Guyana ha pasado a ser un potencial emporio económico gracias al descubrimiento de enormes yacimientos de petróleo y gas anunciados ayer por Exxon Mobil y Hess, empresas que venían explorando la región reclamada por Venezuela.
La reclamación venezolana, iniciada en los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, bajó de nivel en gobiernos siguientes hasta desvanecerse en el de Hugo Chávez y desaparecer en el de Nicolás Maduro. La causa de este abandono de responsabilidades en el presente siglo fue la política, dictada desde Cuba, de evitar conflictos con países tercermundistas alineables contra Estados Unidos. Pero Guyana, aún bajo gobiernos de izquierda, siguió una estrategia pragmática que aceptó la presencia exploratoria de las petroleras gringas.
Los yacimientos de gas y petróleo descubiertos en la Plataforma Deltana, a los cuales renunciaron Chávez y Maduro, son comparables a los más ricos del planeta. Inversiones billonarias en el área, previstas de antemano, comenzarán inmediatamente en la zona, lo cual significa que el mínimo y pobrísimo país con el cual Venezuela tiene conflicto por el este se convertirá en un emporio económico bajo fuerte protectorado de EE.UU. Esto borra la esperanza de que un gobierno democrático que substituya al de Maduro pueda recalentar la reclamación sobre el Esequibo.
Ya Colombia, con la cual Venezuela limita por el oeste, y Brasil, colindante por el sur, se han convertido en productores de importancia, valiéndose para ello de los técnicos que salieron de Venezuela cuando Chávez despidió casi todo el personal de PDVSA luego del 11 de abril de 2002. Al mismo tiempo, la producción petrolera venezolana ha descendido al punto de que hoy no puede proveer divisas suficientes para importar la comida que el país dejó de producir en los últimos quince años.
El acontecimiento, que sacude el mercado mundial, es de tal magnitud que el presidente de Exxon Mobil, Rex Tillerson, tenía lista una visita al presidente de Guyana, David Granger, para hacer el anuncio conjuntamente. Tillerson suspendió la visita cuando el presidente Trump le nominó para Secretario de Estado, máxima posición política en Estados Unidos después de la Presidencia de la República.
El hecho tiene el efecto de atraer la atención del próximo gobierno estadounidense hacia esta región de Sur América, pues Trump representa en la lucha política los intereses de las grandes corporaciones del petróleo -además de la industria del armamento.