Los resultados de las varias elecciones que se realizarán en Latinoamérica podrían revertir la resaca de la marea rosada que tiñó el continente en los primeros tres lustros de este siglo. La incertidumbre de las elecciones en los países más grandes, Brasil y México, y la actual venezolana, nuestra lo difícil del año que tendremos por delante.
Por ALFREDO MICHELENA
Una marea rosada llegó a Latinoamérica con el nuevo siglo. El primero fue Chávez pero después
varios gobiernos que se consideraban de izquierda accedieron al poder en la región. Lula da Silva en Brasil, los Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Ortega en Nicaragua. Luego, esa marea roja se fue retirando, pero 2018 pudiera mostrar una recurrencia rosada.
Las primeras campanadas
Al borde del fin de este año tenemos un par de hechos que favorecen al castrochavismo internacional. El primero es la decisión del Tribunal Constitucional de Bolivia de permitir la reelección para Evo Morales, aun cuando un referéndum popular lo había negado. La argumentación ha sido, al igual que en Nicaragua y otros países, que negar el derecho a ser elegido del presidente es violar sus derechos humanos (DD.HH.). Lo sarcástico que esto lo argumentan gobiernos que son violadores de los DD.HH.
Así como en el caso de Honduras y el nuestro propio, los Tribunales Supremos se aprestan para violentar constituciones y decisiones populares para abrir puerta franca a la franquicia del socialismo del siglo XXI (SSXXI): la reelección indefinida, que permite consolidar desde el poder a estas dictaduras modernas.
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La segunda muestra es ahora en Honduras donde se evidencia que el castrochavismo/ SSXXI está “vivito y coleando”. El presidente Hernández gana las elecciones pero por una décima y media de punto, en unas elecciones tan diputadas que a pesar de estos resultados, el Tribunal Electoral no ha declarado ganador en espera de los reclamos e impugnaciones. En este momento se está en el recuento de votos. En todo caso Zelaya y su partido Libre, son sin duda actores políticos de primera línea e incluso se pudieran convertir en gobierno si dan ganador a Salvador Nashrraya candidato de Libre.
La primera vuelta de las elecciones chilenas que ganó el expresidente Sebastián Piñera, mostró la aparición de un grupo de izquierda, que algunos han comparado con el movimiento de “los indignados” de Europa, y el consecuente desmoronamiento de la alianza en el poder, la antigua “Concertación”, lo que no despejó dudas sobre el resultado del balotaje que se efectuará el 17 de diciembre. Por ahora Piñera lidera modestamente las encuestas y su triunfo sería un revés para SSXXI.
El incierto 2018
En el año 2018 se realizarán varias elecciones claves. La primera en Costa Rica, el 2 de febrero. Trece candidatos se lanzan a la palestra electoral por el cargo de presidente. El partido de gobierno según las encuestas no repetiría, pues los candidatos del tradicional partido Liberación Nacional y el del conservador Partido Integración Nacional serían los posibles ganadores aunque de no alcanzar ninguno el 40% de los votos, irían a segunda vuelta. En términos del SSXXI ninguno de ellos se alinea con esta corriente.
Las de marzo en El Salvador son regionales y municipales, en ellas va abanderando el partido de derecha ARENA, aunque los niveles de indecisos son muy altos.
Una semana después, el 11, se realizarán las elecciones legislativas en Colombia y luego en mayo las presidenciales. Algunas encuestas ya apuntan a que Centro Democrático puntearía las legislativas pero no podrá controlar el Congreso. En cuanto a las presidenciales que se realizarán el 27 de mayo (primera vuelta), ellas cuentan hasta el momento una decena de candidatos que se irán depurando en la medida que se realicen coaliciones. Se entiende que los acuerdos de paz marcarán en cierta forma los dos polos que regirán estas elecciones, de un lado los que apoyan los acuerdos como los candidatos Humberto De la Calle (Liberal) , Sergio Fajardo, Claudia López, Jorge Enrique Robledo, Gustavo Petro y por supuesto la FARC. Unos que juegan al centro como el exministro y exvicepresidente Germán Vargas Lleras. Y los que lo rechazan pero como el Centro Democrático (CD) a los que se une la Coalición Despierta, de Andrés Pastrana, Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez y otros. Un triunfo de “uribismo-Pastrana” sería un profundo golpe a los acuerdos de La Habana y al SSXXI.
En abril de 2018 se realizarán elecciones generales en Paraguay. Los dos partidos tradicionales encabezan las preferencias electorales. El gobernante Partido Colorado no ha escogido candidato. El Partido Liberal se ha unido a la izquierda en una alianza que parecía posibilitar la vuelta del expresidente castrochavista Fernando Lugo al poder, pero la posibilidad de reelección que promovían junto al actual presidente fue rechazada por la Cámara de Diputados. En la actualidad se especula que Santiago Peña, exministro de Hacienda del gobierno actual, sería el candidato de los colorados y el congresista Efraín Alegre por los liberales en alianza con la izquierda.
México y Brasil
Pero donde el castrochavismo internacional pudiera avanzar más claramente sería en las elecciones de Brasil y México. En especial pues sus representantes, es decir Lula da Silva y Manuel López Labrador están punteando en las encuestas.
En julio los mexicanos elegirán presidente, 128 senadores y 500 diputados. La candidatura del izquierdista Manuel López Obrador está adelante con cerca de un tercio de las preferencias que lo podría llevar a al presidencia pues en ese país no hay segunda vuelta. En cuanto al tradicional Partido de la Revolución Institucional (PRI) aún está en el proceso de elección de su candidato, que se efectuará en febrero, pero ya la candidatura del independiente y exsecretario de Hacienda y Crédito Público de México, José Antonio Meade toma cuerpo.
En octubre se realizarán elecciones generales en el país carioca. Lula da Silva puntea las encuestas, aunque sus procesos judiciales lo mantendrían fuera de la competencia, pero de superarlos podría volver a Planalto, a la presidencia de Brasil. En todo caso los candidatos son muchos y su número aumentará si se aprueba que puedan postularse independientemente de los partidos. La mencionada encuesta coloca como segundo al ultraderechista Jair Bolsonaro del Partido Progresista considerado el Trump brasilero por su tono fascista, sexista, homófobo y racista.
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Es muy difícil definir como será el mapa político de Latinoamérica pues en las elecciones de 2018 no se marca una clara tendencia. La marea rosada no se ha diluido, las posibilidades de su retorno están abiertas. El posible triunfo de López Obrador e incluso de Lula en Brasil sería un gran espaldarazo para el régimen venezolano que también debe ir a elecciones en 2018, las cuales con los problemas en la oposición y el perfeccionamiento de mecanismos como el Carnet de la Patria, las podría ganar.
La recuperación del castrochavismo en la región sería un golpe frontal para la democracia venezolana. Un resultado que no favorezca al SSXXI en los países latinoamericanos más poblados y el triunfo de gobiernos antichavistas en el continente como Colombia y en Chile, cerraría aún más el circulo de presión sobre el pranato en el poder. Caso contrario, tendremos chavismo para rato.