nicolas maduro

21N: El régimen salió con las tablas en la cabeza

*** El régimen de Maduro salió con las tablas en la cabeza tanto en lo electoral como en lo internacional. El informe preliminar de la Unión Europea, es determinantemente revelador, considera el autor.

Por J. GERSON REVANALES M

Como decía el difunto comandante, «el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga«. El resultado del proceso electoral del pasado fin de semana, si bien fue una crónica anunciada, por falta de garantías para votar, también trajo sorpresas frente al triunfo pírrico del régimen–gobierno, que sólo pudo llevarse 18 gobernaciones.

Al momento de escribir esta columna, la sala situacional de Miraflores, debe estar revuelta ante tan inesperado descalabro, al materializar el peor resultado de los últimos dieciséis años. En el 2006 Chávez sacó 7 millones 300 mil 243 y en la segunda reelección, en el 2012, alcanzó un máximo histórico de 8 millones 184 mil 383. Ahora, el chavismo cae en barrena, con apenas 3 millones 722 mil 656 votos arreados, frente a los 4 millones 428 mil 796 votos de una oposición en el peor de sus momentos, desunida por los egos, protagonismo, cohabitación, la toma de decisiones. Esto sin contar los 13 millones 008 mil 953 electores que no votaron (59,20 %) por las incoherencias de la dirigencia opositora.

Aceptar que, porque el régimen se haya adjudicado 18 gobernaciones, el país es rojo rojito, es una falsa apreciación. Es no ver que, a pesar de las amenazas de las UBH, puntos rojos y toda la maquinaria de control electoral, la oposición ganó en municipios donde no había ganado en los últimos 20 años. Se pasó de 27 alcaldías a 117, con casi 3000 concejales. Una revisión de las cifras electorales reflejan que el régimen sólo logro más del 50% de los votos en cinco estados. Lo cuestionable del sistema es que, con menos del 17% de votantes, lograron 18 gobernaciones y 205 alcaldías, gracias en parte a la dispersión del voto entre la MUD y la Alianza Democrática, al menos en 14 entidades como Táchira, Mérida y Trujillo, donde la suma de ambas tarjetas siempre fue superior a la del PSUV. También debe agregarse que la perdida de estas gobernaciones no fue por causa del abstencionismo, sino por no lograr ponerse de acuerdo los factores de oposición. Los números no mienten.

Lo cierto es que el régimen salió con las tablas en la cabeza tanto en lo electoral como en lo internacional. El informe preliminar de la Unión Europea, a pesar de las amenazas de algunos voceros del régimen, que le hablan al país como si aun fueran brigadier o alférez mayor, es determinantemente revelador cuando recalca decisiones judiciales cuestionables como la sustitución de los comités ejecutivos de algunos partidos y entregar sus tarjetas electorales a facciones internas que los utilizaron para presentarse a las elecciones. También cuando resaltan la inhabilitación política arbitraria de candidatos de la oposición o el extendido uso de recursos del Estado en la campaña y un acceso desigual a los medios de comunicación. 

En este mismo orden para, sorpresa general, el canciller español también manifestó su inconformidad con el proceso electoral. Al igual que en el informe de la UE, para el gobierno de Pedro Sánchez existen graves deficiencias como la falta de independencia judicial y el respeto del Estado de Derecho, con lo cual ambos informes desarman al régimen gobierno ante la comunidad internacional. El entre líneas de ambos comunicados, palabras más o palabras menos, coincide en la falta de un Estado de Derecho, apreciación que por igual tiene el Fiscal de la Corte Penal Internacional, al ordenar abrir el caso de Venezuela por crímenes de lesa humanidad

En términos criollos, se le pusieron las papas duras al régimen. Las elecciones del pasado 21N, con el triunfo de Rosales, Morel y Galindez, confirmaron que en política no hay cadáveres insepultos y slogans como el “cambio va” o “esto no lo aguanta nadie” no han perdido su vigencia. 

El resultado de las elecciones determina que, para salir de este pesadilla, hay dos caminos, uno a largo plazo con elecciones en el 2024, y otro a corto plazo con el Referéndum Revocatorio, el cual indudablemente, a pesar de ser un derecho constitucional avalado por Hugo Chávez para sancionar a los malos gobiernos, tiene sus enemigos dentro de madurismo y alguno sectores mal llamados de oposición. Sin embargo, también tiene sus simpatizantes dentro de los 4 millones 428 mil 796 votos de la oposición desunida sin contar los 13 millones 008 mil 953 de electores que no asistieron a votar (59,20 %) y aspiran a una salida constitucional a través del Referéndum Revocatorio, consagrado en el artículo 72 de la Constitución.

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