Por Roberto Mansilla Blanco, Corresponsal en España.
Las recientes derrotas del gobernante partido CDU en las elecciones de los länder (regiones) en Alemania han persuadido a la enérgica canciller alemana a no optar por la reelección en 2021. En el poder desde 2005, con Merkel se cierra una decisiva etapa también en Europa, en momentos de gran incertidumbre sobre el futuro del proyecto europeísta.
Alemania y Europa se preparan para el final de la “era Merkel”. A sus 64 años, la canciller alemana anunció este lunes 29 que no se presentará a la reelección en la Cancillería alemana para los comicios generales de 2021 y que, por lo tanto, renunciará también a su escaño de diputada en el Parlamento alemán. También anunció su renuncia a la presidencia de su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), en el congreso a celebrarse en diciembre próximo. Desde 2000, Merkel dirigía con firmeza al CDU.
Con esta decisión, Merkel da por adelantado al final de una era que comenzó cuando llegó al poder en la Cancillería alemana en 2005. Pero antes deberá recomponer ciertas piezas no sólo en Alemania sino, principalmente, en una Unión Europea que muestra síntomas de desorientación y de crisis de liderazgos, algo muy diferente al estilo que Merkel mantuvo desde Berlín, durante más de una década, y que le permitió ser conocida como la “Canciller de Hierro”.
El varapalo electoral del gobernante CDU en las recientes elecciones en los länder o regiones de Baviera y Hesse han persuadido a Merkel a frenar la marcha y anunciar su adiós por adelantado. Restan ahora tres años para solucionar una sucesión donde diversos aspirantes pujan por defender su legado.
Merkel tomó la decisión en una coyuntura exterior clave. Tras reunirse en Estambul el pasado 27 de octubre con los presidentes ruso Vladimir Putin, el francés Emmanuel Macron, el anfitrión turco Recep Tayyip Erdogan y el delegado de la ONU para Siria, Steffan De Mistura, con motivo de la cumbre sobre el futuro de Siria, Merkel se anticipó a una nueva derrota de su partido, un día después, en la región de Hesse. Ello la persuadió a dar el paso decisivo de retirarse, probablemente convencida de que su tiempo político había terminado.
Tras anunciar su adiós en 2021, Merkel también descartó ocupar cualquier puesto de alta responsabilidad en la Unión Europea. Muchos especulaban con la posibilidad de que, una vez dejara la Cancillería en Berlín, Merkel se posicionara para presentarse como posible presidenta de la Comisión Europea en Bruselas, el máximo órgano político de la UE.
La sucesión
El adiós de Merkel abre ahora la veda de la sucesión, que se perfilará en el congreso del CDU en diciembre próximo a celebrarse en Hamburgo. El ex presidente del grupo parlamentario del CDU, Friedrich Merz, ya se ha ofrecido como posible sucesor. Pero las cábalas internas especulan con el nombre de Annegret Kramp-Karrenbauer, actual secretaria general del CDU, a quien muchos observan como la sucesora de Merkel. Se dice que la propia Merkel la entroniza como su eventual sucesora.
Tras la dura derrota en Hesse, Merkel lanzó una declaración en clave de sentencia, que parece definir el porqué de su adelantado adiós. Tras conocer la magnitud de la derrota, Merkel dijo que “la imagen del gobierno es inaceptable”.
Con ello, evidenció su filosofía de que, para seguir adelante en la Cancillería, su partido debe mantener la hegemonía en los comicios regionales y una imagen de fortaleza y unidad inalterable. Un gobierno débil, atado a compromisos políticos que pueden resultar efímeros y condicionantes, no parece ser un escenario que Merkel desee para su partido de cara a los comicios generales de 2021.
Merkel pone fin a una era en la que sobrevivió a varios líderes mundiales. Cuando llegó al poder en la Cancillería berlinesa en 2005, George W. Bush gobernaba en la Casa Blanca, Jacques Chirac en el Palacio del Elíseo francés, Tony Blair en el 10 de Downing Street en Londres y Zapatero en La Moncloa española. En estos trece años, Merkel ha visto pasar a Barack Obama, Donald Trump, Nicolás Sarkozy, François Hollande, Macron y Mariano Rajoy, entre otros. De aquí al 2021, la lista puede ampliarse.
Curiosamente, cuando Merkel llegó a poder, Putin llevaba ya seis años de mandato en el Kremlin y Erdogan también estaba al frente de Turquía desde 2003. Putin y Erdogan han sido dos líderes con los que Merkel ha tenido vertiginosos altibajos y con los que ahora negocia el futuro de Siria.
En 2018, ambos, Putin y Erdogan, fueron respectivamente ratificados en sus puestos presidenciales. Por lo tanto, en 2021, cuando Merkel se vaya, y salvo imprevistos inesperados, Putin y Erdogan seguirán en el poder.
El legado
Nadie puede dudar que Merkel ha dejado una huella poderosa tanto en Berlín como en Bruselas. Ha comandado con firmeza el timón de la principal economía europea, Alemania, superando obstáculos difíciles como la crisis económica y de los refugiados, el Brexit o el ascenso actual de los populismos euroescépticos y antieuropeístas.
También ha debido lidiar con los problemas de la deuda europea, los vaivenes del Euro, las crisis griega y portuguesa de 2011 que llevó a draconiano plan de austeridad económica, la difícil relación con Rusia en escenarios conflictivos (Ucrania, expansión de la OTAN, contratos energéticos) y problemas recientes como la crisis de presupuesto del gobierno de Salvini en Italia, que incumple los parámetros europeos y amenaza con mayor inestabilidad en los próximos meses.
Merkel quiere dejar todo bien atado en el seno del CDU con el Congreso de diciembre próximo que defina la sucesión. Del mismo modo, su coalición de gobierno en Berlín con la socialdemócrata SPD pende de un hilo tras los recientes fracasos electorales del CDU.
La política interna en la UE es un quebradero de cabeza para Merkel, particularmente de cara a los comicios al Parlamento europeo de mayo de 2019. Aquí se verifica una prueba política en clave electoral que puede definir el futuro del proyecto europeísta. Y Merkel, la principal figura política europea de las últimas dos décadas, seguirá con lupa la conformación del próximo Parlamento europeo que legislará hasta 2024.
De permanecer en la Cancillería hasta 2021, Merkel habrá igualado al ex canciller Helmut Kohl con dieciséis años al frente del gobierno alemán. Kohl estuvo entre 1982 y 1998. La diferencia es que Merkel ha sido la primera mujer que ocupa tantos años en el poder en la Cancillería alemana. En ello también habrá hecho historia.