Este espacio, que estaba apartadito para reseñar el concierto de la Filarmónica Nacional y la pianista venezolana Clara Rodríguez, el jueves 20, en la Sala Ríos Reina, fue cancelado intempestivamente -probablemente atendiendo al llamado de Paro Nacional-, por el Teatro Teresa Carreño ¨hasta nuevo aviso¨, lo vamos a dedicar a un espectáculo único, suerte de bocatto di cardinale capaz de aguarle la boca a cualquier melómano. Se trata de la Antología de la Zarzuela, que así se llamó la gala en la Arena di Verona, el mayor teatro de ópera al aire libre en el mundo, nada más y nada menos que con el gran Plácido Domingo, interpretando una cuidada selección de zarzuelas a la cual más exquisita. Pónganse, pues, lector, cómodo; apártense cinco minutos de las malas noticias in situ, e imagínense sentado en las gradas de piedra caliza blanca y rosada del grandioso anfiteatro romano, en la acogedora penumbra del inmenso coso, usted, uno de los 32 mil espectadores, sostiene en sus manos una antorcha en aquella oscurana lírica magistralmente iluminada por el impresionante juego de luces (ligting) que en ese preciso instante recae sobre el escenario iluminando a los bailaores de la Compañía de Antonio Gades que zapatean La boda de Luis Alonso. Soñar no cuesta nada. Usted está en el anfiteatro romano de Verona, construido en el siglo I d.C, aunque restaurado y posteriormente convertido en casa de ópera, en 1913, nada menos que en la bellísima ciudad de los amantes más famosos de la historia de la literatura universal, tal son Romeo y Julieta. Mande muy largo a Maduro y su banda, y sueñe. Sueñe con Venezuela libre.
Así, pues, la Fondazione Arena di Verona se declaró orgullosísima por considerar único el repertorio de esa noche de antología ofrecida por el maestro Plácido Domingo y el cuerpo de danza y flamenco español al que se sumaron la soprano puertorriqueña Ana María Martínez -la que dobló la voz de Mónica Bellucci en La tercera estación de Mozart. Todos estos divos estuvieron bajo la batuta del maestro Jordi Bernácer y la dirección artística de Stefano Trespidi. Faccio morire a tutti!
Romanzas, duetos y tercetos de renombradas zarzuelas, el género que combina música, prosa y danza de temas y escenarios españoles. ¡Olé! Al igual que la opereta italiana, la ópera cómica francesa, el singspiel alemán y los musicales ingleses, en la zarzuela se alternan partes habladas y cantadas, tanto en una composición seria como cómica.
Esa noche -mi imaginación me la concede de muerte lenta-, Plácido Domingo (lo adoro, aunque menos que a Pavarotti), quien, como es sabido, tiene una voz versátil (tenor, en sus años mozos, barítono en la senectud) cantó a dúo con la soprano Ana María Martínez temas como Quiero desterrar (La Soto del parral); No cantes más (La Africana); No puede ser (La taberna del puerto); Mi aldea (Los Gavilanes); En mi tierra extremeña, (Luisa Fernanda); Luche la fe por el triunfo (Luisa Fernanda); Me yamaba Rafaliyo (El gato Montés); En los intermedios, Goyescas, con la orquesta Arena de Verona, entreacto de Carmen, y flamenco, con el cuerpo de baile de Antonio Gades, Danza ritual del fuego: El amor brujo, etcétera. ¡Qué banquete!
En la Arena de Verona estuvimos cuatro años atrás, cuando Giuseppe Verdi y el Arena di Verona coincidieron inolvidable 2013 resonó en el bel canto el Bicentenario del nacimiento del más notable e influyente compositor de ópera italiana, junto con el Centenario de la Arena como casa de ópera de Verona. Fueron dos noches alucinantes: Aída y Nabucco. Va, pensiero, sull´ali dorate…
Saqueando el pasado Esta foto me encanta: Rómulo Betancourt, presidente de la República de Venezuela, con su característico estilo sobrio, lino blanco, corbata oscura y sombrero de Panamá, y su inseparable cachimbo (entonces nadie le hacía el fo a los fumadores) dejándose caer, de improviso, por el Mercado Municipal de Quinta Crespo. A Rómulo le gustaba constatar el abastecimiento en los mercados, pero, sobre todo, lo hacía para no perder el contacto con ese pueblo sencillo que lo adoraba. Nótese el peso de la personalidad, de la consistencia moral de ese gran hombre, padre indiscutible de la Democracia venezolana. Desconozco el nombre del autor del click, ni la fecha, pero suponemos que tomada principiando los años 60. Rómulo fue presidente interino entre 1945-48, y presidente Constitucional 1959-1964.