La presidenta del BCE Christine Lagarde advirtió de que prevé “seguir incrementando los tipos” pese a admitir que el debilitamiento de la economía puede llevar a un “mayor desempleo”.
Por José Piñeiro
La amenaza de una recesión en la zona euro no ha disuadido al Banco Central Europeo en su guerra sin cuartel contra la inflación. La institución decidió este jueves incrementar el precio del dinero en tres cuartos de punto, hasta el 2%. Hasta el pasado mes de septiembre, la autoridad monetaria jamás había subido las tasas de interés en más de medio punto en sus 24 años de historia.
Sin embargo, la persistente inflación, del 9,9%, ha llevado a la entidad que preside Christine Lagarde a aumentarlos en 0,75 puntos en dos ocasiones, devolviendo los tipos a los niveles de hace más de una década. Lagarde advirtió de que prevé “seguir incrementando los tipos” pese a admitir que el debilitamiento de la economía puede llevar a un “mayor desempleo” en el futuro.
El BCE también ha decidido recalibrar las operaciones de refinanciación de la banca, las llamadas TLTRO, para poner coto a los beneficios caídos del cielo que están ingresando las entidades financieras.
Lagarde cumplirá el próximo martes tres años al frente del BCE. Su llegada fue vista con ciertos recelos por algunos banqueros centrales que no escondían su disgusto por la llegada de otro político al Consejo de Gobierno de la institución. Este jueves, sin embargo, la francesa ha demostrado sus grandes avances en el singular lenguaje de los banqueros centrales.
Por cada una de cal, Lagarde echó otra de arena a lo largo de toda la rueda de prensa: se suben de nuevo las tasas de interés, pero ya se ha hecho un “progreso sustancial” en la retirada de estímulos; el objetivo es reducir la inflación, pero se advierte de un creciente riesgo de recesión y de subida del desempleo, y se seguirá encareciendo el precio del dinero, pero se irá viendo “reunión a reunión”. Los mercados vieron en las palabras mucho más matizadas de la francesa una rebaja de tono. Casi de inmediato, el euro volvió a perder la paridad con el dólar. “El tono de la conferencia fue más cauto y menos agresivo que en reuniones anteriores”, juzga la economista de Federated Hermes, Silvia Dall’Angelo.
La zona euro sigue temblando por el terremoto de la inflación, que continúa haciendo mella en Países Bajos, Bélgica o Alemania. Incluso España, donde los precios empiezan a relajarse, identifica la inflación como el enemigo número uno en el plan presupuestario remitido a Bruselas.
Detrás de esa escalada de precios, la mayor desde la fundación de la moneda única, está el aumento del coste de la energía provocado por la guerra de Ucrania. Esta misma semana, la multinacional alemana Basf anunciaba un recorte permanente de su capacidad en Europa al considerar que el Viejo Continente ha dejado de ser competitivo por los costes energéticos. Sin embargo, las decisiones del BCE apenas van a tener incidencia en las razones que llevan al grupo alemán a apostar por otras regiones.