Por CARLOS OJEDA
La agenda globalista, desde hace muchos años, ha conspirado para que sus intereses económicos sobrepasen los límites geográficos que se han formado entre las fronteras de los países del mundo. La historia de la geopolítica mundial, que se forjó en la barbarie con guerras, asesinatos, felonías y fechorías forma parte de ese trama, al parecer extraída de las novelas y que supera la ficción de la imaginación humana.
No es ningún secreto para ningún político inteligente o intelectual formado en cualquier país del mundo, que el comunismo, el socialismo y la agenda ecológica mundial son solo un parabán de ilusiones que ocultan los intereses del poder económico y bancario mundial. El poder detrás del poder. El interés de quienes solo pretenden hacerse y controlar la explotación de las materias primas que existen en la “Aldea Global” (Marshall McLuhan, sociólogo. 1962). Ya es un hecho que surgió de los intereses económicos mundiales, del fenómeno global que por los científicos del mundo fueron previstos.
Los nuevos dioses del Olimpo, fundidos con las creencias de los dioses romanos y amalgamados por el solo interés económico, pretenden darle cátedra de moral y comportamiento a los “plebeyos” nacidos de un carpintero… un maestro o un simple mortal, ¡según ellos! En cualquier parte del globo terráqueo.
Aún muchos no diferencian lo fue la “globalización” de la “agenda global”. La agenda global pretende instruirnos en una sola lección: La “Aldea Global” es de todos, y todos los recursos naturales de la tierra nos pertenecen a todos. Un detallito les faltó explicar. Solo ellos, los dueños del poder detrás del poder de cada nación, cuyos gobernantes se arrodillen a sus pies, tendrán el apoyo financiero y político mundial. Agenda económica, que se disfraza de un sentido social y en donde los felones que gobiernan Venezuela se han inscrito para “intentar” ser aceptados. Igual recibirán su merecida patada por el trasero.
La lección que no han aprendido los “semidioses de la tierra”. Los políticos, los dueños de los medios de comunicación y redes, los que aún se creen aceptados en ese grupo donde eventualmente se han sentado con los “dioses del universo”, es que para ellos no son indispensables. Pueden negociar con su sustituto.
Igual esos dioses son unos pendejos e ilusos que pretenden cambiar la antropología social que ha dictado cátedra en el mundo, a través de tanta filosofía y tanta guerra intestina.
“Las vacas comen paja; no pueden equivocarse”. Más de dos mil años de historia tampoco. Desde Grecia hasta la edad contemporánea, jamás una conspiración mundial ha tenido éxito. Quienes dirigen la agenda global se ahogarán en sus propias redes, víctimas de su propia creación. Sentirán la espada de Damocles sobre su cuello, en la opinión de muchos. Les harán justicia con el mismo método desinformativo con los que todos hemos sido ofendidos.