Un litigio por incumplimiento de pagos lleva a la confiscación de un Boeing 737 de Albatros Airlines en Curazao, dejando a la aerolínea venezolana en una situación crítica.
En un episodio que parece sacado de un guion de alto vuelo, Albatros Airlines, conocida en los cielos caribeños por conectar destinos que pocos se atreven, enfrenta turbulencias legales tras el decomiso provisional de uno de sus Boeing 737 en Curazao.
Este martes, la Corte Conjunta de Justicia de las islas del Caribe Neerlandés confirmó la medida, poniendo en jaque las operaciones de la aerolínea venezolana, según reseñó Crónicas del Caribe.
La controversia tiene sus raíces en un conflicto con 111Repair, una firma de servicios aeronáuticos con sede en Homestead, Florida. «La acción fue solicitada por los representantes de 111Repair», indica el reporte, subrayando el retraso de Albatros en cumplir con las obligaciones adquiridas en 2019.
Este incidente no es solo un revés logístico para Albatros; es un drama legal que sobrevuela el dilema de mantener a flote una compañía aérea con solo dos aviones en su flota. El Boeing confiscado y un Embraer son el corazón de Albatros, y la inmovilización de uno pone en riesgo su supervivencia. «El interés de Albatros en levantar el embargo es que no se hunda», se lee en el recurso judicial, pintando una imagen desesperada de la aerolínea intentando salvarse del naufragio financiero.
El litigio entre Albatros y 111Repair destapa una caja de pandora sobre las complejidades y los riesgos del negocio aéreo. La orden inicial de pagar 92.931 dólares más intereses del 9,09% anual, y 400 mil dólares adicionales por el retraso, se ha convertido en una losa demasiado pesada para la aerolínea.