Rusia anunció este martes que cerró el caso penal por rebelión armada contra el Grupo Wagner, quien el fin de semana hizo temblar al Kremlin con un amotinamiento abortado en menos de 24 horas, cuando las tropas de los mercenarios se encontraban a 200 kilómetros de Moscú.
«La causa penal incoada por la rebelión armada del Grupo Wagner ha sido archivada» este mismo martes, se informó en un comunicado citado por la agencia oficial TASS. La nota agrega que «durante la investigación del caso penal sobre rebelión armada se estableció que el 24 de junio sus participantes cesaron las acciones dirigidas directamente a cometer ese delito».
La Fiscalía General de Rusia abrió el caso bajo el artículo 279 del Código Penal ruso el viernes por la noche, cuando Prigozhin y sus hombres anunciaron que habían cruzado desde Ucrania la frontera rusa en Rostov y que habían iniciado una «marcha por la justicia» hacia Moscú, tras denunciar un ataque del Ejército ruso contra un campamento de los mercenarios en la retaguardia rusa.
El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, denunció la desastrosa gestión de la cúpula militar rusa, encabezada por el ministro de esa cartera, Serguei Shoigu, y el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerasimov. El sábado por la noche Prigozhin ordenó a sus fuerzas volver a sus campamentos tras haber alcanzado un acuerdo.
El ministerio ruso de Defensa anunció que están en curso los «preparativos” para transferir al Ejército los equipamientos militares «pesados» de Wagner. Rusia da este paso después de que Putin diera tres salidas a los mercenarios que se sublevaron: regresar a sus casas, irse al exilio a Bielorrusia o firmar un contrato con el Ministerio de Defensa.
Por qué importa: El acuerdo alcanzado por Rusia y Prighozin significa en la práctica el desmantelamiento de Wagner tal y como se conocía desde que se creó en 2014 a raíz del estallido del conflicto en el Donbás, en el este de Ucrania.