Protestas en Panamá

Panamá: cómo ha pasado de ser un ejemplo de prosperidad y estabilidad a vivir masivas protestas

***Panamá, el país más rico de Centroamérica, empieza a conocer la protesta social.

Por Ángela Betancourt

Panamá, el país más rico de Centroamérica, ha visto como desde hace dos semanas las movilizaciones de colectivos sociales, manifestaciones callejeras y carreteras bloqueadas acabaron con la tranquilidad de sus calles.

El aumento de los precios de alimentos, medicinas y combustibles desbordó el descontento ciudadano dando pie a otras demandas de tipo político y social.

El gremio educativo comenzó las protestas con una huelga indefinida y se fueron sumando sindicatos, organizaciones sociales, grupos indígenas y otros sectores de la población.

Con el país al borde de un estallido social y más de US$500 millones en pérdidas estimadas en la cadena de producción por los disturbios, el gobierno ha tratado de calmar los ánimos con concesiones.

El presidente Laurentino Cortizo congeló el precio de la gasolina en US$3,95 por galón -se llegó a disparar a más de US$5- y finalmente lo bajó a US$3,25 dólares.

También anunció subsidios a algunos alimentos y una reducción del gasto del 10%, pero gremios y sindicatos consideran estas medidas insuficientes y continúan las negociaciones en un ambiente de tensión que amenaza con estallar en cualquier momento.

Ante este escenario, el martes el gobierno y los representantes de los manifestantes aceptaron participar en un diálogo sobre varias demandas básicas: reducción del costo de alimentos, combustibles. energía y medicamentos, así como el aumento al presupuesto educativo y el combate a la corrupción, entre otras.

«Era un volcán que se activó», dijo un representante del gremio de profesores, que ha sido uno de los que han liderado las protestas.

«El problema es que no quieren entender que tienen que dar una muestra clara y sincera de cambio institucional. Aquí no se busca un cambio de sistema, sino un cambio del modelo económico, que ya no seamos el segundo o tercer país con la más mala distribución de la riqueza del mundo», señala.

Para el gobierno del presidente Laurentino Cortizo, son demandas legítimas que están dispuestos a atender.

«Los puntos que se han planteado sí son válidos, reconocemos que podemos verlos y revisarlos. Y los movimientos son legítimos, nosotros los reconocemos como gobierno, desde el presidente Cortizo», dijo el vocero presidencial Roger Alberto Tejada.

Con una economía dolarizada, ingresos anuales de miles de millones por el canal y con el sector de servicios como principal motor, la economía avanzó a un ritmo promedio del 6,3% anual en las siguientes dos décadas y no se contrajo un solo año hasta 2020, por los efectos del covid.

El año pasado Panamá recuperó el terreno perdido en la pandemia y su PIB per cápita -principal indicador de productividad y desarrollo económico- rebasó los US$14.500, según datos del Banco Mundial (BM).

La cifra es superior a la de Costa Rica (US$12.500), a menudo considerado un ejemplo de prosperidad en la región, y multiplica por tres y cuatro las de otros vecinos centroamericanos como Nicaragua, Guatemala, Honduras o El Salvador.

Sus niveles de desempleo en torno al 10% tampoco parecen excesivos, si bien la informalidad roza el 50%, según datos de la Contraloría General de la República (CGR).

En cuanto a la pobreza, la sufre un 12,3% de la población, mientras en Costa Rica alcanza al 26,8%, en El Salvador al 22,8%, en Honduras al 73% y en Guatemala al 60%, según datos oficiales y de organismos multilaterales.

«En la pandemia se sufrió mucho económicamente, pero lo que está ocurriendo ahorita mismo no es producto de la pandemia, no es producto de los problemas económicos de la guerra de Ucrania, es producto de un modelo instaurado después de la invasión en 1989 en Panamá que se instaló un modelo neoliberal», indicó otro vocero del sector educativo.

Además del gremio de profesores, organizaciones sociales, de transportistas e indígenas han efectuado bloqueos en diversas vialidades del país. Los manifestantes han acusado a la policía de emplear gases y un uso desmedido de la fuerza para disipar las protestas.

El gobierno dice que, aunque se respeta el derecho a las protestas, éstas están cayendo en excesos: «Las manifestaciones y cierres han pasado a un contexto de violencia, desproporcionada, han llegado a atacar a particulares, a los propios civiles, al propio pueblo. Hemos visto que se han impedido el paso de ambulancias, de comida, con estos cierres. Y hay grandes pérdidas, más de US$500 millones», señala el portavoz Tejeda a BBC Mundo.

Es importante mencionar que la inflación es un fenómeno en auge en la historia reciente de Panamá.

El índice de precios al consumo (IPC) fue en junio del 5,2% respecto al mismo mes del año anterior, una cifra moderada en comparación con otros países de occidente, pero que las familias notan mucho cuando toca llenar la canasta básica. Además los precios de la la gasolina se dispararon en torno al 40% en pocos meses.