Por RAFAEL POLEO
En las elecciones de noviembre, muchos venezolanos expresarán su rechazo a Maduro absteniéndose de votar. Estos compatriotas se sentirán muy mal cuando descubran que sí votaron, pues al abstenerse votaron por Maduro.
Las naciones europeas y americanas, intereses muy poderosos que han obligado a Maduro a hacer estas elecciones, lo han hecho basadas en discretas pero eficaces encuestas que muestran el grueso repudio nacional a la dictadura. Saben que el régimen hará todas las trampas que les sean posibles. Pero ellos también tienen su propia trampa: descalificar a Maduro denunciando el fraude electoral.
Esto lo tiene que saber Jorge Rodríguez, cerebro actual del régimen. Sabe que esta vez su trampa se convierte en la trampa de su enemigo. Su capacidad de trampear se ve así muy disminuida. Es por eso que ha concentrado sus recursos en promover la abstención del votante opositor y en promover la división del voto opositor.
Está clarísimo que la esperanza del madurismo en estas elecciones tiene dos fuentes importantes. La abstención es una. El voto fuera de la unidad es la otra.