Luisa Ortega es de izquierda hasta el tuétano. Eso debería bastar para explicar su rebelión. Maduro, pelele castrista -y eso no es izquierda- y Cabello, oportunista -de eso hay en ambos lados-, nunca debieron esperar que Luisa Ortega los acompañara en esta fase donde les ha tocado mostrar su verdadera condición de trastornados sociópatas que para perpetrar crímenes y latrocinios se disfrazaron con ropaje ajeno. Porque la izquierda es ilusa, bellamente ilusa, inutilizada para el poder debido a esa ilusión, pero no es asesina ni ladrona, ni usa el poder para enriquecerse y maltratar, ni se aferra a él como un fin en si mismo ni lo usa para escapar de la justicia.
La idea de enfrentar a Luisa Ortega, una auténtica mujer de izquierda, con un Tribunal Supremo donde se resume todo lo esperpéntico del maduro-cabellismo, es lo más infeliz que pudo ocurrírsele a estos patanes que nos gobiernan. Le han dado a esa mujer de izquierda la oportunidad de evidenciar la miseria intelectual y moral de una corte de los milagros, indigna e ilegal, que en cada decisión proclama su espuria naturaleza. Y de paso mostrarle a todos cuanta dignidad puede haber en la izquierda propiamente dicha, esa que fue secuestrada en Rusia, Cuba y Venezuela y asomó su verdadera condición en el Chile de Lagos y el Uruguay de Mujica.
Luisa Ortega ante el TSJ del oprobio será una experiencia pedagógica en lo legal, lo político y lo ético. Esperémosla con solidaridad y respeto.