El estallido de la pandemia fue una bendición para las tecnológicas, que vieron cómo se disparaban sus negocios.
Por Pete Romero
Luego de dos años de frenesí en el sector de la tecnología, con crecimientos explosivos y expectativas envidiables ante una digitalización creciente después de la pandemia global del coronavirus, las grandes empresas se vieron en la necesidad de recortar sus nóminas.
El primero que abrió la veda fue Meta (Facebook). Este mes ‘negro’ de enero han llegado tres más del grupo de las cinco más grandes: Alphabet (Google), Amazon y Microsoft, con Apple como la única que aún no ha sacado la tijera. Hay una frase del CEO del dueño de Google, Sundar Pichai, que resume la situación: «Contratamos para otra realidad».
El estallido de la pandemia del coronavirus fue un quebradero de cabeza para muchas industrias. No para la tecnológica, que vio como el incremento de los servicios digitales disparaban su negocio. Más compras por internet, más teletrabajo, más consumo en casa, más software, más gasto en la nube… Esto llevó a las compañías a disparar sus desembolsos para invertir y hacer frente a la demanda. Amazon aceleró en las aperturas de centros. Google o Microsoft contrataron muchos más empleados y construyeron más centros de datos. Pero ante una progresiva ‘vuelta a la normalidad’ a principios del año pasado, las valoraciones, basadas en esas expectativas pasadas de crecimiento, se cayeron. La fiesta estaba llegando a su fin.
Lo que eran crecimientos de doble dígito en ingresos se convertían en una ralentización clara. Entre enero y septiembre, Amazon apenas creció su volumen de ventas un 9,7% y regresó a las temidas pérdidas netas en su cuenta de resultados. Google incrementó su facturación -principalmente de servicios en la nube y de publicidad online- un 6% en el trimestre veraniego (frente al 41% de 2021) y los beneficios se desplomaron hasta los 13.900 millones, 6.000 millones menos que un ejercicio antes. Durante los últimos meses del pasado año estudiaron las medidas. Y la primera en tomar cartas en el asunto era Meta, la que más acuciada estaba por las cifras y por una apuesta especialmente controvertida por el metaverso. Era sólo la antesala.
En las tres primeras semanas del mes de enero, el resto de competidores se unieron para poner fin al frenesí. Amazon despedirá a más de 18.000 empleados en todo el mundo, especialmente en el área de dispositivos y recursos humanos, además de los almacenes. Eso sí, esto apenas representa un 1% de su plantilla global, incluida la nutrida área de logística. Esta semana también han aprobado en sus consejos más recortes otros dos gigantes: Alphabet se deshará de 12.000 empleados, un 6% del total, mientras que Microsoft recortará unos 10.000 (más del 4,5%).
La carta que ha enviado el consejero delegado de Alphabet, Sundar Pichai, a su plantilla resume bien la situación actual: «En los últimos dos años hemos visto periodos de crecimiento espectacular. Contratamos para una realidad económica diferente a la que enfrentamos hoy». Entre sus prioridades hay una que se ha convertido en una obsesión para todas estas compañías: la inteligencia artificial. Por su parte, Doug Herrington, responsable de la división de Consumo, avisaba en una carta: «A medida que nos dirigimos a 2023, seguimos en tiempos económicos inciertos». El CEO de Microsoft, Satya Nadella, precisaba más: «Los clientes aceleraron su gasto digital durante la Covid; ahora vemos cómo optimizan su gasto para hacer más con menos; también vemos a empresas de todas las industrias más precavidas».
Apple es la única que no ha entrado en esta fase de recortes, totalmente inédita en la última década de fortísimo crecimiento de todo el sector. El fabricante del iPhone ha sido menos agresivo en el crecimiento de plantilla. El crecimiento en ingresos fue del 8% en su último año fiscal y el de los beneficios llegó al 9%. Su plantilla ascendía a cierre de septiembre a 164.000 empleados en todo el mundo. Esto supone una subida de apenas el 11% respecto al mismo periodo de 2020, de largo el ritmo más bajo de esta élite de gigantes tecnológicos.
El resto de rivales sí que han disparado sus plantillas, por lo que estos recortes siguen sin cubrir el crecimiento vivido en los últimos años. Por ejemplo, Alphabet tenía 123.000 trabajadores en el primer trimestre de 2020, cuando estalló la Covid. En septiembre sumaba algo más de 186.000. Esto supone un crecimiento del 50%. Las proporciones son más o menos similares en el resto. El caso más paradigmático es el de Meta (Facebook): ha pasado de marzo de 2020 a septiembre de 2022 de 44.000 a 87.000 trabajadores. Viendo que los ajustes siguen sin ser especialmente agresivos en cuanto a la cifra global de sus plantillas, queda por ver si habrá una segunda ola a lo largo de este 2023 aún con incertidumbre.
Estas medidas están teniendo sus efectos en España. Meta cerró su Expediente de Regulación de Empleo (ERE), con la salida de algo menos del 20% de su plantilla local. Twitter también ha iniciado un procedimiento de despido colectivo para el cierre de su oficina y el despido de buena parte de sus trabajadores. Las tres que han tomado medidas en este mes de enero tendrán que ir notificando las afecciones. Para llevar a cabo un ERE negociado deberían superar al menos el 10% de la plantilla local. Las cinco grandes cuentan con miles de trabajadores, con Amazon como principal empleador por su división logística.
El ‘efecto dominó’ en el resto del sector tecnológico se está percibiendo también entre las compañías más pequeñas. Las startups también están ejecutando una oleada de salidas. En España se han dado casos relevantes como los de Typeform, que despidió al 25% de su plantilla o los de Devo. Ambos son unicornios que crecieron con fuerza durante la pandemia y que hoy buscan ajustar costes para alargar sus cajas. Wallbox, aunque no entra en esa categoría al ser ya una compañía cotizada, también se sumó esta semana con el anuncio de despidos para un 15% de la plantilla. La música se ha apagado. Ahora queda gestionar la resaca.