Univisión
Unas nueve horas después del devastador terremoto de magnitud 7.8 que sacudió la frontera entre Turquía y Siria, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó un nuevo gran sismo en la zona, este de magnitud 7.5.
El balance de fallecidos en ambos países es de 1,900 y se teme que sean más. En Turquía, el gobierno reportó más de mil muertos, mientras el resto se produjo en Siria, tanto en zonas controladas por las fuerzas de Bashar al Asad como por regiones en poder de la oposición.
El primer gran terremoto en la zona, de magnitud 7.8, se produjo cerca de Gaziantep a las 2:17 hora local (18:17 del domingo EST). Una réplica de magnitud 6.7 retumbó unos 10 minutos después. Y a las 11:24 de la mañana hora local se produjo el de magnitud 7.5 cerca de Ekinözü, a unas 75 millas (120 km) al norte del primero.
El temblor y sus réplicas se pudieron sentir en zonas tan lejanas como Damasco, Beirut o El Cairo. Y más allá: «Los fuertes temblores en Turquía fueron claramente registrados por los sismógrafos de Dinamarca y Groenlandia», dijo a la AFP la sismóloga Tine Larsen.
La frenética búsqueda de personas atrapadas entre los escombros
Erdogan señaló que se habían registrado derrumbes o daños graves en más de 2.800 viviendas y que se había conseguido rescatar con vida a 2.470 personas de los escombros.
De hecho, el sismo inicial destruyó edificios desde las ciudades sirias de Alepo y Hama a la turca Diyarbakir, a más de 200 millas (330 kilómetros) de distancia al noreste.
Casi 900 edificios se desplomaron en las provincias turcas de Gaziantep y Kahramanmaras, indicó el vicepresidente Fuat tkay. Un hospital se derrumbó en la ciudad costera mediterránea de Alejandreta, pero en un primer momento se desconocía el número de víctimas, señaló.
“Por desgracia, en este momento también sufrimos condiciones climáticas extremadamente graves”, dijo Oktay a la prensa. Casi 2,800 equipos de búsqueda y rescate se habían desplegado en las zonas afectadas, añadió.
Las bajas temperaturas y la nieve en la zona, donde también hay territorios montañosos de difícil acceso, complican las tareas de rescate.
Escenas de pánico y desesperación se vieron en las calles de las ciudades más impactadas en una fría noche de invierno. Los equipos de rescate y los residentes buscaban frenéticamente supervivientes bajo los escombros de los edificios aplastados en varias ciudades a ambos lados de la frontera.
En Turquía, la gente que intentaba salir de las regiones afectadas provocó atascos de tráfico que complicaban los esfuerzos de los equipos de emergencias por llegar a los lugares golpeados. Las autoridades instaron a los vecinos a no tomar las carreteras. Mezquitas de toda la región abrían como refugio para la gente que no podía regresar a sus casas en temperaturas que rondaban la congelación.
En la ciudad turca de Adana, los testigos dijeron que habían oído a una persona pedir ayuda bajo los restos de un edificio. “No tengo fuerzas para aguantar”, lloró la persona. Más al este, en Diyarbakir, grúas y equipos de rescate trabajaban en una pila de pisos de concreto amontonados que antes eran un edificio de apartamentos.
El que posiblemente se convierta en uno de los símbolos de la enorme destrucción del sismo es el histórico castillo romano de Gaziantep, que llevaba en pie más de 1,700 años y que ha sido arrasado por el temblor.
Del lado sirio de la frontera, el sismo estremeció regiones bajo control opositor donde hay varios millones de desplazados con un precario sistema de salud después de varios años de guerra.
“Se teme que haya cientos de muertos”, dijo Qaddor, refiriéndose a la región noroccidental del país. “Estamos bajo presión extrema”.
El grupo opositor Defensa Civil Siria dijo que la situación en la región controlada por los rebeldes era “desastrosa”, pues había edificios enteros desplomados y personas atrapadas entre los escombros.
El terremoto se sintió también en Líbano y Egipto
El terremoto también se sintió en Beirut (Líbano) y El Cairo (Egipto). En Damasco, la capital siria, los edificios se estremecieron y muchas personas salieron aterradas a las calles.
El sismo sacó de sus camas a los residentes de Líbano, estremeciendo edificios durante unos 40 segundos. Muchos de los habitantes de Beirut salieron de sus casas a la calle o condujeron sus vehículos a zonas alejadas de construcciones.
En El Cairo, también llegaron a sentir los coletazos del terremoto que coincidió con una tormenta de nieve en Oriente Medio que espera continúe hasta el jueves.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, afirmó que ha comunicado a las autoridades turcas que Estados Unidos está dispuesto a proporcionar asistencia para ayudar en las labores de rescate tras el terremoto. En un tuit, Sullivan dijo que Estados Unidos estaba «profundamente preocupado por el destructivo terremoto» en Turquía y Siria.
«He estado en contacto con funcionarios turcos para transmitirles que estamos dispuestos a proporcionar toda la ayuda necesaria. Seguiremos vigilando de cerca la situación en coordinación con (Turquía)», dijo Sullivan.
Turquía se asienta sobre una de las principales fallas geológicas del planeta.