Julio Castellanos: Prosperi: reflexión para la acción

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El autor considera que las dictaduras no desaparecen por una guerra que impone condiciones a los dictadores vencidos sino por pactos, acuerdos de un modus vivendi nuevo establecido para cambiar de orden político pacífica e institucionalmente.

Por Julio Castellanos

El pasado 1 de mayo, Carlos Prosperi visitó Carabobo y participó en la marcha de los trabajadores en Valencia y, poco después, en una concentración en las instalaciones del Instituto del Deporte del Municipio San Diego. Fue una excelente oportunidad para escuchar al precandidato presidencial de la Unidad, sus ideas y puntos de vista frente al difícil contexto político nacional. Prosperi comenzó su intervención con una frase impactante, reflexiva y con un alto llamado a la acción: «si no podemos unirnos entre nosotros ¿cómo podremos unir al país?». Hizo referencia a que la experiencia mundial en transiciones de la dictadura a la democracia implicaba amplios consensos entre los distintos actores políticos, que el rencor personal debe hacerse a un lado para hacer viable un cambio pacífico, institucional, reconocido dentro y fuera del país.

Esos comentarios hubieran parecido solo retórica pero resulta que, en ese instante, junto a la directiva del Comité Ejecutivo Seccional de AD «en resistencia» de Carabobo, es decir, los adecos que reconocen como Secretario General del partido blanco a Henry Ramos Allup, le dio la bienvenida al acto a dos Secretarios Generales Municipales y su militancia de la AD «judicializada» de Cojedes que vinieron a exteriorizar su respaldo a su precandidatura. Asimismo, fue recibida la directiva del partido NUVIPA, quienes expresaron su mayor interés en construir una cada vez más amplia coalición democrática.

En esa misma línea recordó que la transición chilena de la dictadura a la democracia necesitó acuerdos hasta con Pinochet, de hecho, durante el primer gobierno democráticamente electo de Chile tras la dictadura, el Jefe de las Fuerzas Armadas fue el mismo Pinochet. Es decir, que el presidente democristiano Patricio Aylwin gobernó junto con el ex dictador durante 4 años. Sanar las heridas que deja la traumática experiencia dictatorial es difícil, pero hay que tener gestos y acciones concretas que apunten a la reconciliación nacional porque, de otro modo, todo seguirá igual, las heridas y el rencor seguirán eternamente haciéndonos sufrir.

Ciertamente soy un observador parcializado, soy un politólogo pero también un adeco, deseo observar la realidad objetiva de Venezuela pero también soy subjetivamente venezolano. Hay el riesgo de que la pasión nuble a la razón. No obstante, lo dicho y hecho por Carlos Prosperi es política y técnicamente correcto. Las dictaduras en España, Chile, Sudáfrica, Argentina, Paraguay, Uruguay, Polonia o Brasil, y muchas otras, no desaparecieron por una guerra que imponía condiciones a los dictadores vencidos, no se trató de pequeñas versiones de los nazis en Nuremberg siendo juzgados por los aliados después de la II Guerra Mundial, se trató de pactos, de acuerdos, de un modus vivendi nuevo establecido para cambiar de orden político pacífica e institucionalmente. Si seguimos los ejemplos exitosos, no cabe otro remedio, hay que hablar y acordarse con todos, con el blanco, con el rosado, con el rojo, con el azul, con el verde, el amarillo y el naranja.

Pero, además, si nuestra prioridad es resolver la crisis humanitaria compleja, si deseamos realmente que los venezolanos fuera del país dejen de ser víctimas de la aporofobia recubierta de xenofobia, si deseamos conducir a Venezuela hacia la productividad y la prosperidad, ¿lo haremos a través del rencor, la venganza o la violencia? El que desea los fines también debe desear los medios. Construir una sociedad democrática, en la cual se respeten las distintas opiniones y los derechos humanos de todos implica inherentemente que, desde ya, respetemos todas las opiniones y los derechos humanos de todos, incluyendo los de aquellos que en algún momento ejercieron roles que pudieron ser decepcionantes. Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, dijo recientemente que Nicolás Maduro no puede decidir cuál es su oposición, pues bien, tampoco nosotros podemos decidir quiénes son nuestros aliados, menos ahora en un momento tan crucial, todos, auténticamente todos, deben sentirse invitados a reconstruir a Venezuela.

Las opiniones publicadas en El Nuevo País son responsabilidad absoluta de su autor.

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