Nuevos delitos del «hombre nuevo»

Además de las muertes por desnutrición, la escasez y el alto costo de los alimentos han generado inéditas modalidades delictivas: jóvenes en situación de pobreza son reclutados por bandas criminales a través del ofrecimiento de comida, revela el más reciente estudio del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).

Por RICHARD SANZ

 Una mujer quema las manos de su niña de dos años por tomarse el tetero de su hermana. Otra madre golpeó con una cucharilla caliente los labios de su hijo de cinco años por comerse dos yogures que había guardado en la nevera.

Ambos casos, que parecen formar parte de la versión más sórdida de alguna crónica sobre el Apocalipsis, ocurrieron durante el año 2017 en los estados Zulia y Carabobo, respectivamente, y muestran el nivel de maltrato infantil que puede verse «en tiempos de revolución» en Venezuela, motivados por tres elementos comunes: el empobrecimiento, la inflación y la escasez de los alimentos.

Lea también: Ni para los estrenos

Así lo revela el más reciente informe del Observatorio Venezolano de Violencia, que además de afirmar que el país se ubica como el segundo más violento del planeta -con una tasa de 89 muertes violentas por cada 100 mil habitantes para un total de 26.616 muertes en todo el territorio nacional durante el 2017-, se registró un incremento de la violencia doméstica producto del hambre que se padece en los hogares.

La pobreza, caldo de cultivo de la violencia

El director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), el sociólogo Roberto Briceño León, afirmó en la presentación que hizo sobre el informe correspondiente al año 2017, que la crisis económica ha derivado en situaciones «muy extremas y dolorosas», como la presencia en todos los centros urbanos del país «de niños, jóvenes y familias enteras buscando algo qué comer en la basura». Asimismo, sostuvo que se incrementó el hurto de comida en los lugares de abastecimiento, al igual que el asalto de bolsas con alimentos que llevan los ancianos. «También son frecuentes los robos a vehículos que transportan alimentos en las vías públicas», advirtió.

Una de las causas de este deslave social tiene que ver con el agravamiento «del desabastecimiento, se ha incrementado el costo de todos los productos de la canasta alimentaria y se ha deteriorado el ingreso familiar, generando una progresiva pauperización de enormes sectores sociales», asevera el informe del OVV.

De hecho, la última Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), elaborada por las universidades Central de Venezuela (UCV), Católica Andrés Bello (UCAB) y Simón Bolívar (USB), determinó que 82% de los hogares están en situación de pobreza «y que más de la mitad de las familias (52%) se encuentran en pobreza extrema; es decir, que no logran cubrir sus necesidades alimentarias básicas».

Lea también: Los apagones de la corrupción

Esa dificultad para adquirir comida ha provocado que las familias racionen los pocos productos que disponen, y si alguien de la casa come más de lo establecido, surgen episodios de conflicto y violencia doméstica que culminan en regaños y maltratos directos a los niños, dijo Briceño León.

Delitos provocados por la escasez

¿Cuántos de los más de 250 mil niños y adolescentes que abandonaron las aulas en el período escolar 2017-2018 están hurgando en la basura para hallar algo para comer? Esa pregunta, que hasta ahora no tiene respuesta, presenta otra arista igual de preocupante que el OVV descubrió en sus investigaciones: «Bandas delictivas brindan apoyo material a quienes identifican como pobres o vulnerables, regalándoles comida, prestándoles dinero, lo que les  permite la captación de muchachos»

En ese sentido, Briceño León detalla que las antiguas técnicas de reclutamiento de jóvenes que implementaban las organizaciones criminales, que consistían en la utilización de señuelos con objetos de lujo o moda, han sido reemplazadas por el ofrecimiento de alimentos básicos.

«Los muchachos en situación de pobreza tienden a ver a estos delincuentes que los captan para sus bandas como ‘buenas personas’ a quienes les ‘gusta ayudar’ y hasta dar consejos cuando surgen problemas o necesidades», acota el experto.

Una vez que los jóvenes son reclutados por las bandas, tienen dos destinos seguros: la cárcel o la muerte, de hecho, la investigación del OVV indica que las edades del 61% de los víctimarios vinculados a muertes violentas oscilan entre los 12 y 29 años, mientras que el 60% de los que son asesinados también tienen menos de 30 años de edad, es decir, la gran mayoría de estos nacieron o se formaron durante estos 19 años de chavismo, ideología que tiene entre sus fundamentos la creación del «hombre nuevo».

Hallazgos de la investigación del OVV

En la extensa investigación realizada por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) junto a las universidades UCV (Caracas), LUZ (Zulia), UCLA (Lara), ULA (Mérida), UCAT (Táchira), UDO (Sucre) y UCAB (Guayana), destacan los siguientes hallazgos:

-Cada semana fallecieron 106 personas por acciones de funcionarios policiales o militares.

-Cada semana del año hubo al menos un promedio de 2,4 personas muertas por linchamiento.

-En cada semana del año se cometieron al menos 6,4 sicariatos.

-Al menos un policía fue asesinado cada día del año.

-8 de cada 10 tiene miedo de ser víctima del delito en los autobuses.

-Se incrementaron las muertes violentas al día siguiente de la fecha de pago quincenal, observándose un mayor número de víctimas los días 1º y 16 de cada mes.

Twitter: @rsanz777