Venezuela's President Nicolas Maduro, left, speaks with Congressman Hector Rodriguez during a meeting with students outside of Miraflores Presidential Palace to mark national Student Day in Caracas, Venezuela, Monday, Nov. 21, 2016. Two nephews of Cilia Flores, wife of Venezuelan President Nicolas Maduro, Francisco Flores and his cousin, Efrain Campo were accused of conspiring to ship over 1,700 pounds of cocaine into the U.S. They were arrested in Haiti last year and flown to the U.S. for trial. (AP Photo/Fernando Llano)

El gran chantaje de Rodríguez y Maduro para boicotear negociaciones

El gran chantaje: mientras Rodríguez amenaza conque que no habrá elecciones si no se levantan las sanciones contra los delincuentes de cuello rojo rojito, Maduro intenta boicotear las negociaciones invitando a dialogar en Miraflores.

Como se ha reiterado desde este “Balcón del Ciudadano”, no se está en contra de las negociaciones; pero tampoco se está dispuesto a aceptar el chantaje del gobierno de poner sobre la mesa condiciones inaceptables para los factores democráticos como el reconocimiento de la Asamblea Nacional Inconstituyente.

Hasta ahora es poca la información sobre los resultados, tanto por las declaraciones del canciller de México que habla de un buen ambiente, como las del presidente Medina de que hay avances. No hay nada concreto; sin embargo, es aceptable y reconocido que mientras avanzan las negociaciones no se puede sacar todo para fuera. Eso sí, cualquier arreglo debe tener el aval del país mediante una consulta nacional; de lo contrario será tan írrito y nulo como la Asamblea Nacional Constituyente.

Es un chantaje inaceptable del gobierno cuando ofrece la celebración de elecciones presidenciales a cambio del levantamiento de las sanciones a los responsables de violaciones a los derechos humanos, delitos de lesa humanidad y corrupción. Todos ellos con nombres y apellidos, por lo cual no son sanciones contra el Estado, a menos que el gobierno sea solidario con estos delincuentes. Si es así no se entiende la purga en PDVSA. Otro gran chantaje es la negativa a abrir un canal humanitario, lo cual igualmente linda con los crímenes de lesa humanidad.

La teoría de la negociaciones clasifica los estilos según su tipo (colaborativa o competitiva), mientras el estilo de dirección se ajusta a unas formas típicas de comportamiento de la jefatura de la delegación. El encuentro en República Dominicana permite hacer un análisis de la conducta de la delegación oficialista. Entre los diferentes arquetipos, la jefatura de la delegación oficialista se asemeja al Negociador Crítico Competitivo, el cual negocia con prejuicios y menosprecia a la otra parte. Una de sus características fundamentales es el ser muy autoritario. Lo que dice es la mejor solución. Como psiquiatra intenta manipular la autoestima de la contraparte; mientras que la segunda al mando representa al típico Negociador Peleón Competitivo: es agresiva y desafiante; utiliza tácticas que tratan de manipular el proceso. Es hostil y agresiva. Busca ganar a toda costa. Mientras que el tercero a bordo por su trayectoria camaleónica-diplomática se muestra como un Negociador Complaciente Competitivo: rechaza entrar a tratar temas a fondo; no distorsiona la realidad de los problemas. Los acuerdos que plantea suelen ser superficiales proponiendo soluciones a corto plazo. No es partidario de soluciones innovadoras por temor a lo que pueda suceder al no conocerse el resultado posible con certeza. Normalmente da largas cuando se le plantea tratar temas complicados y difíciles.

Como demócratas, hay que dar la oportunidad para el propósito de enmienda. Pero también hay que encararle al gobierno su responsabilidad ante una crisis, cuya única solución es una salida negociada o electoral.