Por CARDENAL BALTAZAR PORRAS CARDOZO
Apenas con 24 horas de diferencia, dos antiguos obispos, el segundo y el tercero en el episcopologio margariteño, ahora eméritos de Barquisimeto y Barcelona, respectivamente, han fallecido en plena semana pascual. Su paso definitivo a la gloria es el premio a sus buenas obras. Como dice la segunda carta de San Pedro “Dios por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas”.
Monseñor Tulio Manuel Chirivella Varela, carabobeño nacido en Aguirre el 14 de noviembre de 1932, falleció el 10 de abril de 2021, en la ciudad de Miami, donde recibió los cuidados del Arzobispo Tomás Wenski, a quien agradecemos de corazón, su solicitud en la atención integral del difunto en los últimos años durante su enfermedad en la capital de La Florida. Según me comunica, “las exequias tendrán lugar en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Doral, el viernes 16 de abril, a las 11:00 de la mañana. Con entierro después en el cementerio católico, Our Lady of Mercy. La Misa será transmitida por “livestream” y se puede conectarse por medio de la página web de la parroquia. En la parroquia Our Lady of Guadalupe, se encuentra una gran comunidad de venezolanos”.
Sacerdote desde el 11 de noviembre de 1956, después de cursar estudios en la Ciudad Eterna. Ejerció diversos cargos en su diócesis nativa, Valencia: canciller en la Diócesis de Valencia, director del Liceo Monseñor Beller, consultor diocesano, asesor del Movimiento Estudiantil Cristiano, secretario de comunicación social para los organismos de masas, defensor del vínculo, juez adjunto del Tribunal Eclesiástico, vicario capitular y vicario general. El 9 de junio de 1974 recibió la ordenación episcopal en la catedral valentina, de manos del Cardenal José Humberto Quintero, acompañado de dos prelados carabobeños, Luis Eduardo Henríquez, titular de Valencia y Francisco de Guruceaga Iturriza, a quien sucedería en la sede insular. Alí permaneció ocho años. El 18 de octubre de 1982 fue nombrado Arzobispo de Barquisimeto, como sucesor de Monseñor Críspulo Benítez Fontúrvel, hasta el 22 de diciembre de 2007, cuando pasó a retiro. Sencillo y cordial, trabajador incansable, cercano a los sacerdotes y al pueblo, animador de varios movimientos entre ellos el de la Renovación Carismática. Durante un cuarto de siglo estuvo al frente de la diócesis larense y promovió la creación de la diócesis de Carora. Fue querido y respetado por la pujante y compleja realidad de la diócesis.
En la Conferencia Episcopal presidió varias comisiones y ocupó la vicepresidencia en dos períodos (1987-1993), y la presidencia (1996-1999) en la que se aprobó llevar adelante el proyecto de Concilio Plenario y el Colegio Venezolano en Roma. Fue miembro de la Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo (1992) y del Sínodo de América (1997) y Vicepresidente del CELAM. Tuve la dicha de trabajar a su lado como vicepresidente, aprendiendo de su capacidad de escucha, su afán por crear consensos y promover iniciativas comunes. Siempre sin buscar protagonismos sino generar procesos en comunión. En todo hizo gala de su lema episcopal “Me gastaré y desgastaré para la Gloria de Dios”, calladamente, sin ruidos pero con constancia y profunda fe. Desde su retiro la salud se fue resintiendo y deteriorando paulatinamente pero dando ejemplo de serenidad y confianza en el Señor y la Virgen. Descanse en paz.
El tercer obispo de Margarita (1983-1998), y quinto de Barcelona (199-2014), Mons. César Ramón Ortega Herrera, nació en la parroquia Salom, Municipio Nirgua, del Estado Yaracuy el 16 de julio de 1938 y falleció en Valencia el 9 de abril de 2021. Estudió en los Seminarios de Ciudad Bolívar y Barquisimeto y obtuvo la licenciatura en Filosofía y teología en la Universidad de Ottawa, Canadá.
Fue ordenado sacerdote el 30 de junio de 1963 por Mons. Juan José Bernal Ortiz, en la Catedral de Ciudad Bolívar. En la arquidiócesis guayanesa ocupó los cargos de Vicario Parroquial de la Catedral de Ciudad Bolívar, Capellán Militar, Profesor en varias Especialidades, Párroco de Nuestra Señora de Coromoto desde 1964 hasta 1983. Director de la Escuela «Nuestra Señora de Coromoto» en Ciudad Bolívar. Además fue Canónigo Racionero y posteriormente Canónigo Doctoral, Rector del Seminario Menor y desde 1974 Vicario general de la Arquidiócesis de Ciudad Bolívar.
Fue Nombrado Obispo de la Diócesis de Margarita por el Papa San Juan Pablo II, el 25 de agosto de 1983. Recibió la Ordenación Episcopal el 28 de octubre de ese mismo año en la Catedral de Santo Tomás de Ciudad Bolívar, siendo Consagrante principal Mons. Crisanto Mata Cova, Arzobispo de Ciudad Bolívar y concelebrantes asistentes Mons. Tomás Enrique Márquez Gómez. Obispo de San Felipe y Mons. Constantino Maradei Donato, Obispo de Barcelona. En esa oportunidad lo conocí pues participé en su ordenación. Deja huella en las dos diócesis donde estuvo por su empeño en dotarlas de iglesias y casas parroquiales a tono con las necesidades. Me invitó a predicarle en sus bodas de plata sacerdotales en La Asunción. Lo visité por última vez en Margarita, postrado en cama pero con ánimo de conversar y contento de recibir a un hermano. Los últimos meses en su pueblo natal se agravó y trasladado a Valencia, murió, pidiendo ser sepultado junto a su familia en su lar natal. Descanse en paz.