Una democracia sin héroes en sucesión

democracia

*** «A esta patria le faltó más gente noble, más gente buena. Más patriotas comprometidos con el futuro para transformar el más inocente de los países suramericanos en una gran nación», considera el autor.

Por CARLOS OJEDA

Confieso que sin haber leído el artículo del Dr. Jesús Eduardo Troconis EL LEGADO QUE DEFIENDE ACCIÓN DEMOCRÁTICA, no hubiese imaginado la diferencia catastrófica entre los constructores de las democracias más representativas de este continente. Es decir entre la democracia norteamericana y esa democracia suramericana que en algún momento representó Venezuela.

Democracia. Concepto etimológico de las palabras griegas “Demos” y “Kratos”. Poder del pueblo. Definición que al pasar el tiempo maduró en la formación de las Repúblicas. La Democracia es el más representativo de los sistemas políticos, porque el gobierno se caracteriza por su alternatividad en función de las decisiones de la mayoría de los ciudadanos. También es ese sistema, donde por excelencia los demás poderes del Estado, le brinda el contrapeso adecuado para garantizarles a los ciudadanos, que muy a pesar de un gobierno poderoso, puedan disfrutar de todas las libertades civiles establecidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde cuando en 1945 se fundó  la ONU.   

La democracia es el menos malo de los sistemas políticos. El más vapuleado por quienes han pretendido eternizarse en el poder. La forma más odiada del ejercicio gubernamental por dictadores, truhanes y empresarios codiciosos quienes – con su estupidez mental – solo acumulan riquezas sin saber para qué. Ignorantes sin el talento ni siquiera, para haber leído la frase que heredamos de Alejandro Magno.

“Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen, ante la muerte, el poder de curar. Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen. Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo”

La democracia en los sistemas autoritarios la construyen héroes con profunda moral y nacionalismo. Rómulo Betancourt fue uno entre tantos otros que con fortaleza y valor, instauraron la democracia en Venezuela. Caldera, Villalba, Miguel Otero, Carnevalli, Pinto Salinas, Leonardo Ruiz, Andrés Eloy, Gallegos, Gonzalo Barrios, Prieto, Hugo Pérez la Salvia, Lara Peña y muchos más. Ellos lograron con el adecuado trabajo colectivo y sin más ambición que la libertad de sus compatriotas establecer la democracia con su epopeya civil.

Fueron baluartes que demolieron cientos de años de militarismo y caudillismo criollo instaurando por primera vez en el país, un gobierno de elección popular. Un país con deberes y derechos. Un país donde se integrarían por primera vez, todos los colores y las clases sociales. Un país diseñado con el solo norte de construir una gran nación. La nación que Bolívar imaginó en sus sueños. Esa patria donde los valores morales y ciudadanos estuviesen por encima de las apetencias personales.

La realidad del ideal democrático y libertario se hizo presente. Los partidos políticos y esos líderes de AD, URD, COPEI y el PCV lograron fundar las bases donde se formaría la Venezuela civil y moderna, ese período que abarcó 40 años de desarrollo continúo. ¡Pero es más fácil la riqueza en un país sin controles! Es más cómodo para políticos corruptos y a empresarios sin valores morales – así vistan con elegancia.  

No les importa el sufrimiento y los pesares de su gente. Les importa un carajo si la República se hunde en el fango de la ignorancia o en el estiércol de la ignominia.

A esta patria le faltó más gente noble, más gente buena. Más patriotas comprometidos con el futuro para transformar el más inocente de los países suramericanos en una gran nación. Le faltaron más héroes con valentía y honor. Le faltó más coraje a los hombres de bien. Los chiclanes de la generación de relevo en los liderazgos políticos son mimos maquillados sin color. Payasos sin creatividad ni talento. Son apenas la sombra de quienes con gallardía lograron instalar la mejor forma de gobierno en este país.

Extraño  al Dr. Gonzalo Barrios, a Siso Martínez, a Rafael Alfonso Ravard, a Piñerúa y a todos aquellos que nunca pretendieron riquezas o poder sino solo edificar una nación para todos. Extraño a la gente culta, decente, con principios y con patrones morales. Extraño a los políticos valientes, con ideales y con la convicción de luchar por el bienestar colectivo.

“Busco político serio – Sin camioneta, sin dinero – pero con la frente el alto”.

Las opiniones publicadas en Zeta son responsabilidad absoluta de su autor.

Salir de la versión móvil