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El conflicto escala: Ucrania destruye barco militar ruso y ataques transfronterizos intensifican la tensión

La guerra en el Mar Negro ve un nuevo capítulo con la destrucción de un navío ruso por drones marítimos ucranianos, mientras ataques en territorio ruso y ucraniano elevan la preocupación internacional.

La tensión entre Rusia y Ucrania sigue escalando con el reciente anuncio de la inteligencia militar ucraniana (GUR) sobre la destrucción de un barco de patrullaje ruso en el Mar Negro. El navío, denominado «Sergei Kotov» del Proyecto 22160, habría sido objetivo de un ataque por drones marítimos Magura V5, producidos en Ucrania, sufriendo daños significativos que resultaron en su destrucción. «Después del ataque de drones marítimos Magura V5, el navío ruso Projet 22160 ‘Sergei Kotov’ sufrió daños en la popa, en estribor y en babor», comunicó el GUR a través de Telegram, valorando el barco en unos 65 millones de dólares.

Andriy Yusov, portavoz del GUR, subrayó la gravedad del ataque: «Esta vez fue definitivamente destruido». La situación de la tripulación aún se está dilucidando, con reportes de muertos y heridos, aunque se cree que algunos pudieron haber sido evacuados. Hasta el momento, el Ministerio de Defensa ruso no ha emitido comentarios sobre este incidente en el estrecho de Kerch.

Esta operación refleja la presión constante de Ucrania sobre la flota rusa en el Mar Negro, que ha permitido a Kyiv hundir o inutilizar un tercio de los efectivos rusos desde el inicio de la guerra hace dos años. Este esfuerzo militar no solo ha tenido repercusiones directas en el conflicto, sino que también ha facilitado la reapertura al tráfico comercial de algunos puertos ucranianos en el Mar Negro.

En paralelo a estos eventos, la región rusa de Kursk fue impactada por un ataque ucraniano que afectó una estación ferroviaria, aunque sin dejar heridos. Este ataque dañó líneas de alta tensión y dejó sin suministro eléctrico a zonas cercanas a la frontera. Simultáneamente, Rusia informó de la destrucción de tres drones ucranianos en Belgorod, evidenciando una intensificación de los ataques transfronterizos.

Odesa, una región costera del Mar Negro en Ucrania, también fue objetivo de un ataque masivo ruso con drones kamikaze iraníes Shahed, de los cuales 18 de los 22 lanzados fueron derribados por las defensas aéreas ucranianas. Afortunadamente, no se reportaron heridos en este incidente.

Estos ataques recíprocos entre Rusia y Ucrania subrayan una escalada en el conflicto que despierta preocupación internacional, con ambos lados empleando tecnología avanzada en una guerra que parece lejos de concluir. La comunidad internacional observa atentamente, esperando que las tensiones puedan ser resueltas antes de que la situación se deteriore aún más.