UN CABALLO: Imagen y metáfora de dos bardos Portugueseños.Dedico: A Ismael Torrealba y a doña Lourdes de Graterol.
El caballo, históricamente ha ido para el llanero la prolongación de su ser, deslizándose por la sabana, como dice Daniel Mendoza en su obra “El llanero”, que éste “no se concibe sin su caballo”. Por esa razón el “Noble Bruto” es y sigue siendo inspiración de los poetas y compositores del llano de Venezuela y de Colombia. Célebres son las letras de joropos, golpes y pasajes como: “Furia” de Chucho Torres, “El Rucio Moro” de Reynaldo Armas, “Chungo Amarillo Jovero” de Freddy pantoja, “Yo no vendo mi caballo” de Rafael Santana; “El caballo amarillo” y “El potro bayo” de Adelis Soto Valera –entre otros-.
Hay en la literatura nativista de Venezuela dos romances extraordinarios: “EL CABALLO DE MIS COPLAS” de MANUEL GRATEROL SANTANDER (Graterolacho), nacido en Turén el 6 de abril de 1935 y fallecido en 2010. Este poema se hizo célebre en la voz del desaparecido actor-declamador Oscar Martínez. Ese mismo caballo se lo encontró el poeta Arjuna Castro Castillo, nacido en Píritu el 13 de junio de 1940. Lo miró galopando, y entre las tolvaneras de marzo lo identificó y supo que era el caballo de uno de sus mejores amigos de la juventud: “EL CABALLO DE MANUEL”.
Lo cierto es que recitar y declamar, dos verbos no tan fáciles de conjugar entre las cuerdas del arpa, han hecho despertar en mí la admiración por estos dos poetas que, de alguna manera los considero mis maestros: el primero en lides del humor y el segundo en la perfección de ese romance al estilo de los Clásicos Españoles que él sabe, como pocos, dominar a la perfección. En honor a ellos dos: fallecido Manuel. y vivito y coleando Arjuna (Dios lo cuide), transcribo para mis lectores esos dos romances que en cada velada criolla son mis favoritos para declamar. (Yorman Tovar)
El caballo de mis coplas. Graterol.
El caballo de mis coplas
corre en llanos del recuerdo,
corre y corre desbocado
sin llevar silla ni freno
y apaga su sed de viaje
entre tus ojos de estero.
Él se aprendió de memoria
la senda de tus cabellos,
el arrebol de tu boca,
las espigas de tus senos,
y empezó a decir canciones
en una noche de sueños
tocando tímidamente
la guitarra de tu cuerpo.
El caballo de mis coplas
caminador y realengo,
tiene las crines de nube,
tiene las ancas de viento,
y relinchos de cantar
y trotar de puros versos
que se aprendió en la llanura
en un joropo estupendo
cuando una soga de humo
le tiró el lazo certero
y le puso cuatro y arpa
entre la espalda y el pecho.
Rumor de quebrada fresca
con guaruras de lamento
y por eso este caballo
lleva el camino por dentro.
El caballo de mis coplas
es un caballo cerrero,
es dulce y enamorado
y algunas veces violento,
se defiende por sí solo
y a nada le tiene miedo
pues respira por el canto
cuando le falla el resuello
y hasta yo mismo me extraño
cuando de noche lo encuentro
en los caneyes del llano,
relinchando en los acentos
de las letras sabaneras
que tiene el seis por derecho.
El caballo de mis coplas
es el mejor compañero
canta, cuando hay que cantar
y llorar cuando hay que hacerlo
pues llorar no es cobardía
sino más bien sentimiento…
Y el caballo de mis coplas
es un caballo muy bueno…
allá va por la llanura
de tus dos ojitos tiernos
entre sus patas de alma
voy divisando el tierrero
y es tierra venezolana
la que levanta hacia el cielo
para que hasta Dios conozca
¡cómo se canta en mi pueblo!.
(Graterolacho)
El caballo de manuel. Arjuna Castro
El caballo de las coplas
de Graterol Santander
es pelo ruano-cocuizo
con cascos color de miel,
ojos amarillo claro,
tirando al araguaney
que anda bebiéndose el aire
en atropellos de sed.
Yo lo conocí potranco
en el distrito Esteller
y era bastante despierto,
hoy es lo mismo que ayer:
sobrado en el pasitrote,
pasillano… ¡uno… dos..tres!
y en ágil volatería
era facultó también.
Caballo de cuello corto
y de rápido entender.
Perverso en la falsa rienda
porque lo suyo es correr.
No le arrebatan la cola
si la soga no es de res
ni lo fatiga el camino
porque el andar es su ley.
¡Caballo de crin al viento
en plomizo atardecer!
Este caballo galopa
en los acentos de un seis
porque aprendió en la llanura
a cumplir con su deber.
Conoce cuando el rocío
refresca el amanecer,
cuando la luna de marzo
coquetea con el jagüey
y hasta se sabe en detalles
los secretos de Manuel:
cuando le repugna el trago,
cuando lo quiere beber,
cuando tiene el pensamiento
puesto en alguna mujer
y cuando anda en armonía
GRATEROL con SANTANDER.
Caballo brioso que atiende
bozal y freno a la vez,
cocuyo en noches oscuras
con trueno y recio llover,
hecho para las andanzas
del esfuerzo y del querer,
sin arrogancia en el gesto,
desnudo en su sencillez,
con cascos de reciedumbre
para el duro terraplén.
Caballo de criolla estampa
que no sabe dar traspiés,
violento en las tolvaneras
que arrecian cuando lo ven
y se van contra el moriche
para no tocar con él…
¡Caballo de andar realengo,
pero de buen proceder!
*(Arjuna Castro Castillo)*
No había nacido como poeta, para esa época. Mi admirado profesor y héroe venezolano en obtener tantos títulos como poetas y declamador. Sin valor alguno ante el respeto y la admiración que sienten todos sus alumnos y todos los Portugueseños por él. Podrá perdonarme tanto mi inocencia como mi vanidosa intención (mea culpa) de integrarme a tan famosos poetas. Sin embargo, a mi favor puedo decirle que me incentiva solo el amor por mi padre. El eternizarse en el tiempo como justo lo que fue. Ese periodista, ese maestro, ese hombre sencillo que llevó en su corazón, ese sentimiento nuestro. Carlucho fue simplemente un poeta en su forma de ser.
El caballo de mis coplas. Carlucho
El caballo de mis coplas
brotó desde llano adentro
cómo floreció mi pluma
luego que se fue el maestro
como ver el renacer
con un aliento tan fresco
de la pura inspiración
que brota en mi pensamiento
El caballo que herede,
trota libre como el viento
acaricia la sabana
paseándose en el recuerdo
Se inspira en la poesía,
en el humor y en el cuento
en los libros, en el canto,
en el pasear con el tiempo.
Es tan bello ese animal,
que con su pisar certero
tiene elegancia en su andar,
como todo un caballero
me recuerda a su jinete,
mi viejo que tanto quiero
El caballo de las coplas,
que con orgullo relevo
Solo piensa en la sabana,
en lagunas y en esteros
Rodeado de garzas blancas
con arrendajos llaneros
fundido con nuestro campo,
nuestro horizonte y sueños.
El potro que me acompaña,
ni es un flocho, ni un cerrero
Sus crines revolotean,
ondeando en los sentimientos
Como río, como quebrada,
como cascada en silencio
Acompañando en su trote
a un llanero aventurero
El caballo de mis coplas,
me ilumina cual lucero
Y en cada estrella que veo,
me imagino al compañero
Con quien compartí mil noches
tan solo mirando el cielo.
Recorriendo esos caminos,
que hoy llegan al firmamento
Por eso en mi establo hoy,
me falta a quien tanto anhelo
El corcel que relinchaba
paseándose en la llanura
Desbordando corazón,
con humor y con frescura.