DIAZ CANEL

Díaz-Canel ofrece retórica vacía sobre la paz en la 78° Asamblea General de la ONU

Más de lo mismo: El dictador cubano evita condenar la invasión rusa a Ucrania y pide el levantamiento de sanciones internacionales.

Durante su intervención en la 78° Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York, el dictador cubano, Miguel Díaz-Canel, evadió cualquier crítica directa a la agresiva invasión de Rusia a Ucrania, una omisión que pone en cuestión la sinceridad de su llamado por un «mundo de paz, sin guerras ni conflictos».

Díaz-Canel también hizo uso de su discurso para protestar contra las sanciones internacionales impuestas a su régimen, así como a Venezuela y Nicaragua, denunciando las medidas de «potencias de Occidente». Dicha estrategia retórica parecería buscar simpatía y solidaridad internacional alegando que Cuba ha sido la nación que «por más tiempo las ha soportado».

En medio de una ola de críticas hacia su gobierno, Díaz-Canel intentó posicionar a su país como una víctima más de problemas globales en aumento, como la pobreza y el hambre. «Demandamos cambios que ya no pueden posponerse más», expresó, en una aparente táctica de desvío de la atención de los problemas internos de Cuba hacia asuntos más universales.

Mientras se abstiene de condenar la invasión de Ucrania por parte de Rusia, una acción ampliamente criticada y vista como una violación flagrante del derecho internacional, Díaz-Canel solicitó un mundo sin «guerras ni conflictos». Este llamado, sin embargo, resulta contradictorio y difícil de tomar seriamente dada la falta de una condena explícita a Rusia, mostrando una reticencia evidente a enfrentar a una potencia que se ha implicado en una invasión militar directa.

En este análisis, es evidente que las palabras de Díaz-Canel en la Asamblea General de la ONU fueron, en gran medida, un ejercicio de retórica vacía, buscando evocar una imagen de liderazgo preocupado por la paz global mientras evita confrontar acciones beligerantes significativas en el escenario mundial. Su discurso, lejos de promover una auténtica paz, parece más bien enfocado en proteger los intereses de su régimen y aliados cercanos a expensas de una verdadera defensa de los principios de paz y seguridad global.