y plástica, tenía un cauce de estudio y una tradición: la de la écfrasis. Mi profesora y mentora Lila Zemborain fue clave en todo ese proceso. El libro, además, cuenta con un maravilloso prólogo del poeta y curador Luis Pérez Oramas, que es uno de los principales estudiosos de Reverón en todo el mundo. Luis insiste en llamarlo el pintor de las sombras y no el de la luz. Litoral central se publicó en mayo de 2015, el mismo mes de mi graduación de la maestría, por lo que el cierre fue doble«, expresó.

Además de la poesía, Juan Luis ha desarrollado una preciosa obra pictórica que se presentará próximamente en Madrid y en Washington, llamada Jardín Desierto, con la que busca contribuir a esa fusión artística que le caracteriza. «Jardín desierto es el nombre que le di a mi exploración plástica. Es curioso, porque lo que terminó siendo, además, el nombre del primer show que hicimos con las obras en Brooklyn en 2017, es en realidad una anotación al pie de página de uno de mis cuadernos de notas, fechado en noviembre de 2015. No puedo saber con precisión cómo di con eso que a simple vista parece un oxímoron. El desierto está adjetivando al jardín, no acompañándolo como sustantivo. El jardín es la imagen por excelencia de la variedad y la profusión, mientras que el desierto es contenido y estéril: único. Todos los desiertos se parecen y todos los jardines son distintos. Por ahí viene una concentración de imágenes y figuras, además de mis influencias estéticas que tienen mucho que ver con el zen. Todo eso es un poco papelillo, porque en el fondo no sé por qué pasó ni por qué lo adopté tan rápido. Las obras han pasado de ser formas muy rígidas, geométricas, sólidas, a moverse y explorar la línea, el ritmo, el movimiento de los gestos escriturales. Mi pintura tiene todo que ver con la escritura, sea por el gesto expresivo o por la abierta expresión caligráfica. En efecto, en este primer trimestre de 2019 tendremos un show colectivo en Madrid y luego tendré un show individual en Washington. No puedo dar muchísima más información, pero por ahí va la agenda«, manifestó.

Y por si eso fuese poco, durante su paso por Madrid también dio a conocer detalles sobre su participación en un nuevo movimiento pro artes coreográficas,  denominado Artendanza, cuyo fin es fusionar a través del ballet neoclásico, otras expresiones artísticas cómo las letras, la pintura, escultura, canto, teatro, cine, gastronomía o inclusive la moda. Llevando coreografías actuales y frescas a interactuar y “compartir espacio” con la naturaleza, galerías de arte, edificios históricos, calles legendarias, parques o bibliotecas al alcance de curiosos y amantes de la belleza.

«Es uno de los regalos más bellos que me llevo de Madrid. Yo, por lo antes dicho, confío mucho en el encuentro y la sabida exposición conjunta, de las manifestaciones artísticas, para no caer en lo de bellas artes. Artendanza es una iniciativa maravillosa, dirigida por mi prima Isis Daniela Sarmiento, que practicó ballet por muchos años, y quiso no solo acercar la danza al público de la ciudad, sino a la ciudad misma, a sus espacios al aire libre, museos, plazas. Fusiona el ritmo y el pulso del cuerpo, la danza, las coreografías, con las artes plásticas y la música. Están planificando cosas maravillosas en toda España. Yo fui el primer artista invitado a colaborar con la plataforma, que cuenta con bailarines profesionales y una dirección coreográfica de altísimo nivel. Buena parte de mi trabajo ha atendido a la velocidad y el detenimiento del trazo, y en la danza ese es el ducto. El cuerpo del bailarín es el cuerpo de la obra, interactuando con el espacio«, explicó.

«Un artista lo único que puede tener es un lenguaje, un discurso, un idioma que se convierta en su seña propia, personalísima»

Finalmente, envió un mensaje de aliento a los artistas jóvenes que, como él, buscan su lugar en el mundo. «Que no busquen nada, ningún espacio. Si se sientan a buscar un espacio o un momento, eso no va a aparecer o suceder. El espacio está en uno. Un artista lo único que puede tener es un lenguaje, un discurso, un idioma que se convierta en su seña propia, personalísima. Estamos hablando de una conquista, con el entorno, con la formación, con la educación, pero sobre todo, con la obra misma. Sea música, pintura o literatura, deben buscarse primero a sí mismos. Todo lo demás es periférico. En el mundo hay suficiente ruido y distracción para meter el ego y la vanidad en la ecuación. Suficiente tenemos con soportarnos a nosotros mismos. Las grandes obras artísticas obedecen a grandes, infatigables y apasionadas búsquedas. Lo que uno ama de un artista no es su perfección técnica o su dominio, es la señal única dentro de su obra, ese gesto, trazo, tachón o verso que reúne o resume el ser del artista y conforma la obra en cuestión. Hay que contemplar, hay que reflexionar, hay que escuchar y hay que dejar de decir, quedarse callado, sea uno artista o ingeniero. Bioy Casares decía que la originalidad es algo que se consigue, no que se busca. Yo creo que en eso, pero también creo que vale más una obra con identidad que una supuestamente original. Ya todo ha sido«, dijo.

«Un país es eso, esencialmente: diversidad y capacidad de convivencia»

Y también le habló a los venezolanos. «Mi mensaje como venezolano es que nos tenemos que poner en el contexto de lo que nos tocó vivir. Sobre todo a mi generación. Nadie nos preparó para hacernos a la idea de que nuestras vidas personales, profesionales, y laborales ocurrirían lejos del país, entre decenas de otras culturas. Nadie se prepara o sabe cómo actuará ante tantas y sucesivas situaciones inéditas. Lo que ha pasado es un desastre, no tengo que enumerar la lista de pesares económicos, sanitarios y sociales que se enfrenta. Pero hay un punto que tiene que ver con la tolerancia y la empatía. No podemos ser todos los iguales. Precisamente, se combate a un régimen que en teoría quiere uniformar opiniones, actos y conductas. Lo que quiero decir es que hay que entender que hay tantas formas de éxodo y emigración como emigrantes mismos. No hay “una” sola y magna, mágica forma de estar fuera del país. No hay tampoco “una” forma de ser opositor u oponerse al régimen que gobierna al país. Apartados del mesianismo, también tenemos que apartarnos de la arrogancia total de pretender que todos los millones de venezolanos fuera del país actúen de la misma forma. Un país es eso, esencialmente: diversidad y capacidad de convivencia. Hasta que no nos aceptemos, hasta que no nos veamos en esta justa perspectiva histórica, nos costará mucho cohesionar esfuerzos que permitan sumar a un futuro a mediano plazo en el país, espero que con democracia y libertad«, finalizó.

FOTO: Cristina Tovar

Juan Luis Landaeta, Caracas (1988) es escritor y artista visual. En 2008 resultó ganador del I Concurso de Poesía y Cuento de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello con “Comercio Carnal”. En 2009 recibió una Mención de Honor en el III Premio Nacional Universitario de Literatura por el libro “Destino del Viento”. En 2011 con el libro “La conocida herencia de las formas” recibe una mención especial en el I Premio Nacional de Poesía Eugenio Montejo. Ha publicado los títulos Litoral central (Sudaquia Editores, 2015) y La conocida herencia de las formas (Editorial Ígneo, 2016). Es abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en 2012 y de la Maestría de Escritura Creativa en Español ofrecida por New York University (NYU) en 2015.