La titánica labor de organización que hoy permite la celebración de la Consulta Popular -o plebiscito, realmente es lo mismo-, en todos los rincones del mundo, merece un prolongado aplauso de pie para todos esos héroes anónimos que trabajaron como hormigas día y noche durante el último mes. Cuando la Mesa de la Unidad Democrática anunció la realización de este proceso hace dos semanas -evidentemente llevaba más tiempo planificándose y, por eso, se llevaron detenido a Roberto Picón- muchos nos llevamos las manos a la cabeza. No por la idea, la cual es la indicada para desmontar al régimen, sino por el enorme trabajo logístico que suponía.
¿Qué se logrará con la votación de mañana? La jugada es juntar los tres factores claves que, cuando se alinean, producen derrotas fulminantes en el régimen madurista: la aglutinación del descontento popular en forma de votos y el reconocimiento de esos resultados tanto por la comunidad internacional como por la institución militar. Eso ocurrió el 6 de diciembre del 2015: la oposición, ahora resistencia, logró la mayoría absoluta en los comicios parlamentarios, la comunidad internacional reconoció inmediatamente y los militares no dejaron que el binomio Maduro-Cabello desconociera los resultados.
En este punto, vale la pena recordar ese 6 de diciembre que hoy algunos intentan desprestigiar por el desconocimiento de la voluntad popular de parte del régimen que hubo a partir del 7 de diciembre. Cabello creó, en los últimos días de ese diciembre, un Tribunal Supremo de Justicia a la medida para desmontar el poder de la Asamblea Nacional. Aunque, para algunos parezca una victoria madurista, cuando culmine el fragor de la batalla podremos ver que la mencionada jugada selló, para mal, el destino del madurismo. Las elecciones de finales del 2015 fueron el comienzo del fin.
La importancia del voto
El acto de votar es el más temido por el régimen, puesto que en una marcha siempre caben interpretaciones: no fueron un millón de personas a la concentración sino diez mil, los guarimberos atacaron primero a los Guardias Nacionales que se vieron obligados a responder, no son paramilitares sino colectivos de paz, etc. El ministerio de Propaganda de nuestro Goebbels se encarga de aplicar la neolengua para tergiversar los hechos. Sin embargo, los números no admiten interpretación. Es por eso que el régimen ha hecho lo imposible para impedir elecciones. Se inventan el fraude del 30 de julio, pero nadie compra esa Constituyente cuyas bases comiciales serían la obra maestra del perverso hermanito si la resistencia hubiera caído en la trampa de bailar ese vals endemoniado.
Sin embargo, llegar a esta cumbre del voto hubiera sido imposible sin los 107 días de resistencia. Las manifestaciones populares han conmovido al mundo y a los venezolanos que se mantenían paralelos al conflicto. Ha despertado un sentimiento de orgullo por la patria sin precedentes recientes. La Consulta Popular del 16 de julio es un homenaje a los casi cien héroes que han dejado su vida en esta lucha.
Apoyo internacional
Al momento de escribir estas líneas, llegaban a Venezuela los expresidentes Andrés Pastrana (Colombia), Jorge «Tuto» Quiroga (Bolivia), Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Laura Chinchilla (Costa Rica) y Vicente Fox (México). El régimen, desbordado ante la Consulta Popular, no tuvo más remedio que dejarlos entrar al país, aunque con malcriadeces como no pagarles los viáticos que corresponden en estos casos. El trabajo internacional realizado por la MUD ha sido una laboriosa tarea que ha dado sus frutos en los últimos tres años. Los esfuerzos de la hermanita perversa para frenar ese empuje cayeron en saco roto. El tema Venezuela se encuentra en los primeros puntos de las agendas de poder más importantes del planeta. La presencia de los ex mandatarios en la Consulta Popular a pesar de haber sido convocados con menos de dos semanas de antelación es un pequeño ejemplo de ello.
La votación de hoy será reconocida por el mundo, salvo por los pocos menesterosos de costumbre. La previsible victoria abrumadora del «Sí» permitirá rechazar la Asamblea Nacional Constituyente, que la resistencia forme gobierno amparada en las potestades que le da la Constitución a la Asamblea Nacional y obligará a la Fuerza Armada a hacer cumplir la Carta Magna, so pena de convertirse en simples guardaespaldas de unos secuestradores.
La Hora Cero es para Fuerte Tiuna
¿Qué harán los militares? ¿Sabrá Padrino interpretar a los cuarteles como lo hizo el 6 de diciembre del 2015? Estas interrogantes las sabremos en las próximas horas, pero ciertamente dejará contra la pared a una institución que ya no contará con excusas para ponerse de espaldas al pueblo. No se trata de dar un golpe de Estado sino de colocarse del lado de la Constitución, restituyendo el hilo democrático. Con los previsibles resultados del 16 de julio, la Fuerza Armada recibirá no solo el mandato sino el respaldo formal para cumplir esto.
Los militares no deben temer a los civiles ni los civiles a los militares. Esa falacia de que solo con el actual régimen la institución armada será respetada es una falacia que Maduro se ha afanado en difundir. El Padre Ugalde, de quien no se puede decir que sea militarista, ha tomado como labor hablar de una transición que pase, necesariamente, por un Larrazabal II. Es decir, como en 1958, un militar que facilite el tránsito a unas elecciones en un término prudente de unos pocos meses. No quiere decir que ese militar tome el poder -el mundo occidental actual no lo permitiría-, pero sí participará en ese tránsito a la democracia.