Por ANDRES OPPENHEIMER
John Kerry, secretary of State under President Obama, shaking hands with Cuban leader Raul Castro, ultimately said he was disappointed by the results of normalizing relations with Cuba.
John Kerry, secretary of State under President Obama, shaking hands with Cuban leader Raul Castro, ultimately said he was disappointed by the results of normalizing relations with Cuba. Chip Somodevilla Archivo/Getty Images
Ochenta congresistas demócratas le han enviado una carta al presidente Joe Biden pidiéndole ser “más constructivo” hacia Cuba “volviendo rápidamente a la política de interacción y normalización de relaciones de la administración Obama-Biden”.
Francamente, eso sería lo más estúpido que podría hacer Biden.
Primero, sería un suicidio político para el Partido Demócrata de Biden en el estado de la Florida, y aumentaría las posibilidades de que los demócratas pierdan su apretada mayoría en la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas de 2022.
Aunque muchos de nosotros apoyamos en su momento la apertura de Obama hacia Cuba, incluso algunos de los principales ex funcionarios del gobierno de Obama que la impulsaron, como el ex secretario de Estado John Kerry, han admitido desde entonces que la respuesta de Cuba a la normalización fue decepcionante.
Los demócratas perderían elecciones en Florida por muchos años si Biden les hiciera caso a los firmantes de la carta. Recuerden que las dos congresistas demócratas de Miami, Donna Shalala y Debbie Mucarsel Powell, perdieron sus escaños en las elecciones de noviembre.
Perdieron principalmente porque sus rivales republicanos construyeron sus campañas repitiendo constantemente la ridícula afirmación de Trump de que Biden era un “socialista”. Eso les costó a los demócratas no solo los dos escaños en la Cámara Baja, sino probablemente también los 29 votos del colegio electoral de la Florida en 2020.
Cuando le pregunté a la ex congresista Debbie Mucarsel Powell sobre la carta de sus ex colegas demócratas, me señaló que casi todos ellos no son de la Florida. “Muchos miembros del Congreso en Washington D.C. no comprenden el sufrimiento de la comunidad cubanoamericana”, me dijo Mucarsel Powell.
Mucarsel Powell apoya la restauración de los viajes y las remesas a la isla, y especialmente las medidas para permitir la reunificación familiar anuladas por Trump. Pero me dijo que “no podemos volver a las políticas de la era de Obama, que no exigieron lo suficiente al régimen cubano para proteger los derechos del pueblo cubano”.
Afortunadamente, 142 demócratas en el Congreso no firmaron la carta.
Y el senador Bob Menéndez, el poderoso presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y uno de los demócratas más influyentes en el Congreso, no está de acuerdo con el llamado a restablecer sin condiciones las relaciones con Cuba.
“No podemos pretender que la represión del régimen cubano y los arrestos arbitrarios no continuaron a niveles inaceptables después de los cambios hechos por la administración Obama”, me dijo Menéndez en un correo electrónico. Menéndez agregó que Estados Unidos debería “presionar al régimen cubano para que tome medidas concretas para restaurar y respetar los derechos de sus propios ciudadanos”.
De hecho, desde la normalización relaciones de Obama, la dictadura cubana endureció su represión política, congeló las reformas económicas, llevó a cabo o toleró “ataques sónicos” contra diplomáticos estadounidenses y mantuvo sus agentes de inteligencia y represión política en Venezuela.
Tan recientemente como el 10 de febrero, el régimen cubano anunció nuevas reglas que prohíben a las actividades privadas en 124 ocupaciones, incluyendo las de banqueros, abogados, ingenieros, arquitectos, agricultores, periodistas, vendedores de automóviles y personal de zoológicos.
Si Biden decide relajar las reglas de viajes y remesas, debe hacerlo con fuertes condiciones.
Por ejemplo, estaría bien permitir que más estadounidenses viajen a la isla, pero bajo reglas que prohíban a los turistas alojarse en hoteles manejados por los militares cubanos. Eso obligaría a los turistas estadounidenses a vivir en casas de huéspedes privadas, lo que ayudaría a crear un sector privado más fuerte en la isla.
Y estaría bien que Biden levantara las restricciones de Trump a las remesas familiares a Cuba, pero Estados Unidos debería exigir que los fondos se transfieran directamente al pueblo cubano a través de bancos internacionales, en lugar mediante empresas dirigidas por los militares cubanos.
En suma, Biden debería exigir que Cuba permita mayores libertades económicas y políticas. Y si Cuba se niega a hacerlo, como es probable que pase, Biden debería pasarle por encima a la casta gobernante de Cuba y aprobar unilateralmente leyes que ayuden al sector privado en la isla.
Creo que eso es, precisamente, lo que hará Biden. Los 80 miembros del Congreso que firmaron esa carta viven lejos de la Florida, y más lejos de Cuba. No tienen idea.