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Petro rompe promesa electoral: Amenaza con convocar una Asamblea Constituyente

Petro rompe promesa electoral: Amenaza con convocar una Asamblea Constituyente

El presidente de Colombia lanza un desafío al Congreso: aprobar las reformas propuestas o enfrentar la convocatoria a una asamblea nacional constituyente.


En un contexto de creciente tensión política en Colombia, el presidente Gustavo Petro lanzó un audaz desafío al Congreso del país: aprobar las reformas sociales que ha propuesto o enfrentarse a la posibilidad de convocar una asamblea nacional constituyente. Este ultimátum fue presentado durante un apasionado discurso en Puerto Resistencia, en el corazón de Cali, marcando un punto de inflexión en el diálogo entre el gobierno y las instituciones estatales.

«Diálogo sí, concertación sí, pero con el pueblo en las calles,» afirmó Petro, subrayando su preferencia por un enfoque más directo y participativo en el proceso de cambio. El mandatario expresó su frustración ante la supuesta inmovilidad institucional y la resistencia a las reformas que, según él, el pueblo colombiano ha demandado claramente a través de las urnas.

El presidente colombiano no se anduvo con rodeos al advertir que, si las actuales estructuras del Estado se interponen en el camino de sus transformaciones sociales, entonces se debería considerar una reconfiguración institucional a través de una asamblea nacional constituyente. Esta proposición no solo subraya la gravedad de la crisis política en Colombia, sino que también destaca la determinación de Petro por cumplir con su agenda de reformas, aun cuando esto implique revisar los cimientos mismos del Estado colombiano.

«Si esta posibilidad de un gobierno electo popularmente en medio de este Estado y bajo la Constitución de Colombia no puede aplicar la Constitución porque lo rodean para no aplicarla y le impiden, entonces Colombia tiene que ir a una asamblea nacional constituyente», sentenció Petro, dejando claro que ve este mecanismo como una última instancia, pero viable, para implementar las reformas prometidas a sus electores, aunque esto rompa una promesa hecha por el presidente antes de asumir: no cambiar la Constitución.