Entre conos de helado y protestas, el presidente de EE.UU. anticipa un posible acuerdo de paz en la Franja de Gaza.
En una escena que dista mucho de los corredores del poder tradicionales, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, compartió con la prensa su esperanza de que se concrete un alto al fuego en la Franja de Gaza mientras disfrutaba de un cono de helado de chocolate y menta en una heladería de Nueva York.
«Mi asesor de Seguridad Nacional me dice que estamos cerca, estamos cerca, pero todavía no lo hemos conseguido. Mi esperanza es que para el próximo lunes tengamos un alto al fuego», confesó Biden a los periodistas, dejando entrever el delicado balance entre la diplomacia y los momentos de la vida cotidiana.
Este comentario llega en un momento crítico, cuando el mundo observa con atención las negociaciones que buscan poner fin a los meses de conflicto en Gaza.
Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Biden, ya había indicado que Estados Unidos, Israel, Egipto y Catar habían esbozado «las líneas básicas» para facilitar este acuerdo, que incluiría un intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos.
Las conversaciones, que tienen lugar en Doha y cuentan con la participación de delegaciones de Catar, Egipto, Estados Unidos, Israel y el grupo islamista Hamás, están «avanzando», según fuentes cercanas al proceso.
Este esfuerzo diplomático se construye sobre consultas previas en París, buscando definir los términos de un acuerdo que podría marcar un antes y un después en el conflicto.
La posibilidad de un alto al fuego cobra especial relevancia en el contexto de un conflicto que ha visto la muerte de casi 30.000 palestinos y la devastación en Gaza desde el ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre. Un acuerdo previo en noviembre, que permitió el intercambio de 105 rehenes por 240 prisioneros palestinos, muestra que el camino hacia la paz es complejo pero posible.