Por Jaime Granda.
El pueblo y gran parte de la oposición siguen cayendo en las trampas del régimen y sus asesores extranjeros.
El semanario británico The Economist aporta algo en favor de lo que venimos diciendo y alertando sobre la situación del régimen venezolano.
El semanario asegura que sólo hay 40% de probabilidades que Nicolás Maduro no termine el año como presidente de Venezuela. Vale agregar que más o menos esas son las posibilidades de que no asuma en enero como presidente electo, a pesar de todas las dudas dejadas por las elecciones y el no reconocimiento por una parte de la comunidad internacional.
Eso coincide con lo que hemos planteado que el régimen de Maduro no está tan aislado ni tan débil, como aseguran voceros de la oposición.
Ciertamente, el régimen no está caído pero tampoco está suficientemente fuerte. Se le acumulan problemas como la demanda de la empresa Casa Express Corp de Coral Gables en Estados Unidos ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York para exigir el pago de los intereses de bonos venezolanos por un valor nominal de 29 millones de dólares.
Esa es apenas una de las demandas que el régimen ha cosechado por su fama de mal pagador. Rusia y China tienen otros mecanismos para recuperar lo que el régimen de Maduro les adeuda y lo que han dejado de percibir debido a la corrupción sin freno que ahora el régimen está tratando de disminuir.
La agencia EFE, por su parte, apunta a lo también dicho en estos textos en cuanto a que en la oposición parecen vivir de ilusiones sin hacer nada efectivo, mientras el régimen trata de corregir sus errores. La agencia de noticias española fundada en Burgos el 03 de enero de 1939 reseñó que mientras el chavismo apunta a la economía, la Asamblea Nacional de Venezuela apunta a nuevo Gobierno en 2019.
Errar es humano, dice la sabiduría popular y también es humano ver y oír solo lo que a cada quien le convenga o le parezca más lindo sin revisar el porcentaje de realidad que lo que oye o ve pueda tener.
La sabiduría popular también ha sentenciado: No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Revisando todo lo que ha ocurrido con las más recientes elecciones, incluyendo las presidenciales, en las cuales la mayoría opositora cayó en la trama de no votar, dejando libre el camino al régimen, vale recordar que del manipulado Simón Bolívar, sigue vigente: «Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción».
La promovida entrega de perniles a todos los venezolanos y luego la realidad de que no hay para todos porque gran parte de las toneladas que supuestamente llegaron se quedaron en el camino o en manos de los encargados de llevarlos hasta las masas, ha afectado el llamado Espíritu de la Navidad, ha afectado la paz y la feliz convivencia que deberían reinar en estos días y ojalá reinaran siempre.
Las noticias de las trifulcas entre vecinos en todo el país por la exclusión de las mayorías a la hora de entregar el pernil en cada comunidad, demuestra que el pueblo y gran parte de la oposición siguen cayendo en las trampas del régimen y sus asesores extranjeros. Mientras los vecinos estén enfrentados unos con otros, el pueblo seguirá dividido. Pueblo dividido es fácil de manejar por cualquier minoría.
Otras realidades
Ciertamente que la solidaridad expresada por los gobiernos de los países vecinos con los millones de migrantes venezolanos hay que agradecerla.
Igualmente hay que agradecer lo expresado el pasado martes por el presidente de Argentina, Mauricio Macri, que asume la presidencia rotativa del bloque que tiene suspendido a Venezuela desde 2017, durante la cumbre del Mercosur en Montevideo.
En presencia del mandatario boliviano Evo Morales, cercano al régimen chavista y cuyo país es un miembro asociado externo al Mercosur, Macri denunció al gobierno de Maduro como «una dictadura que llevó a cabo un proceso electoral fraudulento» y pidió a sus socios en el Mercosur, Brasil, Uruguay y Paraguay que actúen.
Macri enfatizó que en América Latina está en curso una «crisis humanitaria que requiere de esfuerzos inmediatos» para «resguardar los derechos de millones de venezolanos», víctimas de una «dura represión de su propio gobierno».
Igualmente alertó que es necesario «trabajar incansablemente para la liberación de los presos políticos, el respeto a los derechos humanos, y la restitución de la democracia en Venezuela».
A esa realidad hay que agregar lo escrito el domingo pasado por Miguel Henrique Otero en el diario El Nacional:
“En los últimos años, una preocupación ha venido tomando cuerpo entre muchas voces expertas: la crisis en que se encuentra sumido ese mundo diverso al que comúnmente se agrupa bajo la categoría de ‘izquierda democrática’. Ella, aproximadamente, incluye a socialistas, a la denominada centro izquierda, a socialdemócratas y a otras corrientes similares.
“Las razones que explican este fenómeno son verdaderamente complejas. En distintas aproximaciones se repite, como explicación y también como acusación, que no han sabido reaccionar a tiempo a los cambios que se han producido en el mundo. En una época en la que los discursos políticos se han radicalizado y se expresan bajo formas altisonantes, las posiciones y modos de la izquierda democrática se han tornado, en alguna medida, inaudibles e invisibles”, dijo Otero.
Elías Pino Iturrieta lamentó ese mismo domingo y en el mismo diario El Nacional que la abstención se haya impuesto en las últimas elecciones en Venezuela y resaltó como consecuencia “el hecho indiscutible de que Maduro sigue en su lugar, instaladísimo, con el soporte de centenares de ramificaciones comarcales que tuvimos el gusto de obsequiarle para que diga que el pueblo lo necesita, lo ama y lo aclama, o que gobierna un espacio sin rivales de importancia, lo cual no se puede desmentir si consideramos la miopía de quienes promovieron, en la ocasión que nos ocupa, un imperio de apocamiento. Una participación más activa y decidida no lo hubiera destronado, seguramente, pero le hubiese complicado la vida, y la oposición se sentiría más preparada para lo que se le viene encima”.
Lo cierto y tangible es como dijo The Economist: “El caso Venezuela sugiere que lo insostenible puede durar largo tiempo.”
Para rematar incluimos este comentario del ex alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, el lunes pasado desde su exilio en Estados Unidos:”Mientras todo el mundo concentra su atención en el 10 de enero, pocos la fijan en el 5 de enero, que puede terminar siendo una fecha más importante: ese día puede ser liquidada la Asamblea Nacional, puñaleada por la espalda por diputados que fueron electos con los votos de la oposición, pero que ahora se pliegan al gobierno. El plan está en marcha, y hay mucho dinero por detrás”.