El gobierno chino promete defender a TikTok de la prohibición estadounidense, en un choque de titanes tecnológicos y políticos que pone en juego la presencia de la app en EE.UU.
En un episodio más de la creciente tensión tecnológica entre las superpotencias, China ha lanzado una advertencia a Estados Unidos tras la votación de un proyecto de ley que podría marcar el fin de TikTok en suelo americano, a menos que la popular aplicación de videos corte sus lazos con su matriz china, ByteDance. Este jueves, el gobierno de Pekín ha declarado que tomará «todas las medidas necesarias» para proteger los intereses de sus empresas en el extranjero, calificando las acciones de Washington de operar bajo una «lógica de delincuente».
La disputa pone en el foco no solo a TikTok, cuya popularidad global es innegable, sino también a las preocupaciones de Occidente sobre la influencia que el Partido Comunista Chino podría ejercer a través de tecnológicas como ByteDance. El debate sobre la aplicación no es nuevo; desde hace meses, TikTok ha estado bajo el escrutinio de las autoridades estadounidenses, acusada de permitir al gobierno chino espiar y manipular a sus 170 millones de usuarios en Estados Unidos, algo que la empresa niega rotundamente.
El proyecto de ley, que aún debe enfrentar el juicio del Senado, ha generado un clima de incertidumbre y resistencia entre algunos legisladores que consideran la medida excesivamente drástica.
«Estados Unidos debería respetar los principios de economía de mercado y competencia justa, (y) dejar de reprimir injustamente a empresas extranjeras», expresó He Yadong, portavoz del Ministerio de Comercio chino, haciendo un llamado a Washington para que proporcione un entorno «abierto, equitativo, justo y no discriminatorio» para las inversiones extranjeras.
Este enfrentamiento entre China y Estados Unidos no es solo una cuestión de seguridad nacional, sino también un reflejo de la intensa rivalidad por el dominio tecnológico global. A medida que la situación evoluciona, el mundo observa atentamente, preguntándose si estamos ante el preludio de una nueva era de guerras frías, esta vez centrada en el vasto y volátil terreno de la tecnología y la información digital.