JSX18. New York (United States), 27/09/2015.- President of Venezuela Nicolas Maduro (L), United Nations Secretary-General Ban Ki-moon (C) and President of Guyana David Arthur Granger shake hands before their tri-level meeting on the sidelines of the United Nations Sustainable Development Summit and on the eve of the General Debate of the UN General Assembly in New York, New York, USA, 27 September 2015. (Estados Unidos) EFE/EPA/JASON SZENES

Adiós al Esequibo

De nada sirvió el Acuerdo de Ginebra ni el Protocolo de Puerto España o haber entregado al Secretario General el asunto para buscar una salida práctica y satisfactoria para las partes. Ahora nos esperan en La Haya, en la Corte Penal Internacional para decidir la controversia sobre el Esequibo y no estamos preparados para este evento.

Por ALFREDO MICHELENA

El envío por el Secretario General (SG) de la Organización de Nacio-nes Unidas (ONU), Antonio Guterres,  del diferendo con Guyana sobre el Esequibo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) no son buenas noticias para Venezuela.

La desgracia chavista

Desde estas páginas hemos seguido las torpezas del régimen chavista en la recuperación de un territorio, que desde el siglo XIX fuera usurpado por los ingleses, mientras nosotros nos matábamos en la guerra caudillesca, como me contaba el Canciller Consalvi. Ahora como antes, las divisiones internas, los apetitos personales, y el caos a que nos ha llevado el castrochavismo, presagian que esta será la estocada final para nuestras justas reclamaciones. Chávez y luego Maduro son responsables de esta otra desgracia. Chávez que siendo militar – y se supone que ellos son los garantes de la soberanía territorial del país – se dejó embaucar por los cubanos, con aquello que repitió en varias ocasiones, que el reclamo del territorio había sido una pretensión imperialista de Venezuela con fines de atacar al gobierno socialista de Guyana.

Un reclamo que según los guyaneses se ha debido olvidar por las afinidades socialistas y que Chávez, enfatuado con Fidel Castro, concretó al cancelar la política de no reconocer los desarrollos en nuestro Esequibo. Maduro, su Canciller y ahora presidente, no cambió en nada. No reclamó los procesos de delimitación territorial que se dieron en las cortes internacionales y que afectaron nuestro territorio. Y solo salió a medio palear la situación cuando, por el escándalo que armamos desde la opinión pública, reclamó tímidamente la pretensión de extensión de la plataforma continental de Guyana, ignorando nuestro reclamo.

Cambio de juego

La gota final la pone la incapacidad de una cancillería desmantelada; unas fuerzas armada titubeantes ante la presencia de Guyana en el Esequibo y en especial en la proyección de las bocas del Orinoco, donde empresas trasnacionales descubren grandes yacimientos petrolero; y un nuevo SG de la ONU, que en vez de presionar por «soluciones satisfactorias para el arreglo practico de la controversia» como dice el Acuerdo de Ginebra, se sacude el asunto mandándolo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Claro, Guterres dio un año y nombró al Dag Halvor Nylander como algo más que un Buen Oficiante. El noruego había  representado a su país en las negociaciones gobierno colombiano-FARC. Allí seguramente hizo amistad con Chaderton «facilitador» del régimen en el esquema del Buen Oficiante, que todos sabían que había  fracasado, menos ellos. Tanto que al conocerse el ultimátum del SG, Venezuela declaró que esto era una «victoria de la Diplomacia Bolivariana de Paz», y demandó a Guyana «el cumplimiento de buena fe en los buenos oficios». Pamplinas.

El nuevo Buen Oficiante repotenciado tampoco pudo avanzar. En su descargo, la posición de Guyana ha sido llevar a la Corte el asunto, pues no quiere buscar una negociación en que pudiera perder algo de las inmensas riquezas que esconde esa tierra, ni dejar pasar  el momento actual de flaqueza de Venezuela.

Guyana ve en ese bolsón petrolero, el pozo Liza (2015) con más de 1.500 millones de barriles, descubierto por la Exxon-Mobil en una de las concesiones reclamadas por Venezuela (bloque Stabroek), su salida del subdesarrollo. Exxon por su parte ve un gran negocio frente a una Venezuela que se le cerró y está en caos. Por esto Guyana presiona para cambiar los términos de la reclamación, de una solución satisfactoria para ambas partes (AG) a una que decida un tribunal, saca al SG de la ecuación y se prepara con el apoyo de los ingleses a dar la pelea tribunalicia.

La posición guyanesa

Guyana a minutos de la declaración del SG, emite otra en la que» da la bienvenida a la decisión …de referir la controversia entre Guyana y Venezuela a la Corte Internacional de Justicia». Y agrega «Guyana siempre ha mantenido la posición de que la CIJ es el foro apropiado para la resolución pacífica y definitiva de esta controversia, y se complace de que esta visión haya prevalecido en el proceso desarrollado por los secretarios generales de la ONU Ban Ki-Moon y António Guterres».  Y expresa su principal argumento «Guyana ha permanecido firme ante el intento de Venezuela de reabrir un conflicto limítrofe arreglado y reconocido por más de medio siglo anterior a su independencia».  Incluso ha llegado a decir que si se abre, Guyana podría reclamar las bocas del Orinoco.

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«Venezuela, apelando siempre a la improvisación, se aferró absurdamente a unos buenos oficios cuando pudo buscar otro mecanismo estipulado en el Artículo 33 de la Carta de la ONU, como la mediación», argumenta el embajador Emilio Figueredo, quien estuvo encargado de estos asuntos por más de 12 años. Y deja claro que  «A Venezuela no le conviene bajo ningún respeto ir a la CIJ…». El asunto es que en cierta forma aceptar ir a la CIJ es dejar de lado el Acuerdo de Ginebra y la salida negociada, al cual no hace referencia el comunicado guyanés. Ir a la Corte, nos dice Figueredo, es aceptar el argumento de Guyana «que el problema no es la interpretación del Acuerdo de Ginebra, …, sino es simplemente probar si el Laudo es nulo o no». Y para eso la Corte es la instancia propicia. Esta argumentación la encontramos en varios documentos guyaneses y políticamente en las declaraciones de la Comunidad del Caribe (CARICOM), y claro en el mencionado comunicado.

Nuestras opciones

Existe un consenso entre los entendidos de que la opción de la CIJ es la peor opción para Venezuela, entre otras cosas por la falta de preparación de la Cancillería o en general de los equipos que atienden el tema. «Venezuela no está preparada para ir a un juicio de este tipo, podríamos perder de forma definitiva el territorio», ha afirmado Kenneth Ramírez, como presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales.

Como ya señalamos en anteriores publicaciones existen tres posibilidades frente al ya consumado hecho  de que el tema va a la CIJ. En este sentido el embajador Víctor Rodríguez nos dice que ellas son: no comparecer ante la Corte, pues al no ser parte del «protocolo facultativo de jurisdicción obligatoria» no estamos obligados  a comparecer. Otra sería acudir para justamente rechazar la competencia de esta instancia;  caso que sucedió en el contencioso Albania contra Reino Unido  en 1947 donde la corte se recusó por no tener el reconocimiento de ambas partes. Y la tercera es acudir a juicio. «Venezuela podría participar… si considera que se agotaron los medios políticos y que es a través del arreglo judicial o de cualquier otro medio jurisdiccional que se pueda resolver definitivamente la controversia sobre el territorio esequibo y que hay titularidad jurídica suficiente para lograr una decisión favorable en la Corte» nos dice Rodríguez.  Pero, ¿estamos preparados?

Para el internacionalista Rajiv Morillo, no estamos listos: «debimos estar pensando en esto desde 2013… Guyana desde 1982 ya está preparada, tienen documentación y alegatos necesarios. Nosotros tenemos los documentos que demuestran los vicios del Laudo de 1899, pero no están preparados ni sistematizados, no hemos hecho lobby internacional, ni hemos contratado abogados internacionales para defendernos».

En resumen, como van las cosas, el chavismo será el enterrador de una justa reclamación de nuestra Venezuela.